martes, enero 11, 2005

El hombre que mató a Don Quijote

Francisco Rico presentó la obra (¿su obra?) acompañado del director de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, José García-Velasco, y del presidente del Instituto Cervantes (zzzzzzzzzzzz).
Dos tomos, de 3.200 páginas, y un CD-ROM con un banco de datos textual, se venderán a un precio de 50 euros (sin CD). Ilustraciones de Eduardo Arroyo y estudio preliminar del fallecido Fernando Lázaro Carreter. Me parece fantástico el trabajo. Rico, como Blecua, me vino a la mente cuando leía el libro y me llamaron de "El hombre que mató a Don QUijote".

Ahí se produjo la conexión atómica. Supe a que se referia Terry Gilliam con lo de matar al Quijote. Gente como Rico formó parte del pelotón. Rico destacó que ésta nueva edición fue "rehecha desde la primera hasta la última línea" con "casi un centenar de restituciones o rescates del texto de Cervantes" adecuando la ortografía a "las nuevas veleidades y caprichos de la Real Academia Española". Se ha reunido "todo lo que la erudición, la filología y la crítica han dicho sobre la obra", sobre el lenguaje de la obra, el itinerario de don Quijote, los refranes utilizados en la novela, reproducciones de los libros de caballerías citados por el autor y de la biblioteca que volvió loco a Alonso Quijano, e ilustraciones. Con su modestia habitual, Rico concede que, pese a los "infinitos errores sintácticos" cometidos por Cervantes, "uno siempre encuentra en 'El Quijote' lo que busca". Gracias, Rico. No se si se está forrando con esta edición pero gente como Rico mató a Don Quijote. Lo mató para los lectores de toda España. Convirtió al mito en un ser lejano de cualquier interés, casposo, aburrido, lejano, enajenado y aislado. Un hombre de corbata y locución pedante no huele la mierda de Rocinante. El heroe ridículo y perdido, penoso en su armadura oxidada, romántico perseguidor de los mitos de las caballerias solo se toma en serio porque está loco. Rico se preocupa del riesgo de saturación que pueda ocasionar tanta celebración. Rico sabe que ese tostón que nos vende hay que colocarlo en pequeñas dosis. El Quijote verdadero pertenece a los fracasados y dementes, no a la real academia, y no debe ser nunca conocido. Un académico no puede reconocer en su atalaya que se trata de un libro que desacredita a La Mancha, que se ríe de las pomposidades del género y masacra al pobre caballero. Cervantes coge cariño a su heroe con el contacto y yo tardé mas de 3 decadas en poder mirar su cara. Alonso Quijano no puede ser Fernando Rey, ni Galiardo. Es un demonio lleno de todas las sustancias enteogenas que un cerebro roto pueda generar. Caballero Don Quijote. Deje de habitar en mi portal y acuda a esta dirección. Aqui reside el hombre que lo mató. Dele muerte ya hoy.

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