martes, junio 05, 2007

Sonsoles



De acuerdo con lo publicado por el diario amigo, El País, la esposa de ZP ha estado echando mano de un diplomático, acreditado en Argel desde el 2005, para que le sirviera de acompañante y entretenedor en sus viajes. Acaba de estar con ella dos meses en París y antes también hizo lo mismo en Berlín. Ambos desplazamientos eran un asunto privado de Sonsoles, dedicada a sus quehaceres de artista. Nada hay que reprochar a que la mujer del presidente elija a sus compañías, pero alguien debiera haberla avisado, a ella o a su marido, de que los esparcimientos privados no deben pagarse con el erario público, que para eso el presidente tiene un sueldo. Y menos aún pervirtiendo un procedimiento como el de comisión de servicios, creado para otros fines. Se trata de concepto patrimonialista y posesivo que la esposa del presidente tiene del poder.
Nadie desea en Madrid hacer sangre con la presencia consorte/constante de la peletera Elena Benarroch, que acompaña a la presidenta en sus actuaciones de corista con coche oficial, diplomático a disposición y residencia gratuita en la embajada. Opá, España es su corrá.

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