sábado, enero 15, 2005

GRACIAS, PELUSA



DIEGO ARMANDO MARADONA

Hoy encendi la tele y te he visto Diego. Estabas gordísimo. No te conocí. Luego leí comentarios en los chats sobre tí. La gente cebándose contigo. Creen que tu te has matado de una forma planificada. Yo si creo que te has matado. Pero de puro miedo, Dieguito; sin darte cuenta de lo que hacias. Con 15 años y llevando un pais a las espaldas...
Yo jugué muy bien al fútbol. Era muy rápido. Jugué con gente muy buena. Y nadie te ha llegado al dedo, Diego. No vi a nadie con tu don. Y has pasado tanto miedo, Diego... Fijate en tus hermanos, en tus padres, en la tropa que te acompañaba a todas partes. Cuanto dinero, cuanta calma has dado. Cuanta hambre consolaste en ese pais que vive para el fútbol. Y cuanto miedo has pasado, pelusa.
No has sido un hombre listo. No has tenido compañias adecuadas. Casi no sabias leer al firmar los primeros autógrafos. Dicen que eres culpable de eso. De nacer en una chabola y ser millonario con 16 años. Y hoy no podias caminar, Diego. Y me acordé del gol a Inglaterra. Y casi lloro, gordo. Sigues siendo un niño, Diego. Has sido generoso y te has vuelto loco de soledad, de pánico. Yo se que tu habrias sido un niño pobre feliz. Sin reñir con Havelange, sin FIFA. Sin riquezas, sin un pais a las espaldas, sin prensa a la que no sabias que decir...
Habria sido muy facil sacar la foto de la prensa de hoy. Pero no se quien está en ese cuerpo. No se entendian tus palabras; tu que eras un chaval locuaz, golfillo. No podias caminar. No mirabas. He buscado fotos y solo te mereces esta. Jugaste partidos y partidos con los tobillos hinchados. Habia que inyectarte para poder meter las botas. Hoy no andas pero ese no eres tu, gordo. Te llaman de todo, Diego, dándonos lecciones de moralidad y yo, como tantos otros, se cuanto miedo has pasado.

Pronto nos vas a dejar, Diego. Dejaras este torbellino que te sigue hasta en un agujero. Te pondrán verde y darán lecciones de lo que hiciste mal. Te pido perdón por todo eso y te doy las gracias. Un dia en el Sevilla, ya mayorcito, cuando te acercaste a lanzar un corner, viste una bola de papel de aluminio en el suelo, de un bocata, y te pusiste a dar toques de mil colores. Todo ese lateral se puso de pie extasiada. No lo olvido.

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