A mi me trae sin cuidado la F-1 pero cuando un campeón tiene cara de gato es muy peligroso. Yo vi los ojos de este Kimi Raikkonen hace 2 años. Eran de una sonora transparencia, entre un husky siberiano y un conspirador gato persa. Seres frios que devoran peces de mordidas medulares. Su superioridad le otorga una indolencia casi auto-destructiva; el aire pusilánime del dios pagano con raptos suicidas, vampíricos. El año pasado abría ganado todo si no fuera rompiendo cambios por todo el mundo. Este año lo hará si quiere. Su novia, no se si tambien finlandesa pero Miss Escandinavia, podía pasar por otra perra/gata. Jenni Dahlman y él se huelen gelidamente.
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