Hace unos días en la SER grabaron una confesión ante un sacerdote cristiano, a escondidas, en su confesionario. La grabación fue reproducida por la manipuladora y sectaria Gemma Nierga y unos señores se reian a carcajadas. En los paises islamicos mueres lapidado por eso. En España, practican ese rito sacramental millones de personas. Yo no. Soy un mal católico.
En Cronicas Marcianas sale un cura expulsado de sus funciones por un Obispo que ha tratado su escandalo con un cariño inexplicable. Es Jose Mantero. Un cura que ha confesado su homosexualidad y que destruyó el celibato con otros hombres. Lleva un pendiente, se mete en un confesionario en el plató y se cachondea de la Iglesia ("me la refanfinfla", dice). Queria seguir viviendo en su casa parroquial y admitia tener sexo con un novio en ella. Trato de ser tolerante. Deseo que nunca se de cuenta de lo que está haciendo, lleno de odio. Si me lo encontrase por la calle, quebraría su boca y sus piernas. Ha hecho de su sexualidad una bandera y un modus vivendi. Reventaria su higado y lo esparciría por la emisora de radio. Soy un mal católico.
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