Sabes que te dolió el golpe. Pasa el tiempo y ves, sorprendentemente, que es lo de menos. Las cicatrices tiran. Luego añoras los cafés. La simple calle. Reconoces meses despues el dolor primigenio, abisal. Mueres a gotas. Ya no te reconocias. Vuelves a saludar al niño perdido. Miedo al tiempo libre. Ganas de dormir. Luego el niño resulta que tiene 43 tacos y le machacan a radiografias y ecografias. Ya cuesta hasta correr. Ayer me dió caña el fisio y hoy me han calcado. Ningun día de los dos corrí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario