lunes, enero 31, 2005

Poe, el veneno obscuro

Antes deben leer "Edgar Poe y los sueños" por Rubén Darío

Detrás de Poe (...) hay una neurosis. (...) es legítimo cuando se busca en la neurosis un medio para entender su génesis [la de la obra). En la neurosis, como en otras desdichas, podemos ver un artificio del individuo para lograr un fin. La neurosis de Poe le habría servido para renovar el cuento fantástico, para multiplicar las formas literarias del horror. También cabría decir que Poe sacrificó la vida a la obra, el destino mortal al destino póstumo.

Poe siempre reitera la unión entre vida y literatura, influido una vez más por la ideas de Baudelaire: sin la neurosis, el alcohol, la pobreza, la soledad irreparable, no existiría la obra de Poe. Esto [sic creó un mundo imaginario para eludir el mundo real; el mundo que soñó perdurará, el otro es casi un sueño. La obra de Poe está ligada a factores ajenos a la persona: la enfermedad o el vicio. En resumen, los estados excepcionales de conciencia son los que posibilitan su escritura. Su literatura es causa y reflejo de los mismos. Nuestra imagen de Poe, la de un artífice que premedita y ejecuta su obra con lenta lucidez, al margen del favor popular, procede menos de las piezas de Poe que de la doctrina que enuncia en el ensayo The philosophy of composition. Poe se creía poeta, sólo poeta, pero las circunstancias lo llevaron a escribir cuentos, y esos cuentos a cuya escritura se resignó y que debió encarar como tareas ocasionales son su inmortalidad Tal vez los infiernos elaborados ulteriormente (por Henry James, por Kafka) sean más complejos y más íntimos que el de Poe. La muerte y la locura fueron los símbolos de que éste se valió para comunicar su horror de la vida (...) que lo atroz es la destrucción de la vida, por obra de la muerte y de la locura. (...) Acusado de imitar la literatura alemana, pudo responder, con verdad: El terror no es de Alemania, es del alma. Él pudo haber situado sus crímenes y sus detectives en Nueva York, pero entonces el lector habría estado pensando si las cosas se desarrollan realmente así, si la policía de Nueva York es de ese modo o de aquel otro. Resultaba más cómodo y está más desahogada la imaginación de Poe haciendo que todo ello ocurriera en París, en un barrio desierto del sector Saint - Germain. Por eso el primer detective de la ficción es un extranjero (...) Porque el que escribe la obra es un americano y necesita un personaje lejano.

"Entre esos muros, en esa cámara nupcial, pasé con Rowena de Tremaine las impías horas del primer mes de nuestro matrimonio, y las pasé sin demasiada inquietud. Que mi esposa temiera la índole hosca de mi carácter, que me huyera y me amara muy poco, no podía yo pasarlo por alto; pero me causaba más placer que otra cosa. Mi memoria volaba (¡ah, con qué intensa nostalgia!) hacia Ligeia, la amada, la augusta, la hermosa, la enterrada. Me embriagaba con los recuerdos de su pureza, de su sabiduría, de su naturaleza elevada, etérea, de su amor apasionado, idólatra. Ahora mi espíritu ardía plena y libremente, con más intensidad que el suyo. En la excitación de mis sueños de opio (pues me hallaba habitualmente aherrojado por los grilletes de la droga) gritaba su nombre en el silencio de la noche, o durante el día, en los sombreados retiros de los valles, como si con esa salvaje vehemencia, con la solemne pasión, con el fuego devorador de mi deseo por la desaparecida, pudiera restituirla a la senda que había abandonado -ah, ¿era posible que fuese para siempre?- en la tierra".
LIGEIA, Edgar Allan Poe

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