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sábado, mayo 16, 2015

Michel Houellebecq



Sumisión


Sus novelas Las partículas elementales, El mapa y su territorio o Plataforma constituyen hitos en la nueva narrativa francesa. Es «la primera star literaria desde Sartre» según Le Nouvel Observateur. La primera vez que fijé mi atención en este francés diminuto y feo fue cuando me dijeron que odiaba a su madre. Eso es lo peor que se puede decir de alguien. No llega a los 60 años (Saint-Pierre, isla de La Reunión, 1958 según él, su madre dice 1956). Aparenta estar muerto.

Durante mucho tiempo dijo que su madre falleció, hasta que una octogenaria apareció en el año 2008 y le amenazó con "romperle los dientes". Según Lucie Ceccaldi, su madre, es una suerte de bohemia, comunista, hippie degenerada que "prefería a sus amantes antes que a sus hijos". Como siempre, algo de su madre hay en su nuevo libro. Ella se convirtió al Islam "por llamar la atención, durante un tiempo". 




Con sorpresa leo que Houellebecq es ingeniero agrónomo. Se casó y en 1981 tuvo un hijo. Se separó pronto, sufriendo una depresión y a varios ingresos en centros psiquiátricos. Todos sus ulteriores matrimonios han fracasado. Su degeneración física en tan corto periodo de tiempo es absoluta




"Mis padres se desinteresaron de mí cuando era niño. Hasta mi muerte, seré un niño pequeño abandonado, aullando de miedo y de frío, hambriento de caricias".


Su estudiado desaliño y apatía, según me dijeron colaboradores de su aventura como documentalista en 'El secuestro de Michel Houellebecq', no deja de ser una petición de auxilio, una forma de mostrar que no quiere presión, que se tiene por nada talentoso. Para empastar aún mas el personaje, su casa de París se encuentra en el Barrio Chino, y visita asiduamente una de nuestras provincias mas deprimidas, Almeria.

Todo ese malditismo entra en conflicto con aquello que lo ha puesto en mi foco de interés. Ha escrito Sumisión. Es un acto de suicidio por escrito que lo asimila a uno de los mas grandes iconos del valor en el periodismo (algo que hoy resulta extinto fuera de los territorios en guerra declarada) Oriana Falaci. Soumission fue, en tan solo tres días, el libro en idioma extranjero más vendido en España. El texto plasma a Francia al borde de la guerra civil. Un profesor de universidad cuarentón, François, que observa el auge del islamismo político moderado en Francia.  

Houellebecq es atractivo para la Francia cultural aun cuando dice odiar el «humanismo» y el «afeminamiento» de la cultura europea. El Islam opinaría lo mismo que él. De ahí lo alambicado y turbio de su discurso, como siempre provocador. Detesta la Francia oficial y meliflua pero afirma (y tiene mi apoyo) “que mi novela no es islamófoba... y también que uno tiene el derecho de escribir una novela islamófoba si quiere”. 

En su historia corre el año 2022. La República Francesa sufre un radical cambio. El partido conservador no es nada. El Frente Nacional de Marine Le Pen es la fuerza más votada. Un nuevo partido, la imaginaria Hermandad Musulmana, liderada por el joven Mohammed Ben Abbes, logra el segundo lugar pero logra formar gobierno tras aliarse con los socialistas. La conversión de Francia en Estado islámico se inicia. De una forma dúctil, ambigua y ladina retrata a Ben Abbes como un político moderado y tolerante que dice proteger a las tres «religiones del libro». Houellebecq muestra que el socialismo prefiere los juegos multiculturales y aliviar el complejo de una Europa «racista» a su modernidad laicista. 

La Hermandad Musulmana es generosa con la Iglesia Católica (no tanto con los judíos que se van yendo del país). Pero al tiempo fomenta el patriarcado, envía a la mujer a cuidar a los hijos, regula la poligamia y exige que todos los docentes se conviertan al islam (los profesores de la Sorbona o se convierten o se jubilan) y las estudiantes comienzan a usar el velo. La Sharia avanza de forma ligera. La convulsión afecta a toda Europa: gobiernos de coalición en Holanda, Inglaterra y Alemania,  los países del norte de África se unen a la Unión Europea.  

El uso juguetón que hace Houellebecq en su discurso  narrativo de dos pensadores reales como Huysmans (esteta que se convierte al catolicismo) y Guenon (gran ocultista que abrazará el misticismo islámico) genera equívocos. Traslada la revolución cotidiana de una nación pero Europa, a través de medios muy distintos a los que hubiera imaginado, se muda en aquello que Houellebecq, en múltiples provocaciones, ha relatado como deseable en muchos aspectos. Resurge una sociedad que con certeza será mejor, que recuperará el orden perdido. Desaparece esa nostálgica debilidad de la putrefacta Europa y encuentra la coherencia interior del Islam. Y es que al autor le interesa la vida eterna del catolicismo, pero no tanto  el perdón o la caridad.


 En Occidente la palabra masculina ha desaparecido. Lo que los varones piensan, nadie más lo sabe. Una hipótesis horrible, pero verosímil, es que no han cambiado; sólo han aceptado cerrar la boca. El varón occidental ya no habla; la mujer sí. La vida mental masculina ahora es algo desconocido, y por eso es verosímil pensar que el varón estaría dispuesto, si se presentara el caso, a una vuelta inmediata al patriarcado


Michel Houellebecq tiene escolta oficial y más tras la muerte de sus amigos de Charlie Hebdo. Parece cómodo con la situación. Se equipara su obra con El suicidio francés, de Éric Zemmour, o El gran reemplazo, de Renaud Camus por su conexión ideológica: la era judeocristiano se apaga mientras los musulmanes nos asedian silenciosamente. El pequeño Michelle plantea el futuro del europeo vacío de ideologías, débil, amanerado y a la moda, que observa cómo la religión vigorosa que daba sentido a su civilización antes de la tormenta política es domesticada y encuentra reemplazo en una nueva odisea medieval que, aunque le es ajena, le dará certezas. La natalidad francesa está en manos de unos visitantes, en un país con cada vez mas pobres, que no creen a nadie, liderados por un socialista débil y promiscuo. Francia ya es parte del sur. Y no se ha suicidado, como el brillante Michelle. Ha sido asesinada.



Cool it, 2007

Bjorn Lomborg volvió hablar en forma de libro en 2007. Conocemos lo que opina sobre el cambio climático y el Protocolo de Kioto por sus artículos, conferencias y entrevistas de los dos últimos años, pero merece la pena pararse a pensar un rato junto a este economista y ex ecologista, aunque para ello haya que adelantarse al mercado español y buscar en internet algún modo de adquirir su nuevo libro, aún no traducido. 
En Cool It  veremos a otro Lomborg, menos beligerante que en  El ecologista escéptico. Lomborg es una de las cien personalidades más influyentes del mundo según la revista Time, director del Copenhagen Consensus Center.Tiene mucho más que perder que hace un lustro. Abandona las mas furiosas menciones al"negacionismo". El lector no encontrará, por ejemplo, a Martin Durkin proclamando que el calentamiento global es un "gran timo".
Lomborg ha ganado influencia y credibilidad en el ámbito del mainstream. Hay calentamiento global. Cree incluso que el ser humano es, en parte, responsable de él, pero se moja hasta las orejas en denunciar el uso partidista, sesgado, acientífico. Al Gore , el ex vicepresidente de EEUU es muy citado y se desmontan, una por una, las falsedades de la "verdad incómoda" de aquél. Le acusa de ser uno de los mayores responsables de la "hitlerización de los escépticos". 
Preguntado por Oprah Winfrey acerca de los errores de su documental, responde que "todos los estudios que cuestionan el cambio climático están financiados por las empresas más contaminantes del planeta". La pobreza del debate es, según Lomborg, "responsabilidad única de los defensores de la postura oficial del IPCC", los únicos que parecen interesados en "desviar la atención sobre los auténticos problemas que afectan a la Humanidad, instalándonos en una suerte de histeria del CO2".
La lectura de Cool It requiere post-its de colores y lápiz por la cantidad de argumentos de estas 253 páginas. Los datos del Informe Stern se usaron para generar una histeria global y Gordon Brown se deshizo de él tras recibir el castigo del danés. Como es normal, aquí siempre vamos con retraso, el comité de sabios que elaborará el programa electoral del PSOE lo ha recuperado.

Los fetiches del ecoalarmismo (la recesión de los glaciares, la subida del nivel del mar, el aumento real de la temperatura, el incremento de los huracanes, el aumento del CO2, la sequía, las inundaciones ) son puestos en perspectiva: por un lado, se los compara con la realidad del planeta en otras eras geológicas; por otro, se proyectan sus efectos reales sobre el futuro; finalmente, se comprueba la ridícula efectividad real que tendría Kioto en su control.
Bjorn Lomborg, que nadie se llame a engaño, es un buenista. El escéptico con corazón.BJORN LOMBORG: COOL IT. AN ESKEPTICAL ENVIRONMENTALIST'S GUIDE TO GLOBAL WARMING. Knopf (Nueva York), 2007, 272 páginas.
JORGE ALCALDE, director de QUO y VIVE LA CIENCIA (LDTV) y autor de LAS MENTIRAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO.

jueves, mayo 14, 2015

Lecturas de hace más de 10 años

Queridos todos:

Al efecto de evitar gastos indebidos o duplicaciones, hago repaso de los libros que en este mismo instante veo en la mesilla y así que nadie me los regale en estas fechas. Pillaré seguro (aunque lo tengo en pdf) LA GRAN MASCARADA (Taurus Pensamiento) del gran Jean François Revel. La puta carretera de Monte Panarras me ha destruido los neumáticos. Me tendré que gastar 400 euros minimos en ruedas. Caucho en lugar de papel...


Collapse - Jared Diamond 
El hombre al que Kipling dijo sí (Ed. El Gallo de Marzo. Madrid, 2005), José Antonio Martín Otín

El ecologista escéptico. Bjorn Lomborg
 Lectura super rapida, EL LIBRO DE LA LECTURA RAPIDA de BUZAN, TONY
TECNICAS DE LECTURA RAPIDA (2ª ED.) de FINK, D. 

LA GRAN REVANCHA de DURAN, ISABEL y DAVILA, CARLOS

domingo, mayo 03, 2015

Tema del traidor y del héroe. Boyero, Borges y Philby



Hace unos días, con motivo de la reseña del libro Un espía entre amigos que escribió Carlos Boyero, salió a colación en su título "¿Tema del traidor o del héroe?" la creación de Jorge Luis Borges, mi adorado antepasado.

El número 112 de la revista Sur, de 1944,  dio a conocer el cuento del que nace la expresión, el ya célebre argumento. Con su deambular típico, lleno de juego hermético y falsario, el mítico ciego recuerda que ha sido imaginado 



«bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida)» y que faltan «pormenores, rectificaciones, ajustes; hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún».

El cuento narra la historia del imaginario héroe revolucionario irlandés Fergus Kilpatrick. Ryan, uno de sus descendientes, descubre que su pariente fue condenado como traidor, pero que, para que la causa de la rebelión no quedara mancillada, muere interpretando como héroe La tragedia de Julio César de William Shakespeare, "a manos de un asesino desconocido, en circunstancias deliberadamente dramáticas, que se grabarán en la imaginación popular y que apresurarán la rebelión".

Según el crítico, "Antes de la revolución" es una suerte de adaptación al cine dirigida por Bernardo Bertolucci. Según otros expertos, en 1970, Bernardo Bertolucci llevó al cine la adaptación del cuento de Borges en La estrategia de la arañaBoyero tiene estas cosas...


Trasladó la historia de Irlanda a Tara, un enigmático pueblo de Italia, adonde llega Athos Magnani, hijo de un héroe de la resistencia antifascista asesinado en 1936, cuyo nombre es recordado en la estatua que se levanta en la plaza del lugar.

Carlos sigue narrando su opinión y glosa asilvestrada de Un espía entre amigos y pude percibirse el enamoramiento del crítico con la figura perversa, inteligente, elegante, del gran espía bebedor Kim PhilBy.  Británico hasta el tuétano y como típico homosexual de la aristocracia intelectual, topo de la KGB. Ben Macintyre, como Boyero, querrían ser hijos de Eton, espectadores de regatas en Oxford, lacónicos perdedores de criquet, catadores de esos Scotch.

martes, abril 28, 2015

Juan Goytisolo y Cervantes





No voy a ser tan duro como Mario Noya, Juan Manuel de Prada o Jon Juaristi, que han dicho cosas tremendas en torno al anciano exiliado que ha aceptado un premio (125.000 euros) que entrega el Rey de España. 


"Estoy dispuesto a firmarlo ante notario: no pienso aceptar el premio Cervantes nunca. No soy ningún bien nacional ni estoy dispuesto a admitir ningún premio nacional. Quien piense que escribí esa crítica para que me lo dieran a mí, es que no me conoce ni conoce mi obra."

Siempre ha querido poco a España, a su Rey, a sus instituciones, incluso a sus patronos. Y "es que aquí, en España, no existen los grandes editores al estilo de Gallimard en Francia." Por eso entiendo que no haya hecho caso a un documento notarial.

Muchos, ya cansados tras decadas de recepcionar su auctoritas, creen que su discurso es el punto final a tanta arrogancia tras su indumentaria discreta, su modestia impostada. Afirmó que, como Pessoa dejó escrito, “llevo en mí la conciencia de la derrota como un pendón de victoria”, y repitió los conceptos de ninguneo, modestia, etc. Panikar nunca lo hizo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Don Juan se considera cervantino y menciona todas sus miserias, el sufrimiento del escritor menesteroso, pero no dijo que  Don Miguel luchó por un rey, cuando él ni lo miró a la cara al recoger el premio. El alcalde de Alcalá, un señor pacífico, se indignó con él. No agradeció el mimoso regalo de un Quijote de la ciudad. Pero todo ese resentimiento, ese dolor, esa condición huraña puede nacer de su provecta edad insatisfecha, que como dijo Don Miguel en el prólogo del Quijote y él cito en el discurso (léase aquí), “duermo en el silencio del olvido”: ese “poetón ya viejo”(más versado en desdichas que enversos) que aguarda en silencio el referendo del falible legislador que es el vulgo".

La llamada a la política, la queja de su olvido por parte de los popes culturales, es un lugar común en muchos autores españoles. Adorando tanto al llano populacho, las letras parecen interesarles menos que los números, los presupuestos. No concuerda eso mucho con  asumir  "la locura de su personaje como una forma superior de cordura".  

Los grandes españoles siempre han detestado España en miles de casos. Mofarse de la marca España es previsible. Incluso lo de “Digamos bien alto que podemos”. Pero su mención a la ruina de niños españoles hambrientos, o a "los inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad" suena ha tomadura de pelo. Teniendo en cuenta donde vive. Sometido a otro Rey.












domingo, abril 26, 2015

El perro negro o el tabú del desorden mental



Hoy ha escrito Rodrigo Cortés un articulo en la Tercera de Abc que dice mucho de la percepción de la vida que hoy se tiene y de cómo ésta afecta a la vida que tenemos.Aunque su artículo se centra en la visión de la muerte, sería extensible a todo lo desagradable de la vida: la enfermedad, lo sucio, lo pobre, lo feo, lo molesto. Todo lo que desvíe al ciudadano un centímetro de la felicidad personal se ha convertido en tabú.

Con motivo de la tragedia  del avión de Germanwings una de las enfermedades mas vergonzantes para el paciente salta del anonimato a los titulares. No se trata de una vergüenza capriñosa. La publicidad del diagnóstico puede tener serias consecuencias. Se ha puesto la lupa sobre esta enfermedad y sus efectos. Descubrir que puede ser algo imposible de controlar en un 100 por 100 ha hecho saltar todas las alarmas en este mundo que requiere la perfección en todos los supuestos de daño. Y, cómo siempre, se ha criminalizado al enfermo.Se exige la perfección en el organigrama, el Mundo Feliz de Huxley. Todo lo que se aparte de ese paradigma es humillante y se niega.



El asesinato de un profesor realizado por un niño de unos 13 años es analizado con una frialdad que solo busca responsabilidades. Culpan a los padres de no informar del transtorno del niño. Se cree que todo puede ser objeto de escrutinio, que nada puee dejarse en manos del azar, que la vida derive en un aeropuerto en la que todos nos desnudemos y documentemos enfermedades, lazos familiares, deudas, credo, filias, odios, aficiones, duelos.

Existen estudios de la misma ONU que ponen gran énfasis en el coste económico de los tratamientos. A las hechiceras de Salem las quemaron vivas. La historia, de forma más técnica, se reedita. Con la evolución de las ciencias genéticas, la próxima etapa en la guerra eugenésica que tiene lugar será la del enfermo mental. Como antes ocurría con los Sindrome de Down. Los filtros que depuran la diseñada evolución del hombre intimidan.


"In her Foreword to the WHO booklet “Impact of economic crises on mental health” (2011) the WHO regional director for Europe, Zsuzsanna Jakab, notes that the present economic crisis has led to significant declines in economic activity, a rise in unemployment, depressed housing markets and increased number of people living in poverty. Severe cuts in public spending have resulted from this and many countries are facing an era of austerity in health and welfare services. Under these circumstances low-income people and especially people living near the poverty line are under great psychosocial stress (WHO 2009).

Through its influence on parents, a financial crisis affects the mental health of children (Solantaus et al 2004, Anagnostopoulos & Soumaki 2012) and this may result in deficits in cognitive, emotional and physical development of the children (Marmot 2009). People’s health can be influenced by socioeconomic degradation due to loss of jobs and limitations in income (Wilkinson & Marmot 2003) and social inequality in health can become more pronounced (Kondo et al 2008). Unemployment, impoverishment and family disrup tions are likely to produce or precipitate a variety of mental health problems. Depression, suicide and alcoholism are among them (Dooley et al 1994, Clark & Oswald 1994, Dorling 2009, Lewis & Sloggett 1998, Agerbo 2005). Unemployment is very strongly associated with suicide (Stuckler et al 2009, Economou et al 2008). Every 1% increase in unemployment is associated with a 0.79% rise in suicides at ages younger than 65 years (Stuckler et al 2009). Men are particularly vulnerable to death due to suicide (Berk et al 2006)."

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que para el año 2020, la depresión será la segunda causa de incapacidad del mundo, lo que pone a este trastorno anímico y mental en un lugar bastante preocupante, más si se considera que las consecuencias de sufrirla se hacen papables no solo en la vida personal y profesional, sino que también, en algunos casos, puede terminar en tragedias mayores si se le permite prosperar. La criminalización del paciente acentúa el ocultamiento del transtorno. Se ha conocido la depresión con antithetical symptoms (“smiling depression”) (Christodoulou, 2000), en la que el paciente sonríe y elude la notoriedad del dolor. Su suicidio suele sorprender a todos (David Foster Wallace o Robin Williams se podrían consideran entre estos casos).



Los estudios norteamericanos del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH en sus siglas en inglés) y la National Alliance for the Mentally Ill (NAMI) [Alianza Nacional para los Enfermos Mentales], ante la dimensión abrumadora de la estigmatización, se esforzaron en demostrar que 
  • enfermedad mental no equivale a retraso mental,
  • no hay diferencias en cuanto a productividad cuando se compara a la gente con enfermedades mentales con otros empleados,
  •  la depresión no surge como consecuencia de la debilidad de carácter,
  •  la depresión no surge porque algunas personas no pueden tolerar el estrés de tener un empleo,
  • los enfermos no  tienden a ser trabajadores de segunda fila en el trabajo.
  • los depresivos abordan las situaciones de catástrofe y tragedia con mas fortaleza, al vivir sumidos en el infierno a diario.
La OMS hizo hincapié en ciertas estadísticas. Es dificil escrutar si se trata de una advertencia o un mandato oscuro.

Below are 11 statistics that show depression has a greater impact than you might think. 

  • 350,000,000:  number of people globally who are affected by some form of depression.
  • 11%: percentage of adolescents who have a depressive disorder by the age of 18.
  • 70%: percentage by which women are more likely than men to experience depression in their lifetime. 
  • 16,000,000: estimated number of U.S. adults who had at least one major depressive episode 2012. This made up approximately 6.9 percent of all adults in the country.
  • 14%:  percentage of women from a 2013 postpartum depression study who had the disorder four to six weeks after giving birth.
  • 30%:  number of college students who reported feeling depressed, which disrupted their ability to function in school.
  • $80,000,000,000: estimated annual cost of depression in the U.S. due to lost productivity and health care.
  • 8,000,000:  number of ambulatory care visits from a 2010 CDC report where a major depressive disorder was the primary diagnosis.
  • 50%: percentage of Americans with major depression who don't seek treatment for the mental illness.
  • 10%: estimated number of American adults age 65 and older who have a diagnosable depressive disorder.
  • 10-20: number of weeks psychotherapy treatments for depression usually lasts (though it varies depending on the condition).
  • 4-6: number of weeks in order for antidepressants to take full effect.

Detrás de la mayoría de los suicidios (véase https://suicideinfo.ca/) hay siempre una depresión mayor o bipolar no diagnosticada o mal tratada. Las estadísticas de la OMS establecen que cada año esta condición es la causante número uno de al menos un millón de suicidios en el planeta. La OMS, de forma extraña y muy en la linea de su agenda de Nuevo Orden Mundial, insiste en que  la depresión es una de las principales causas de discapacidad laboral, particularmente entre las mujeres.

Aun así este trastorno tiende a ser un desorden menos valorado que las patologías que muestran evidentes síntomas físicos. De forma secular, sobre la enfermedad mental en general pesa el estigma social, se entiende
entonces que su nivel de diagnóstico y tratamiento sea bajo.

La depresión se presenta como unipolar o y bipolar. Los síntomas clásicos de la depresión unipolar pueden resumirse en un estado de ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y reducción de la energía, que produce una disminución de la actividad. De forma inconsciente, los afectados dan con atajos como el alcohol, las drogas o la comida. El mejor antidepresivo de efecto inmediato que existe es el hidrato de carbono. Alivia el instante pero la cuesta siempre llega tarde o temprano. Gran cantidad de las personas obesas encubren un trastorno depresivo y/o ansioso.

 El trastorno bipolar, por otro lado, consiste en episodios maníacos (eufóricos) y depresivos (tristeza severa, profunda), separados por intervalos con un estado de ánimo  normal. Los episodios maníacos cursan con estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir. Cuando ambas condiciones (unipolar, bipolar) se presentan por más de dos semanas, hay que
consultar de inmediato con el médico. Ambas tienen tratamiento, con resultados favorables.

La severidad de las condiciones profesionales han generado nuevas enfermedades, especialidades propias de la ciudad, como el sindrome Burnt-Out. Descrito en 1974 por el psiquiatra alemán Herbert Freudenberger en Nueva York, este síndrome aplica a aquellas personas que viven física y emocionalmente cansadas, estresadas y desmotivadas en el trabajo; rinden poco, pese a invertir muchas horas en el desarrollo de las tareas que se asignan, y hasta sienten cierta fobia por los compañeros.Con base en esa primera descripción, en 1976 la psicóloga Cristina Maslach definió el 'burn out' como un “síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas”. Y aunque dichas definiciones se enfocaron, en un comienzo, en el personal de salud (psicólogos, trabajadores sociales, médicos, enfermeros), hoy se hace extensivo a otros trabajadores que son víctimas del desgaste y el estrés laboral.

Entre los principales factores de riesgo de este síndrome están las jornadas largas de trabajo, la sobrecarga, los altos niveles de exigencia, la tensión generada durante el desarrollo de una o varias tareas y la insatisfacción que se siente en el entorno laboral. Los impactos que sobre la salud de una persona tiene vivir sometida a esta condición no son poca cosa. Según la gravedad del caso, a la ansiedad, los síntomas depresivos, los trastornos del sueño y la  irritabilidad constantes, se suman los problemas respiratorios, endocrinos y cardiovasculares; los trastornos digestivos y sexuales y los dolores de cabeza, cuello y espalda, entre otros.

Existieron épocas anteriores de  la humanidad con peores condiciones laborales pero no existen registros sanitarios. Pero nunca se han dado en la historia de la humanidad periodos en los que coincidan severas situaciones de trabajo y tan elevadas obligaciones fiscales, hipotecarias, sanciones administrativas, atascos, contaminación, etc. Se concibe la existencia como un confinamiento a rutinas eternas y debitos inextingibles durante más de tres décadas. Una suerte de esclavitud decorada. Como gran burla, la esperanza de vida es cada vez mayor. El martirologio se vuelve insalvable como una tormenta perfecta. La tortura se asemeja a una decapitación de años, por fricción, y el suicidio es casi un respuesta lógica, en una situación en la que los medicamentos mantienen la vida, pero no se desea vivirla.



En mentalhealthscreening.org se recogen datos sobrecogedores.


  • One-third of individuals with a chronic illness experience symptoms of depression.
  • One in five 18 to 25 year olds experienced a mental illness in the past year.
  •  An Estimated 1 in 10 U.S. Adults Report Depression (CDC).
  •  Depression is more common than AIDS, cancer, and diabetes combined.
  • Depression is a prevalent and increasingly recognized risk factor for both the development of and the outcome from coronary artery disease (CAD). (National Institute of Health).
  • People with depression are 4 times as likely to develop a heart attack than those without the illness.
  •  Many conditions may coexist with depression. Depression may increase the risk for another illness, and dealing with an illness may lead to depression. In fact, according to the NIMH, depression affects:
  • More than 40 percent of those with post-traumatic stress disorder.
  • 25 percent of those who have cancer.
  • 27 percent of those with substance abuse problems.
  • 50 percent of those with Parkinson's disease.
  • 50 to 75 percent of those who have an eating disorder.
  • 33 percent of those who've had a heart attack.
La vida de un enfermo mental es muy dura. Siente vergüenza de su drama. Un ataque de ansiedad equivale a una temporada en el infierno. La vida del piloto alemán se vió sometida a tal presión que saltó de tramo. Un depresivo suele dañarse a si mismo. El caso característico de depresivo violento con otro es el del cuidador quemado que mata a su marido/esposa terminal y se suicida. La capacidad para sentir el dolor de contrición de un depresivo es superior, y de ahí su capacidad creativa en muchos casos. El excesivo sufrimiento pude convertir su enfermedad en otra con ramificaciones psicóticas, en algo peligroso.


LIVING WITH A BLACK DOG: pag 8 or Living with a Black Dog: His Name is Depression,
please visit: www.matthewjohnstone.com.au.








viernes, diciembre 19, 2014

Suicidas como David Foster Wallace

Apenas si me interesó la obra de DFWallace. Escribía frases larguísimas y nunca he comprendido el mérito del postmodernismo, como tampoco pude acceder a esa majestad de Updike o Pynchon.

De Wallace me llamaba su bandana, su interés por el tenis, por el porno, por las drogas. Su enfermedad mental. Su valentía para vivir una existencia errática, nómada, arriesgada. 

He leido su biografía. Hay gente que lleva escrita en la cara la clase de muerte que le espera. Este hombre gritaba auxilio en cada imagen que dejaba en entrevistas, en cada linea, hasta cuando escribía de Federer.


DAVID FOSTER WALLACE BIO

miércoles, mayo 18, 2011

Poe. Releer biografia.




Reventar entre drogas y alcohol conlleva, en ocasiones, unas extraordinarias dosis de valor.
“We loved with a love that was more than love.”
“I became insane, with long intervals of horrible sanity.”
“Science has not yet taught us if madness is or is not the sublimity of the intelligence.”
“Beauty of whatever kind, in its supreme development, invariably excites the sensitive soul to tears.”

martes, septiembre 28, 2010

Meister Eckhart

“Y digo además que todo sufrimiento proviene del amor por aquello de lo que nos ha privado el perjuicio. Si lo que me hace sufrir es un perjuicio por cosas exteriores, eso es un signo inequívoco de que de verdad me gustan las cosas exteriores y de que de verdad me gustan el sufrimiento y el desconsuelo. ¿Y qué tiene entonces de extraño que sufra si me gustan el sufrimiento y el desconsuelo?…En realidad, a a Dios y al mundo entero les resulta imposible hacer que el hombre encuentre el consuelo verdadero cuando busca consuelo en las criaturas"

martes, junio 01, 2010

Permanecer en la provincia, en Martin H

En 1933 se ofreció a Heidegger por segunda vez una cátedra en la Universidad de Berlín, pero decidió quedarse en la pequeña Friburgo. Para justificar tal decisión escribió el texto cuya traducción ofrecemos. Este artículo de Heidegger apareció en 1934 en una obscura hoja periodística de provincia y no se volvió a publicar hasta los años 60.
En una abrupta cuesta de un amplio y alto valle de la Selva Negra, se levanta un pequeño refugio de esquiadores a 1.150 metros de altura sobre el nivel del mar. Su planta mide de seis a siete metros. El bajo techo recubre tres cuartos: la cocina, el dormitorio y un gabinete de estudio. En el estrecho fondo del valle y en la ladera opuesta, igualmente abrupta, yacen dispersos los cortijos de los campesinos, ámpliamente emplazados, con el gran techo que pende sobre ellos. Cuesta arriba se extienden las praderas y las dehesas hasta el bosque con sus viejos, enhiestos y oscuros abetos. Todo lo domina un claro cielo soleado en cuyo resplandeciente espacio dos azores se elevan trazando círculos.
Éste es mi mundo de trabajo visto con los ojos mirones del huésped o del veraneante. Yo mismo nunca miro realmente el paisaje. Siento su transformación contínua, de día y de noche, en el gran ir i venir de las estaciones. La pesadez de la montaña y la dureza de la roca primitiva, el contenido crecer de los abetos, la gala luminosa y sencilla de los prados florecientes, el murmullo del arroyo de la montaña en la vasta noche del otoño, la austera sencillez de los llanos totalmente recubiertos de nieve, todo esto se apiña y se agolpa y vibra allá arriba a través de la existencia diaria. Y, nuevamente, esto no ocurre en los instantes deseados de una sumesión gozosa o de una compenetración artificial, sino, solamente, cuando la propia existencia se encuentra en su trabajo. Sólo el trabajo abre el ámbito de la realidad de la montaña. La marcha del trabajo permanece hundida en el acontecer del paisaje.
Cuando en la profunda noche del invierno una bronca tormenta de nieve brama sacudiéndose en torno del albergue y oscurece y oculta todo, entonces es la hora propicia de la filosofía. Su preguntar debe entonces tornarse sencillo y esencial. La elaboración de cada pensamiento no puede ser sino ardua y severa. El esfuerzo por acuñar las palabras se parece a la resistencia de los enhiestos abetos contra la tormenta.
Y el trabajo filosófico no transcurre cual la apartada ocupación de un extravagante, sino que tiene una íntima relación con el trabajo de los campesinos. Mi trabajo se asemeja al del joven campesino cuando sube la pendiente remolcando el trineo de la montaña y luego, una vez bien cargado con leños de aya, lo dirije a su cortijo en peligroso descenso; al del pastor cuando con su andar lentamente meditabundo arrea su ganado pendiente arriba; al del campesino cuando en su cuarto dispone en forma adecuada las innumerables tablillas para su techo. Allí arraiga su inmediata pertenencia a los campesinos.
El hombre de la ciudad piensa que "se mezcla con el pueblo" tan pronto condesciende a entablar una larga conversación con un campesino. Por las tardes, cuando durante la pausa del trabajo me siento con los campesinos en torno de la estufa o en la mesa junto al rincón donde está la imagen del Señor, casi nunca hablamos. En silencio fumamos nuestras pipas. Entretanto quizá cruza una palabra. Que el trabajo se termina en el bosque, que en la noche anterior se metió una marta en el gallinero, que posiblemente mañana una vaca parirá, que el campesino Oehmi ha tenido un ataque, que el tiempo pronto "se muda". La íntima pertenencia del propio trabajo a la Selva Negra y a sus moradores viene de un centenario arraigo suabo-alemán a la tierra que nada puede reemplazar.
Al hombre de la ciudad una estadía en el campo, como se dice, a lo más, lo "estimula". Pero la totalidad de mi trabajo está sostenida y guiada por el mundo de estas montañas y sus campesinos. Ahora, mi trabajo allá arriba se ve interrumpido a menudo por largo tiempo debido a gestiones, viajes para dictar conferencias, discusiones y la actividad docente aquí abajo. Pero tan pronto retorno arriba se aglomera, ya desde las primeras horas de estadía en el albergue, todo el mundo de las antiguas preguntas y, por cierto, en el mismo cuño con que las dejé.
Sencillamente, soy trasladado al ritmo propio del trabajo y, en el fondo, no domino en ningún caso su ley oculta. Los hombres de la ciudad se maravillan a menudo de este largo y monótono quedarse solo entre los campesinos y las montañas. Sin embargo esto no es ningún mero quedarse solo; pero sí soledad. En verdad en las grandes ciudades el hombre puede quedarse solo como apenas le es posible en ninguna otra parte. Pero allí nunca puede estar a solas. Pues la auténtica soledad tiene la fuerza primigenia que no nos aísla, sino que arroja la existencia humana total en la extensa vecindad de todas las cosas.
Es posible convertirse en una "celebridad" en un santiamén mediante los periódicos y revistas. Éste es siempre, por cierto, el camino más seguro por el que el querer más auténtico sucumbe al malentendido y llega al olvido profunda y rápidamente.
Por el contrario, la memoria campesina tiene su fidelidad sencilla, segura e incesable. Hace poco le llegó la hora de la muerte a una campesina allá arriba. Ella conversaba conmigo a menudo y de buena gana, y me enseñaba viejas historias del pueblo. En su lenguaje enérgico y lleno de imágenes conservaba todavía muchas palabras viejas y diversas sentencias que habían llegado a ser ininteligibles para los actuales jóvenes del pueblo y, así, han desaparecido del lenguaje vivo. Todavía el año pasado, cuando yo vivía solo semanas enteras en el refugio, esta campesina con sus 83 años, subía a menudo la abrupta cuesta que conduce a él. Quería ver, como decía, si yo todavía estaba allí y si no me había robado de improviso "algún duende". La noche que murió la pasó conversando con sus parientes y, hora y media antes de su fin, envió todavía un saludo al "señor profesor". Tal recuerdo vale incomparablemente más que el más hábil "reportaje" de un periódico de circulación mundial sobre mi pretendida filosofía.
El mundo de la ciudad está en peligro de sucumbir a una falsa creencia corruptora. Una impertinencia muy ruidosa y muy activa y muy delicada parece, a menudo, preocuparse por el mudo y la existencia del campesino. Pero con ello se niega precisamente lo que ahora sólo hace falta: mantener la distancia de la existencia campesina; abandonarla -ahora más que nunca- a su propia ley; ¡fuera las manos!, para no arrastrarla en una falsa habladuría de literatos sobre lo popular y el amor a la tierra. El campesino ni quiere ni necesita en ningún caso esta exagerada amabilidad ciudadana. Lo que ciertamente necesita y quiere es el tacto reservado respecto a su propio ser y a su independencia. Pero muchos de los procedentes de la gran ciudad y de los transeúntes -y no en último término los esquiadores- se comportan a menudo en el pueblo o en la casa del campesino como si se "divirtieran" en sus salones de recreo de la gran ciudad. Tal ajetreo destruye en una noche más de lo que puede fomentar jamás un adocenamiento científico de varios decenios sobre lo popular y las costumbres y usos del pueblo.
Dejemos toda intimidación condescendiente y todo falso culto de lo popular; aprendamos a tomar en serio allá arriba aquella existencia sencilla y dura. Sólo entonces nos podrá volver a decir algo.
Hace poco recibí la segunda llamada de la Universidad de Berlín. En una ocasión semejante me retiro de la ciudad a mi refugio. Escucho lo que dicen las montañas, los bosques y los cortijos. En esto vengo a donde mi viejo amigo, un campesino de 73 años. En los periódicos ha leído sobre el llamado a Berlín. ¿Qué irá a decir? Lentamente desliza la segura mirada de sus claros ojos en los míos, mantiene los labios fuertemente apretados, me coloca su mano fielmente circunspecta sobre el hombro y sacude su cabeza en forma apenas perceptible. Esto quiere decir: ¡irrevocablemente no!
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domingo, mayo 02, 2010

Bloom, lecciones de ensayo. ABC




MICHEL DE MONTAIGNE (1533-1592) Hasta el advenimiento de Shakespeare, Montaigne es la gran figura del Renacimiento europeo, comparable en poder cognitivo y en influencia a Freud, en nuestros días. [...]
La crítica literaria del siglo XVI, dado que se inscribe en lo que bien podría llamarse manifiesto humanista, requiere que la lectura se haga desde un cierto espíritu de «desidealización» afectuosa. Los principales escritores del siglo se encargaron, ellos mismos, de la «desidealización», y si dicha actividad puede considerarse crítica (como en efecto se considera), entonces Montaigne se convierte en el gran crítico del Primer Renacimiento [...]. Decir que los Ensayos de Montaigne son una inmensa obra de crítica literaria es un juicio meramente revisionista, pero sólo en un sentido: ahora creemos que Sigmund Freud, que murió en 1939, parecía ser en 1987 el crítico más importante del siglo XX. La defensa que Montaigne hace del yo es también un análisis del yo y Montaigne parece ser ahora el predecesor no sólo de Emerson y Nietzsche, que reconocieron su valía, sino también de Freud, que no lo hizo. [...]
BLAISE PASCAL (1623-1662) Pascal nunca pierde su capacidad de ofender y, al mismo tiempo, de edificar. [...]
Pascal es, en esencia, un polemista, más que un escritor religioso o meditativo. Sus Pensées no son, en definitiva, menos tendenciosos que las Cartas provinciales. Un polemista cristiano de nuestro tiempo debería buscar a su auténtico antagonista en Freud, pero ninguno lo hace: o bien ignoran a Freud, o bien tratan de apropiarse de él. El Freud de Pascal fue Montaigne, al que no se podía ni evitar ni asumir, y que apenas puede ser refutado. [...]
Lo que resulta perturbador es que Pascal no huye de Montaigne ni lo enmienda: simplemente, lo repite, tal vez inconsciente de su sometimiento hacia el escéptico precursor. Y como el tono de Pascal es polémico, y el de Montaigne es de reflexión y especulación, el margen retórico es diferente. Pascal enfatiza la acción moral, mientras Montaigne se centra en el ser moral. [...]
SAMUEL JOHNSON (1709-1784) El doctor Samuel Johnson es, a juicio de muchos (incluido yo mismo), el mayor crítico de la variopinta Historia de la cultura literaria occidental. En la tradición angloamericana, el único rival que le iguala parece ser William Hazlitt, que tiene algo de la energía, el intelecto y el conocimiento de Johnson, pero carece del amplio abanico de cualidades humanas que tiene Johnson y, simplemente, no es tan sabio. Johnson nos muestra que la crítica, como arte literaria, se vincula al antiguo género de los escritos sapienciales [...].
Johnson nos enseña que la autoridad de la crítica como género literario depende de la sabiduría del crítico como ser humano y no de la corrección, o incorrección, de alguna teoría o praxis. [...]
Johnson, el más grande de los críticos, puede enseñarnos a todos nosotros que la esencia de la poesía es la invención. La invención es el impulso que activa el significado, y Johnson demuestra, de forma implícita, que Shakespeare, incluso más que Homero o que la Biblia, es el autor que más abunda en invención original. [...]
JEAN-JACQUES ROUSSEAU (1712-1778) Van den Berg atribuye a Emilio la invención del tropo de la «maduración» psíquica, asignando a Rousseau la autoría de la adolescencia como tal. Este puede ser, en parte, un irónico tributo de Van den Berg, pero a mí me parece acertado. Antes de Rousseau, ¿dónde encontramos representaciones de la adolescencia? [...]
El gran Rousseau [...] era simplemente un monstruo sagrado, especialmente pernicioso para las mujeres. En cuanto al poder literario de la representación de sí mismo, por la originalidad de su sensibilidad y por la fuerza de la influencia que tuvieron sobre todo lo que vino después, las Confesiones escapan a la comparación con cualquiera de sus posibles rivales de la literatura del siglo XVIII, independientemente de lo que cualquiera de nosotros piense de Rousseau como individuo. [...]
RALPH WALDO EMERSON (1803-1882) Emerson es un crítico experimental, y un ensayista, pero no es un filósofo trascendental. Nunca está de más reafirmar esta verdad obvia y, tal vez, es más necesario que nunca ahora que la crítica literaria está influida en exceso por los franceses, herederos de la tradición alemana de la filosofía trascendental o idealista. Emerson es la mente de nuestro clima, la principal fuente del toque americano en poesía, crítica y postfilosofía pragmática. Esta verdad es menos obvia, pero también es necesario reafirmarla, ahora y siempre. Emerson, en modo alguno el mejor escritor americano, tal vez mejor orador que escritor, es el teórico inevitable de toda la literatura americana posterior a él. Desde su tiempo al nuestro, los autores americanos han seguido su estela, o bien la contraestela que se originó en oposición a él. [...]
FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900) Origen y propósito deben mantenerse separados, en aras de la vida. Esta firme exhortación constituye el centro de la obra de Nietzsche. Pero ¿pueden de verdad mantenerse separados durante mucho tiempo, en la psicología de cualquier individuo? El punto fuerte de Nietszche es su conocimiento de la psicología; pero lo que él nos pide es, en definitiva, algo que no nos exigiría ningún psicólogo, pues el retorno cíclico del objetivo, o el propósito, al origen, es algo que no puede dejarse de lado, una lección oscura que ya nos enseñaron poetas y especuladores a lo largo de la Historia. Los comienzos suelen tener algo más que prestigio: albergan la ilusión perpetua de la libertad, aunque invadir esa ilusión tenga como consecuencia la muerte.
La enseñanza más importante que obtengo de Nietzsche, cada vez que lo leo, es que el auténtico significado es doloroso y el dolor mismo es el significado. Entre el dolor y el significado se sitúa el recuerdo, un recuerdo de dolor que se convierte en un significado memorable [...].
SIGMUND FREUD (1856-1939) [...] un sueño, por elaborado que sea, no es más que un sustituto de un texto más real, un sustituto interpretativo en realidad y, por lo tanto, especialmente sospechoso.
En la visión freudiana, un sueño es un texto postergado, un comentario inadecuado a un poema que falta. Su argumento es, seguramente, irrelevante: lo que importa es algún elemento que sobresale, alguna imagen que resulta difícil de asociar al texto. Y en este sentido, Freud es el padre legítimo de Lacan y Derrida, con sus deconstrucciones del impulso, excepto en que él, Freud, les hubiera instado a ahondar en los abismos del sueño y no en sus propios textos. [...]
Los sueños, como el psicoanálisis, parodian y simplifican los poemas, si seguimos a Freud al tratar los sueños en términos de su contenido latente, o «significado». Pero los sueños, en su contenido manifiesto, en su argumento y en su imaginería, comparten los elementos poéticos que tienden a desafiar la simplificación y el reduccionismo.
Freud deseaba y necesitaba esta simplificación, porque su búsqueda era científica y terapéutica. Como terapeuta adivinador de sueños está más allá de toda comparación, antigua o moderna, aún más a pesar de su exceso de confianza interpretativa. [...]
ALDOUS HUXLEY (1894-1963) No se puede decir que Aldous Huxley consiguiera llegar a un lugar eminente en el que se haya mantenido, ni como novelista ni como guía espiritual. Sus mejores novelas fueron Danza de sátiros y Contrapunto, que yo disfruté en mi juventud, pero que ahora considero obras de su tiempo, si bien muy elaboradas. Su obra de ficción más famosa, Un mundo feliz, apenas resiste una relectura: su metáfora básica, en la que Henry Ford sustituye a Jesucristo, parece ahora forzada, incluso ingenua. La gran obra de Huxley son sus Ensayos, que incluyen ejemplos soberbios, como «Wordsworth en los trópicos», «La tragedia y toda la verdad» y «Música en la noche». [...]
Los nuevos tiempos siempre están abocados a convertirse en viejos tiempos, y la espiritualidad huxleiana ahora nos parece anticuada. Aldous Huxley era extraordinario como ensayista, pero no como novelista. Y tampoco era un sabio.
JEAN-PAUL SARTRE (1905-1980) El triunfo de Sartre comenzó en 1938, con su primera novela, La náusea. Pero en la actualidad, ¿qué queda de Sartre? Las modas pasan, y el Existencialismo ya no es más que un recuerdo borroso. Las novelas de Sartre, con la posible excepción de La náusea, ya no se leen. Mejor dramaturgo que narrador, sus obras de teatro aún tienen vida: A puerta cerrada se sigue representando, con cierto éxito.
Como pensador político y como moralista Sartre tuvo en tiempos una enorme repercusión, pero aquella supremacía ha decaído. ¿No fue, después de todo, una buena obra de su época, de gran éxito en los años cincuenta y principios de los sesenta, que dejó de ser relevante con el advenimiento de la Contracultura, entre 1967 y 1970?
[...] No hay mucho en la narrativa de Sartre que pueda resistir una comparación con Dostoievsky, con Conrad o Faulkner. Sartre siempre sabe demasiado bien lo que hace, y sus personajes nunca se alejan de él. En este sentido es como Camus, su amigo y rival, que escribió ensayos morales y los llamó «ficción». [...]
No se puede comparar a Sartre con Molière o Racine; él no era un gran dramaturgo. Tal vez debió dedicarse antes a la biografía literaria y a la autobiografía, pero su deseo de alterar las vidas de sus lectores era demasiado fuerte. La suya será sólo una supervivencia parcial, pero Las palabras bastará, por sí misma, para que le recordemos mientras pasamos a otra era.
ALBERT CAMUS (1913-1960) La auténtica influencia que se ve en El extranjero es, a mi juicio, la del Moby-Dick de Melville: Camus sustituye la blancura de la ballena por la del sol. Y Mersault no es un buscador, no es Ahab; Ahab no le hubiera dejado subir a bordo del Pequod. Pero el cosmos de El extranjero es en esencia el cosmos de Moby-Dick, aunque en muchos de sus aspectos externos el de Meursault se haya formado en el terror. [...]
Cuarenta años después de su publicación, La peste (1947) de Camus ha adquirido una especial intensidad en esta era de la nueva peste, de ambigua denominación, que es el SIDA. La peste es una novela tendenciosa, más parcial incluso que El extranjero. Un autor requiere una enorme exuberancia para sostener esa parcialidad; Dostoievsky la tenía, pero Camus no. O bien es un maestro de la evasión, como Kafka, que puede evadirse de sus propias compulsiones, pero Camus es demasiado fácil de interpretar. La comparación más oscura sería con Beckett, cuya trilogía de Molloy, Malone muere y El innombrable contiene ese aire de amenaza y de angustia, metafísica y psicológica, que deja en nada a La peste. [...]
Camus fue un admirable, aunque confundido, moralista, y el heredero legítimo de una larga tradición de lucidez racional. No escribió un Cándido, ni siquiera un Zadig, no consigo recordar ni siquiera un momento de humor en toda su ficción. El extranjero y La peste, como el resto de sus novelas, son grandes obras de su tiempo, reflejo crucial de la moral y las preocupaciones de Francia y de Occidente en los años 40, antes y después de la Liberación de los nazis, poderosas representaciones de una era que tienen su propio uso y justificación, y ofrecen valores que no son estéticos en sí mismos.


De la crítica a la caña por Juan Malpartida.
Este volumen de Harold Bloom reúne diversos ensayos sobre profetas y ensayistas. Aunque el subtítulo reza como El canon del ensayo, no lo es ni lo pretende. De canónico tiene la obsesión de Bloom, ya muy conocida por sus lectores, de jerarquizar y medir. Consiste en textos de distintas épocas a los que el autor ha querido dar alguna unidad, especialmente cronológica. Él mismo dice en una página introductoria que es difícil vincular a un ensayista con otro, «aunque Sartre y Camus eran amigos, hasta que discutieron». Se le cae a uno el alma a los pies al leer una frase así viniendo de un hombre de su cultura. La amistad o enemistad importa en lo biográfico, pero es evidente que ambos escritores son vinculables, al menos en cuanto a las actitudes intelectuales que mantuvieron ante la Historia.
Poética del fragmento. Además de Huxley y Freud, no hay más ensayistas pertenecientes al siglo XX. Por cierto, a Sartre le dedica tres páginas, y no precisamente a sus ensayos, y algunas más a Camus, pero para considerar algo de su narrativa. ¿Cómo justifica esto? Tampoco parece muy acertado que en el capítulo sobre Freud discuta con el libro de Charles Rycroft The Innocence of Dreams.
El mundo de los ensayistas lo empieza con Montaigne. Se deja llevar por su temperamento al recordarnos que el autor de los Ensayos reconoció sólo a dos maestros, Plutarco y Cicerón. No ignora que la mímesis de nuestro primer ensayista tiene el valor de convertirse en una poética del fragmento, además de tomar su propia vida como modelo de observación, opuesto a la idealización que el humanismo había infligido al sujeto.
Hermosa defensa. Hay una observación que revela su modernidad: al igual que Shakesperare, Montaigne «cambia porque escucha lo que él mismo ha dicho». Cervantes, cercano, le parece, igual que a Auerbach, un optimista, y poco problemático en su retrato de la vida cotidiana. Pero yo creía que una de las cosas que nos enseñó Cervantes fue el conflicto con la realidad. Bloom no descubre nada nuevo al señalar la enorme influencia de Montaigne sobre Pascal, y, como hombre religioso, sitúa a éste en la esfera de lo cordial.
Samuel Johnson: «El crítico más grande de la tradición occidental». Bueno, hombre. Su único «rival»: Haz- litt. Creo que Sainte-Beuve le debe de parecer poca cosa, o Baudelaire. Pero en estas páginas hay una hermosa defensa del crítico: «Johnson nos enseña que la autoridad de la crítica como género literario depende de la sabiduría del crítico como ser humano».
Invención de sí mismo. La tradición francesa más o menos reciente ha abogado por la objetividad crítica, y Bloom, apoyado en Johnson, es un defensor de la «subjetividad crítica», concepto valioso que roza lo ambiguo. Además, ve en él al gran lector de Shakesperare. Johnson nos muestra que Shakesperare, con mayor fuerza que los metafísicos y los moralistas barrocos, «inventó nuestra psicología». En cuanto al Johnson de Boswell, Bloom prefiere al que se deduce de su propia obra (porque Johnson es, sobre todo, una «invención de sí mismo»), pero considera que la de Boswell es la mejor biografía que se ha escrito en lengua inglesa.
Entre Montaigne y Freud, el puente es Rousseau en las Confesiones, pero ¿no es un error pensar que Hazlitt es el mejor intérprete del filósofo francés? ¿Y qué ocurre con Starobinski? Enamorado de los poetas, dramaturgos y novelistas, Bloom no perdona a los críticos que idealizan el texto, porque valora la dimensión creativa, fundante, de lo poético y prefiere a los críticos no ideológicos: ni a los norteamericanos apegados a los social studies ni a los europeos que, apoyados en la erudición o las ciencias humanas, hacen de la obra un pretexto para sus elucubraciones. Por eso le gusta Hazlitt, porque es lo opuesto. Aconsejo leer las largas citas que hace de este autor.
Todos los hombres. Emerson: no hay Historia, sólo biografía, con lo cual habría que conocer, a lo Unamuno, a todos los hombres. Claro que el maravilloso Emerson tenía una enorme idea de sí mismo. Ruskin (crítico y profeta) y Shelley, escritores atrapados por la obra de Wordsworth. El trabajo sobre Nietzsche es muy parcial, pero gira sobre la idea del dolor como significado profundo de su obra. Sin embargo, el autor de Más allá del bien y del mal creo que apostó, trágicamente, por la vivacidad. Nos habla de Du Bois, pero no del penetrante crítico francés sino del activista a favor de los negros. El apartado sobre Huxley es tan innecesario como parcial, pero recomiendo el dedicado a Scholem y la Cábala.