No me importa que quiera ser el mas poderoso magnate del pais. No me importa que quiera entrar en mi casa con sus periodicos, sus peliculas, sus libros, sus discos, sus revistas, sus televisiones, sus radios, sus productos. No me importa que se adueñe de mi opinión y que apriete a políticos para favorecer sus intereses mercantiles.
Solo deseo que lo haga con clase. Que corresponda con estilo a los muchos que valoramos su imperio. No debe esconder su ambición en un proyecto de pluralismo que nadie cree y que nadie practica.No debe decirme que desea el bien del español, la democracia, la libertad o el progreso. No quiero que un triste entramado ideológico desafie mi inteligencia. Quiero que me diga: lo quiero todo, lo necesito. Y yo sabré que puedo confiar en él.
No tendré que escuchar las homilias de Gabilondo como un engaño beatifico, o las patrañas de Luis del Val, o la vocecita siniestra de Nierga y Delgado, o los textos de Tecglen, o las babosadas terciarias de Carnicero, como si tan solo fueran los rumores de una docil voz, un eco que suena a hiena, mancillando la grandeza de su amo.
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