sábado, febrero 12, 2005

Loísmo, laísmo, leísmo

Primeros pasos para seguir a David Deida
"La dije que viniera", "Tu libro, le tengo yo", etc., son construcciones muy habituales en el centro de España (especialmente en Madrid y el norte de Castilla), sobre todo en el lenguaje coloquial. Se trata del fenómeno del laísmo y el leísmo, producido al usar los pronombres átonos de tercera persona (la, lo, le, las, los, les) en funciones sintácticas que no les corresponden. Por ello, antes de avanzar en la descripción del problema, es conveniente repasar las funciones de cada forma pronominal:
– La/las: complemento directo femenino.
– Lo/los: complemento directo masculino.
– Le/les: complemento indirecto, tanto femenino como masculino.
Laísmo
Uso del pronombre "la/las" en función de complemento indirecto.
"A Mari la di el libro". Está claro que "la" cumple aquí función de complemento indirecto ("el libro" es el directo), por lo que debe ser sustituido por "le": "A Mari le di el libro".
Un tipo de estructura propicia a inducir a error, lo constituye la formada por el verbo hacer + infinitivo. En ellas, no debe considerarse dicho infinitivo como complemento directo del verbo "hacer", ya que ambos forman una unidad verbal, cuyo objeto directo es la cosa o persona sobre la que recae la acción: "¿Llegó Mari? Sí, la hice venir" (No "le hice venir"). Más difícil de detectar es el error que se produce con ciertos verbos que rigen la preposición "a": esta nos lleva a creer que el complemento que sigue ha de ser indirecto, cuando en realidad se trata de verbos transitivos, como ayudar a, obligar a, etc., que, por tanto, deben ir siempre acompañados de "lo/la" complemento directo: "¿La ayudo a subir la compra?", "La obligaron a venir", etc.
El laísmo se está propagando también a ciertos verbos intransitivos, como gustar, importar, interesar, pasar, etc.: "A Lola la gusta venir por aquí". Este uso de "la", tan incorrecto como el otro, debe evitarse y sustituirse por "le": "A Lola le gusta venir por aquí", "¿Qué le pasa a tu hermana?".
Leísmo
Uso del pronombre "le/les" en función de complemento directo
"El cuaderno, me le dejé en la clase". En esta frase también resulta obvio cuál es el complemento directo ("el cuaderno"), por lo que el pronombre personal que a él hace referencia habrá forzosamente de ser "lo", no "le": "El cuaderno, me lo dejé en la clase".
La Academia, con todo, hace una excepción dentro del leísmo: acepta el uso de "le" como complemento directo, única y exclusivamente cuando se refiere a persona, pero no a animal ni cosa, y solo en singular: así pues, tanto "A Juan le vi ayer", como "A Juan lo vi ayer" son aceptables; pero en plural solo la forma "los" es correcta: "A Juan y Antonio los vi ayer". Existe, finalmente, una curiosa variedad de leísmo denominada leísmo de cortesía, consistente en utilizar "le/les" como complemento directo haciendo referencia a un interlocutor masculino o femenino al que se trata de usted: "¿Le atiende alguien", "Le acompaño a casa". Su uso, surgido para evitar ambigüedad en las funciones de los pronombres átonos, como en la frase "despídelo (a él), que yo le acompaño (a usted)", está tan extendido hoy día en toda la comunidad hispanohablante (incluidas las despedidas formales del tipo "Le saluda atentamente") que tiende a ser aceptado como correcto en todas las situaciones, salvo en los casos en que, siendo el complemento femenino, no habría lugar a ninguna ambigüedad: se prefiere seguir utilizando, entonces, "la" complemento directo: "¿La ayudo a usted?".
Loísmo
Uso del pronombre "lo/los" en función de complemento indirecto.
Es el error menos extendido, y el considerado como de uso más vulgar de los tres. En "Lo he dado la última oportunidad a mi novio" o "Su jefe los toma el pelo", "lo" cumple la función de complemento indirecto ("oportunidad" o "pelo" son los directos), por lo que ha de cambiarse, en ambos casos, por "le" y "les", respectivamente: "Le he dado la última oportunidad" o "Su jefe les toma el pelo".
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