Todos tenemos prejuicios. Me cuesta mucho trabajar con ciertas razas. Uno crea con la experiencia incompatibilidades y prejuicios.
El peligro está en crear conflictos, complejos, fobias, odios o rencor en virtud de experiencias inmateriales. Las ideologias y las creencias son terribles porque colapsan el tráfico de ideas. Uno debe de cuestionar todo. Espein es un lugar mágico.
Existen fantasmas y odios intemporales. Existen paquetes de conceptos inseparables. Uno no puede ser católico y socialmente comprometido (que asco de palabra). No puede ser españolista y cosmopolita. No puedes ser conservador y abortista. Se encarcelan definiciones y son soldadas unas a otras. Se forman bloques inexcrutables en los que la individualidad del personaje se colapsa. El grupo (el inconsciente colectivo jungiano) se come al hombre.
Este cuerpo dice soy gnóstico/cristiano. Soy liberal, defensor del libre mercado. Soy conservador. Soy hippie. Soy un urbanita. No me gusta la masa pero me gusta sentirla cerca. Soy un pornógrafo. Soy amante de Jenna Jameson y Jesse Jane. Soy un hijo de la India. Soy anti-comunista. Soy sufi. Soy futbolero. Detesto la noche. Soy sanabres pero detesto a los sanabreses. No creo en la igualdad del hombre. Creo que es obligatorio dar a los necesitados. No creo en los impuestos. Creo en la caridad. Soy corredor de fondo. Soy vago. Este cuerpo tiene miedo. Confio en los tecnocratas. Odio la New Age. Odio a los cantautores. Odio a los modernos catalanes y la musica electronica.
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