Fallece a los 52 tacos la mujer de Mario Conde, viva historia de España. En todas las tragedias existe un personaje que, en realidad, es el gran damnificado. Un ser anónimo que se come la tortilla envenenada para proteger al gran actor, el artifice del drama que se mueve bajo los focos y que, aunque recibe finalmente el castigo ejemplar, ha recibido un premio que alimentó durante un tiempo su gran enemigo: la vanidad. Ese personaje ajeno y silencioso en esta obra, murió ayer.
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