Hay momentos de negritud espiritual en mi vida con una nefasta vis atractiva/expansiva. Doy mala suerte. Arrastro por los pelos a Murphy y su teoría. Y me llevo por delante a la gente equivocada.
No puedo negar mi deseo de devastar la vida de muchas personas. Mi negatividad está a flor de piel. Me rozan y mato. Pero resultan defenestrados individuos que pasan por ahí. Jung diría que mi represión ha creado una fuerza maléfica que obra descontrolada.
Ya pasó cuando murió Guillen y yo apuntaba a Requena. En esta fase ha caido Madurga, cuando la mira estaba puesta, llena de cariño, en la gorda y besuga presencia de Costa. Ahora me preocupa saber quien ha resultado mi victima en mi cruzada previa. ¿Quien habrá muerto en MUNDO F.?
La intensidad de mi furia la convierte en plaga. ¿A quien odiaba cuando me cepillé a David Foster Wallace? Tengo delegado a un autista que, además, como enajenado interprete de mi partitura loca me facilita coartadas impecables. Eso si lo hace bien. Ahora dicen que mi David ya había hablado de sus tendencias suicidas, que hace unos años, el propio escritor pidió que lo internaran en una unidad de vigilancia hospitalaria pues no se sentía capaz de controlar su pulsión suicida. Se ahorcó en casa. La plaga y Lehman Brothers. La plaga y Maria Teresa Campos. La plaga y Jose Luis Cuerda. La plaga y Antonio Gala. La plaga y el Bilbao o la Real Sociedad. No estoy loco. Estén atentos.
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