sábado, septiembre 29, 2007

Triste y misterioso Hess

Me ha dado pena esta noticia. El nazi Rudolf Hess siempre me cautivó. Fue condenado a cadena perpetua en el proceso de Nuremberg (Alemania) al final de la Segunda Guerra Mundial. Pasó 40 años en la prisión militar aliada de Spandau. Allí entró el 18 de julio de 1947 y allí moriría cuarenta años después a la edad de 93 años. El gran misterio de este hombre reside en que fue cautivado en Inglaterra (pasó los cuatro últimos años de la Segunda Guerra Mundial en una celda en la Torre de Londres) tras lanzarse en paracaídas sobre Escocia, cerca de Edimburgo, desde un avión Messerschmitt en el transcurso de una misión secreta para negociar una paz con Gran Bretaña (!!!!!!!!!).

Tengo grabadas las imágenes de este hombre triste, altísimo y delgado paseando a solas por el lugar con una espectacular capa. Ahora se ha hecho pública la "mala praxis" de los dos responsables soviéticos de Spandau, que se ensañaron con el lugarteniente de Hitler, Rudolf Hess, durante las dos últimas décadas de los cuarenta años que pasó en reclusión solitaria en Berlin. Eso es lo que se desprende de documentos que se conservan en el archivo nacional de Kew (Reino Unido), citados hoy por el diario The Times, y que presentan a esos funcionarios soviéticos como una versión siniestra de la pareja del cine cómico conocida como "el gordo y el flaco". Los soviéticos se negaron hasta el último momento a escuchar los ruegos de los representantes en la prisión de las otras potencias vencedoras de la Alemania nazi para que relajaran el duro régimen que le habían impuesto.

Frente a los llamamientos a la compasión que lanzaron EEUU, Gran Bretaña y Francia, los soviéticos decidieron que Hess debía "purgar hasta el último aliento los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial". Las minutas de las reuniones entre los cuatro gobernadores, que representaban a cada uno de los cuatro aliados, muestran cómo los soviéticos estaban decididos a mantener su propia "guerra fría" en Spandau pese a la supuesta distensión entre Moscú y Occidente en los años setenta.

Según los documentos publicados ahora, el gobernador británico de Spandau, Bob de Burlet, escribió en mayo de 1974: "El gobernador soviético, Voitov, bajo y gordo, y su secuaz principal, Fedorov, delgado y cetrino, son un par de individuos mezquinos y huidizos que cumplen a la perfección el papel de unos siniestros Laurel y Hardy".

En contra de los deseos de los otros tres gobernadores, los funcionarios soviéticos se empeñaron en quitarle a Hess las gafas todas las noches para que no pudiese leer y se negaron a darle calcetines de invierno para que pudiese protegerse mejor del frío. Asimismo ordenaron la destrucción de todos los cuadernos en los que anotó sus pensamientos.

En febrero de 1974, cuando Hess estaba a punto de cumplir los ochenta, el gobernador británico escribió a propósito del comportamiento de sus colegas soviéticos: "La guerra fría de Spandau está dirigida tanto contra los aliados como contra Hess". El prisionero solitario de Spandau tenía órdenes del gobernador soviético, Voitov, de levantarse cada vez que éste entraba en su celda. Los funcionarios soviéticos insistieron asimismo en censurar las cartas que Hess escribía regularmente a su esposa aunque, según el gobernador británico, esas cartas eran el único "ejercicio intelectual" que tenía el ex jerarca nazi.

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