lunes, enero 22, 2007

Cine español según Boquerini y Cía en PD

El Debate de Periodista Digital de este viernes se centró en el cine español, protagonista pocas veces por sus éxitos de taquilla o sus méritos artísticos. ¿Qué le falla a la industria del cine española para salir de la eterna crisis en la que vive y para poder prescindir de las polémicas subvenciones? Boquerini, uno de los críticos más reconocidos del sector en España, que lleva años colaborando en la Guía del Ocio, en la revista Imágenes y en la agencia Colpisa; a Israel Nava, técnico audiovisual, buen conocedor del sector y bloguero por partida doble: con Yojimbo por un lado y con El baúl de Atticus en Periodista Digital; y en tercer lugar Francisco Capella, experto también en la cuestión y miembro del "think tank" liberal español Instituto Juan de Mariana.
Algunas conclusiones: menos algunas excepciones notables las películas españolas tienen graves carencias en el plano del marketing, los autores no logran ilusionar al público y, probablemente, sería mejor que fuesen más moderados al expresar algunas de sus opiniones. El Debate se inició con una cuestión de fondo: ¿existe realmente un cine español que merezca tal nombre, con una industria detrás que le de fuerza y calidad o simplemente tenemos a unos señores que de vez en cuando hacen películas? Nos responde en primer lugar Boquerini:
Un cine español sí que existe, mientras se hagan películas aquí… Lo que ya es más discutible es si existe una industria del cine español. La gente del sector son francotiradores, no se puede hablar de una industria como sí existe la industria del cine o de la música, se trata de francotiradores, como digo, que van cada uno por su lado haciendo lo que pueden.
Francisco Capella alerta de una paradoja que, en su opinión, es uno de las raíces del problema:
Una de las cosas tristes es que, probablemente a muchos miembros de ese cine español la palabra industria les da grima: “No, no, nosotros somos artistas, hacemos productos culturales”. Y de ahí vienen gran parte de los problemas que tiene el cine español, de no aceptar que son una industria que debe producir algo que interese a unos espectadores que habrá que tratar como lo que son: los paganos que van a comprar las entradas.
E Israel Nava nos explica el problema con un ilustrativo ejemplo:
Un amigo mío del sector lo definió muy bien, el cine español es bricolaje y cada vez que se hace una película hay que hacer unos esfuerzos bárbaros para encontrar cada pieza. De industria como tal hay cada año una serie de ejemplos concretos como este puede ser Alatriste, pero en realidad de las 120 películas que se hacen cada año la inmensa mayoría son el fruto del esfuerzo personal de gente muy concreta.
Francisco Capella plantea: ¿eso ha sido siempre así? Como espectadores la sensación es más bien que no, que hace veinte o treinta años sí existía esa industria que lograba lanzar productos con audiencia millonarias. Boquerini nos responde desde su experiencia:
Sin duda hace años sí existía, pero a la industria del cine español le hizo mucho daño (vaya teoría) la “
nouvelle vague” con su concepto de cine de autor, así que cada uno quería ser el “autor” de su propia película y eso acabó con el concepto de industria. A partir de ahí solo se han hecho cosas aisladas, algunas muy interesantes claro, pero no hay una estructura ni un bloque medianamente estructurado que nos pueda definir como nos definen la música española o el arte español.
Curiosamente, y como bien apunta, Paco Capella, al mismo tiempo un sector que es prácticamente el mismo como el de la televisión sí que se ha desarrollado en los últimos años y no para de ofrecer productos que logran el favor del público, si bien es cierto que, como apunta Boquerini, “el público de televisión y el del cine son muy distintos”. Israel Nava apunta hacia una de las grandes carencias del cine español que es, probablemente, uno de sus mayores problemas a la hora de llenar las salas, el marketing:
Como no hay un concepto de industria como la americana el marketing es desastroso. Las películas de los EEUU, por ejemplo, pueden ser muy malas pero tú sabes perfectamente lo que vas a ver. En las películas españolas, por el contrario, el marketing no define el producto, así que el espectador siempre tiene que asumir demasiados riesgos porque no sabe bien lo que va a ver. Y claro, como en muchas ocasiones se ha sentido engañado y empieza a costarle mucho pagar los 6,5 € que cuesta la entrada.
Desde luego, el marketing del cine americano es un ejemplo a seguir, aunque en muchos casos resulte abrumador y cargante, como bien dice Boquerini. Pero Francisco Capella, da una clave muy interesante:
Ellos sí que consiguen ilusionar al público, muchas veces ves un trailer espectacular y luego la película es un tostón, pero han logrado despertar tu interés. El cine español no se esfuerza en ilusionar y, más aún, en ocasiones hasta hace exactamente lo contrario: te insulta. Hoy por hoy muchas personas no van a ver películas españolas porque las actitudes la vida pública de mucha “gente del cine” les tiene bastante ofendidos.
Y es que o no le interesa hacerlo o saben vender su propio producto, Boquerini pone un ejemplo:
Mientras que ya dispongo de material sobre películas americanas que se estrenarán las próximas navidades no hace mucho quise hacer un reportaje de una película española que se acaba de rodar y me fue casi imposible conseguir unas fotos, tanto que me las tuvo que dar el propio director, Manuel Gutiérrez, porque en la productora no fueron capaces.
Es obvio, y los contertulios están de acuerdo en ello, que el marketing es uno de los problemas clave, pero alguno más habrá porque al fin y al cabo, todos los años vemos como triunfan producciones pequeñas e incluso de países de lo más exótico, ¿qué más problemas veis en nuestro cine? Boquerini nos habla de uno que es, ciertamente, de los más graves:
Faltan ideas, es un cine muy cerrado a unas pocas temáticas y hay que abrirse mucho más. Ya se está haciendo algo con películas como Los Borgia o Alatriste, pero a ver si dejan de hacer esas peliculitas que le interesan al director y a cuatro amigos y empiezan a pensar más en lo que le interesa al público. Y esto no es patrimonio del cine americano, el cine francés hace de todo: películas intimistas pero también cine de entretenimiento, superproducciones históricas…
Y la política... Francisco Capella pone sobre la mesa otro problema que según él aleja a muchas personas de la salas en las que se exhiben películas españolas:
Otro problema es que la relación con aproximadamente la mitad de su público potencial que es francamente mala: en los sectores de la sociedad conservadores o liberales hay mucha gente que no va a ver películas españolas porque no están dispuestos a darle más dinero todavía (que ya les dan a través de impuestos y subvenciones) a gente que les están ofendiendo constantemente. Tal vez deberían ser un poco más astutos al respecto y dedicarse a generar glamour.
Boquerini está de acuerdo, pero hace una matización:
El problema también es que la imagen del cine español no la pueden dar unos cuantos autores o directores, el cine español es mucho más: hay un montón de técnicos y de personas que viven de esto, así que juzgar al cine español por las ideas de unos pocos…
No obstante, Boquerini reconoce que es cierto que se toma a unos pocos por el todo, pero también lo que es esos pocos se presentan a sí mismos como el todo, así es habitual que oigamos a esos pocos decir de que “el mundo de la cultura esto y lo otro” o “la gente del cine pensamos que tal y que cual”. Israel Nava nos comenta su perplejidad frente a este tipo de comportamientos:
De hecho yo preferiría no asociarme a determinadas ideas o actitudes que luego pudiesen perjudicarme, puedo tener mis ideas políticas pero obviamente las dejaré para tertulias como esta o para comentarlas con mis amigos, pero no dejaría que afectasen a mi profesión.
Para Francisco Capella todo esconde unos intereses no demasiado claros:
Yo creo que muchos de estos “intelectuales” están muy pendientes del poder político porque lo que quieren es que los políticos sepan que les pueden atacar para así mantener las subvenciones: “cuidadito que os podemos hacer mucho daño”.
Las subvenciones son siempre uno de los temas polémicos cuando se habla de cine, las subvenciones, que se dedique dinero de los impuestos a que algunos hagan películas, nos gusten éstas o no. En nuestra mesa había opiniones diversas al respecto, Boquerini las ve como algo necesario y positivo:

Yo no estoy en contra de las subvenciones, creo que son necesarias y en toda Europa está subvencionado el cine como lo están otras artes. Obviamente, esto no debe significar que se primen determinadas películas o determinados contenidos ideológicos sino que debe tratarse de que se haga un cine que nos represente y nos identifique y pueda servir para que se pueda identificar como viven y como son los españoles y que ayude a la imagen de España en el mundo.

Israel Nava, por el contrario, no lo ve demasiado claro:
El problema es que para hacer eso que comentas harían falta unos criterios objetivos con los que promover ciertos proyectos y otros no y, dado que no los hay, es inevitable que esté politizado. Al final siempre son subvencionados aquellos que saben moverse bien por los despachos.
Boquerini cree que lo que hay que cambiar es el método de funcionamiento del sistema y que quizá sería bueno que las subvenciones las diesen comisiones desde el propio sector, pero esa es una posibilidad que no le gusta nada a Francisco Capella:

Eso me da bastante miedo, yo leí en una ocasión unas declaraciones, de las más estúpidas que he leído nunca, en las que Fernando Trueba se proponía a sí mismo como “dictador del cine español”, él sabía perfectamente qué cine era de calidad y se ofrecía como gestor para aplicar “criterios objetivos”, pero el problema es que esos criterios objetivos no existen a la hora de hacer valoraciones subjetivas personales. Por eso los liberales pensamos que lo que es relevante desde un punto de vista ético son las decisiones soberanas de cada persona y que el dinero donde mejor está es en el bolsillo de cada uno y que las demostraciones de cómo se valora algo se hacen cuando se paga: comprando la entrada o el DVD. Además, está estudiado que lo mejor para hundir un sector es subvencionarlo, porque entonces la gente se vuelve menos productiva y, sobre todo, deja de pensar en los consumidores.

Y, finalmente, Israel:

Yo creo que el cine español debería hacer películas más baratas, porque hay medios para hacerlo, y como ejemplo podemos ver una película como “Furtivos” que se hizo con pocos medios y se rodó sólo en cuatro semanas. Se puede hacer buen cine gastando menos dinero.

Israel. Que dice usted por Dios...Los de aquí abajo se lo llevan todo. Los currantes las pasamos reputas.


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