Un pais se ve reflejado en sus empresas, en sus hijos, en sus ropas, en su musica. En un mercadillo bulgaro encuentras iconos falsos, Leikas con la svastica nazi y, juntos de la mano, un retrato de Lenin con el de Hristo Stoitchkov, dos miserables de los que se vanaglorian en estas tierras. A veces, es tal la fuerza oscura que genera un sitio que atrae a las mas siniestras tropas del globo. Se emplea un lenguaje vacio y solo los gestos cobran importancia. El robo, el sabotaje, la trampa diferida conforman todo un vocabulario cobarde, propio del funcionariado, que solo la fuerza y la amenaza libera. Un pais que se privatiza muestra sus visceras, emerge de la oscuridad. Es el retorno a la vida real, al mundo de la fortaleza frente a frente. Un empresario es aquel que arriesga y provee servicios. En esa tesitura de transformacion convulsa, el funcionario mafioso, el comunista, solo sabe babear entre estertores sus ultimas consignas. Roba, roba, roba...
No hay comentarios:
Publicar un comentario