Son 12, como los apóstoles, pero nunca se ha visto hombres más perversos servir a señor tan siniestro. Anton Drexler, Julius Streicher, George Strasser, Ernst Röhm, Joseph Goebbels, Hermann Goering, Robert Ley, Baldur von Schirach, Heinrich Himmler, Albert Speer, Alfred Rosenberg y Martin Bormann componen la tremenda alineación seleccionada por el historiador Ferran Gallego (Barcelona, 1953) para su libro Todos los hombres del Führer. La élite del nacionalsocialismo, 1919-1945 (Debate). Tomando el título de la célebre novela clásica de Penn Warren All King's men -que precisamente acaba de publicar en castellano Anagrama- y que Woodward y Bernstein también parafrasearon para su trabajo sobre el Watergate, Gallego se sumerge en las vísceras del nazismo mediante el procedimiento de trazar una a una las biografías de esos 12 personajes, figuras todas de primera línea del movimiento. La obra, claro, también habría podido llamarse, sin faltar tampoco a la verdad, 12 hombres sin piedad.
Mediante esa mirada poliédrica, Gallego quiere mostrar desde qué variadas experiencias -desde la del "oportunista de la inteligencia" Speer a la del "matón antisemita" Streicher- se podía llegar al nazismo; cómo bajo el utópico proyecto común nazi revestido de férreo monolitismo existen unas sorprendentes pluralidad y porosidad.
El historiador, especialista en los fascismos (enseña historia del fascismo en la Universidad Autónoma de Barcelona), es un caso bastante excepcional en España por la dimensión literaria de su prosa -algo especialmente perceptible en este libro- . No en balde, es además poeta, con tres poemarios publicados. Ferran Gallego, que ahonda con rigor y verdadera pasión ("hemos de ponernos en el terreno emocional para entender la seducción del fascismo") en la personalidad de esa docena de nazis escogidos, es claro en su juicio sobre ellos: "Hitler transmitió a su élite el poder, pero no la gloria. Tuvo los secuaces que corresponden a un jefe de banda, no los discípulos que pueden atribuirse a un mesías".
El libro muestra "12 maneras de hacerse nazi", dice Gallego. "Los que aparecen son personajes que llegan al nazismo por motivos no sólo diferentes, sino en algunos casos hasta opuestos, y en ellos el porcentaje de ingredientes de la ideología nazi varía completamente: hay antisemitismo en Speer y en Streicher, por supuesto, pero en tantos por ciento completamente diferentes". Gallego señala que conocer las razones, la mentalidad y las situaciones personales de esa docena de personajes que él describe en sus biografías permite comprender la heterogeneidad del régimen nazi. "Sus motivos no eran los mismos, como no lo eran los de los millones de personas que se entregaron a Hitler y fueron a parar al mismo proyecto antidemocrático y terrorista. Eso hace las cosas más terribles, muestra la enorme capacidad de sumar del nazismo. El nazismo no crece sobre una sola línea, reúne, integra, agrupa y concentra muchas experiencias diferentes. Es aterrador, y una buena advertencia para hoy. Muestra qué gran reclamo es el fascismo".
La selección, adjetivado cada personaje con un sabroso título cinematográfico -Röhm, De repente el último verano; Ley, La clase obrera va al paraíso; Speer, El contrato del dibujante...-, puede sorprender al lector: no están en ella algunos de los notables del III Reich, faltan muchos de los juzgados en Núremberg. No está Hans Frank, ni Fritz Sauckel, ni Rudolph Hess. "Incluir a todos los nazis de primera fila era inviable. Hubiera salido un volumen inmanejable. Pero algunos de los que no he seleccionado aparecen en las biografías de sus camaradas. Hablo de Hess en el capítulo de Bormann, por ejemplo. De Heydrich en el de Himmler. Es cierto que me hubiera gustado incluir a Frank, y a Ribbentrop, y a Von Papen. Y también a algún general, Keitel o Jodl, para explicar que la guerra racial no fue asumida sólo por las SS, sino también por la Wehrmacht". Falta Hitler. "Ah, pero Hitler está en todos. Es el astro central y todos actúan en relación con él. El régimen está establecido sobre la base de la confianza personal de Hitler, hasta límites absurdos".
- Drexler. "Era cerrajero. Es el patriota populista, quiere construir una Alemania nueva para los humildes, para el pueblo. El suyo es el nacionalsocialismo völkisch de los pequeños".
- Streicher. "Originalmente maestro de escuela, representa el antisemitismo más burdo, patológico, nada moderno ni científico, ni tan sólo racial. Su nacionalsocialismo es el de los rencorosos que buscan una diana para ese rencor".
- Strasser. "El socialista nacional, un hombre que confunde su conservadurismo patriótico con socialismo. No es la izquierda nazi como se lo ha querido clasificar. Sale por la derecha del partido. Le teme al aspecto totalitario de éste. Trabaja por una gran coalición nacional antirrevolucionaria. De alguna manera, es el hombre que pudo reinar, el único que pudo ser alternativa a Hitler en los primeros tiempos del movimiento nazi, lo que seguramente le costó la vida [fue ejecutado en 1934 tras detenerlo la Gestapo]".
- Röhm. "La Noche de los Cuchillos Largos le ha dado una reputación de la que es difícil desprenderlo. Nunca deja de ser un soldado y su perspectiva es la de un militar. Todos los aspectos de camaradería -incluida la homosexualidad-, simbolismo, ritual, virilidad y borrachera de la SA son propios de esa moral de soldado. La utopía nazi de Röhm es convertir Alemania en un cuartel o un campamento. Hay el malentendido de que la SA es la izquierda del partido, pero no es así. Los camisas pardas son obreros, parados, marginados pero de radicalización ultraderechista, como los seguidores actuales de Le Pen. Hitler se libra de él porque se lo exige su contacto con los sectores respetables alemanes".
- Ley. "Es paradójico que sea tan poco conocido cuando manejaba la organización de masas más importante del nazismo, el Frente Alemán del Trabajo (DAF). Le encargaron la neutralización de la clase obrera más organizada de Occidente y lo hizo. Es un político exitoso, a lo peronista; consigue que la clase obrera se sienta ciudadana del nazismo. Con Himmler y Goebbels, es el más poderoso de la Alemania nazi en cuanto al control de masas y en cambio ha pasado casi desapercibido, incluso para los historiadores. Ello es porque interesa poco ver hasta qué punto el nazismo tuvo éxito en la destrucción de la conciencia de clase de los trabajadores alemanes. En el nazismo, Himmler era el represor, Goebbels el seductor y Ley el integrador".
- Von Schirach. "El nazi de buena familia, joven, guapo. Líder de las Hitlerjugend -seis millones de muchachos-, trabaja en la homogeneización de la juventud alemana en valores ultraconservadores. Era consciente de que educaba a los jóvenes para una guerra. Nombrado gauleiter de Viena, arregla el tema de la vivienda deportando judíos a los campos de exterminio. Vive en la ciudad una extravagante vida cultural. Cínico en el poder, se muestra cobarde en Núremberg. Es uno de los personajes más patéticos del III Reich. Repugnante por su oportunismo e insignificancia. Escribía poemas a Hitler".
- Rosenberg. "He aprendido a valorarlo escribiendo el libro. Ridiculizado por su estrafalaria filosofía, es más sutil de lo que parece. Expresa en realidad con gran lucidez lo que significa la relación entre comunidad y Estado en el nazismo. A la raza aria, germánica, le corresponde desde el punto de vista metapolítico el nacionalsocialismo, forma de organización de la germanidad. Políticamente es un perdedor, no consigue ser el filósofo oficial del nazismo como pretendía y su tragedia es aceptar un ministerio terrible: el de Territorios Ocupados del Este, lo que le cuesta la horca en Núremberg".
- Goebbels. "Lo suyo no es sólo retórica. Tiene una relación con el partido no instrumental, sino místico-erótica, similar al enamoramiento. Hay una carga sentimental emotiva muy potente en su entrega. Es un hombre de una fuerte personalidad romántica. No es un cínico".
- Goering. "Permite la conexión de Hitler con sectores de la élite económica alemana. Se encarga de llevar a los nazis al sector de influencia social. Prevalece su imagen grotesca, de gordo, drogadicto y payaso (los uniformes), pero cuando alguien llega a su nivel en política no es por casualidad. Es el gran planificador del nuevo imperio económico alemán. Un gran dirigente empresarial que plantea la necesidad de una economía global europea. Ese Goering empresario, el economista político del régimen, es lo más destacable de su figura, junto con su brutalidad (Gestapo, exterminio)".
- Himmler. "Uno espera un sádico, pero no, la suya es una violencia de Estado, no tiene que ver con el acceso emocional, con la crispación, sino con la normalidad. Su mundo de tinieblas es para él lo normal. Es mediocre, poco inteligente, pero eficiente, eficaz. La hormiguita".
- Speer. "La gran coartada para los alemanes. El intelectual que pone su talento al servicio del régimen. Se libra en Núremberg con 20 años de prisión, pero deberían haberlo ahorcado porque fue responsable de que Alemania pudiera seguir luchando dos años más, con todas las muertes que eso supuso. Speer apuesta por el poder en sí mismo más que por la ideología. Ama a Hitler como encarnación de ese poder".
- Bormann. "Es gris y le gusta serlo en un régimen en el que todos quieren brillar. Cuesta acercarse a él por su falta total de carisma, pero controlaba toda la política administrativa del III Reich. Su ascenso se debió a la incapacidad de Hitler para la burocracia".
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