La noche en las cimas de Vitosha no son duras por el frio, la humedad, el sudor, las horas de pie, los mosquitos, el rodaje de lluvia, el barro... La condicion mas severa, la penalidad autentica, reside en el corazon de los hombres, afines a un futuro alimenticio. No existe ningun proyecto comun, ningun afan complementario. Yo se que con muchos no volvere a encontrarme nunca. En unos casos se trata de una miserable circunstancia que lamentamos los mercenarios de este oficio. En otros, se trata de una bendicion mariana. Llego, incluso, a desear que se encuentre a mi merced para perdornar con soberbia la minuscula vecindad de sus almas, sin residentes. Las noches de Boyana, de Vitosha o Rudartsi solo son noches comunes que retratan obscenas melancolias, vidas que dejaron atras la esperanza. Solo quedan reprobos agitadores que aparecen cuando brilla su sino. Los ultimos porteadores del amor a este oficio permanecen ocultos, anonimos, buscando el consuelo de sus viajeros. El hombre es el problema. Y yo quiero rodar con Jenny. Dicen que es tonta y que es mujer. Suficientemente hermoso.
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