domingo, marzo 19, 2006

Volver

No me encuentro bien. Cumplí con mi deber mercenario y he entregado mi piel completa en este último encargo. He sido traicionado, como siempre, y he vuelto a engordar. Soy un caso triste de creciente obesidad con 5 horas de sueño. Recuperar toda normalidad cuesta mas con cada contrato. Percibo episodios de acnea en periodos de semi-sueño y he pensado en la opinión que evacuaría el mundo que me rodea si, un buen día y como ocurrió con Antonio, palmase subitamente. Esa incertidumbre me llevó al cine, a una peli de muertos.
Almodovar no logra volver. Eso no es La Mancha ni la marca Almodovar del inicio de su carrera. Se nota que es un hombre rico que ya no conoce el suburbio desde el asiento trasero de su Audi A8 plateado. D. Pedro visita solo esa memoria fashion que guarda de un mundo ahora muerto. Lo que si vemos es algo nuevo, cristalino. El gordo manchego muestra un vodevil de cementerio y logra crear personajes veraces de situaciones absurdas: puro Almodovar. Cuando hablan de su cine como hiperrealismo no entiendo nada. Almodovar es crear artificios imposibles, mecanicistas para mostrar de forma solapada su oscuridad interior. Almodovar es un hombre terriblemente triste y eso te penetra en el gesto descompuesto de Penelope, en el rostro desolado de una bestial Portillo, puro canto a la muerte asumida, a la memoria. Pelicula imprescindible.
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