lunes, enero 28, 2008

El amor... oh, el amor

¿Puede una alteración de la química del cerebro ser la columna vertebral de un modus vivendi y operandi aceptado por millones de personas, durante cientos de miles de años? ¿Puedo estar equivocándome yo? ¿Como puedo sostener mi proyecto de vida en torno a algo falible, efimero, refutable y puramente biológico? Cuando me vienen estas pajas mentales, acudo a certezas inmediatas como Sara e inundo de alimento virtual la parte de mi vida menos atendida.

No hay comentarios: