viernes, enero 14, 2005

SIN CASA


SIN CASA

Yo tuve en problema. De niño, a causa de ello, presenciaba una profecia sordida. Me veía en un callejón tirado y demente. Con el paso de los años, esa imagen permanece, en el cajón de lo feo, oculta.

Hoy es uno de esos días en los que ves como los sueños de los niños pueden llegar a cumplirse. La maldición cobra vida de nuevo. No llega la llamada. No se mueve una mosca en casa. El mundo, fuera, permanece en su perpetuo movimiento, ajeno a esa hoja seca y esteril que tu resultas para el resto.



A veces, la sensación de lo prescindibles que somos puede resultar devastadora. Conviene tener esa idea presente cuando todo va bien; es recomendable rebajar las tonterias. Hay momentos en los que esa condena cobra vida.

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