Van Doren saltó a la fama al presentarse a Twenty one, un concurso televisivo de la NBC que estaba haciendo furor. Empezó a vencer a todo el mundo y se hizo famoso y rico. Sin embargo, se descubrió que las preguntas estaban amañadas. Tuvo que admitir el engaño –Robert Redford produjo con todo ello la película Quiz Show (1994)– y fue expulsado de la televisión y de la Universidad de Columbia.
Los libros que narran el esfuerzo civilizatorio tienen algo que seduce. Dietrich Schwanitz lo logró con su historia cultural del mundo, La cultura. Todo lo que hay que saber.
Jacques Barzun consiguió que miles de lectores gozaran con su síntesis de los últimos quinientos años de vida cultural en Occidente al publicar Del amanecer a la decadencia, y algo semejante podría decirse de otros autores como Norman J. G. Pounds o Peter Watson. Este volumen es un compendio de historia de las ideas en su relación con los grandes acontecimientos que han ido marcando la evolución de la humanidad. Charles Van Doren traza una historia del conocimiento en la que mezcla lo más positivo de los logros en la ciencia o el arte con las profundidades más destructivas de la política o de la guerra.
Se requiere una capacidad de síntesis considerable, un lugar privilegiado de observación y cierta dosis de atrevimiento, por no decir caradura. De esto último da fe la biografía de Charles Van Doren. Hijo de un premio Pulitzer y de una más que aceptable novelista y escritora, Van Doren, nacido en 1926, es lo que los anglosajones denominan un chico educado con esmero, viajado por Europa y con estudios en la Universidad de la Sorbona. Antes de cumplir los treinta, con formación en letras y ciencias, ya estaba dando clase en la Universidad de Columbia como profesor de Inglés. (No deja de ser curioso que Dietrich Schwanitz fuese también profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Hamburgo).
Tras su paso por un concurso de televisión amañado que le dio fama y dinero primero y lo desacreditó personal e intelectualmente después, cayó en el ostracismo y se puso a escribir. Entre otras cosas, publicó con Mortimer Jerome Adler Cómo leer un libro, un texto cuyo interés ha resistido bien el paso de los años. Esta quiebra en la vida de Van Doren se rastrea con facilidad en Breve historia del saber. Su interés por los aspectos religiosos y éticos presentes en el desarrollo de la humanidad es una constante a lo largo de toda la obra, así como la preocupación por las épocas de barbarie y las guerras. No puede extrañar que se abran estas páginas con una reflexión en torno a las grandes religiones para luego entrar en la tremenda explosión de conocimiento que supuso la cultura de la Grecia clásica. La civilización romana y su decadencia dan paso a una visión de la Edad Media como una época de fracaso civilizatorio. El Renacimiento supone para Van Doren un estirón en el progreso del conocimiento. Europa se expande y da lugar a la invención del método científico. Las revoluciones de 1688 en Inglaterra, 1776 en Estados Unidos y 1789 en Francia preparan la modernidad y, por fin, las dos guerras mundiales denominadas por el autor como la “guerra de los Treinta Años”, configuran el mundo actual.
Se cierra este volumen con un análisis del último tercio del siglo XX y una exploración del futuro en la que Van Doren visualiza el futuro –la edición inglesa es de 1991– dando una enorme importancia al desarrollo de los ordenadores, a la genética y al aumento de la velocidad en el transporte de personas y mercancías.
Este recorrido a través de la capacidad del ser humano para crear o destruir conocimiento está salpicado de semblanzas biográficas. Algunas de ellas como las de Newton o Marco Polo son excelentes y enriquecen un considerable esfuerzo de síntesis en el que obviamente no cabe todo.
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