Cuando todo esta gris y cuesta pensar, cuando el peso de la mediocridad convierte una tonelada de polvo en una tonelada de mierda, uno retorna al regazo materno, a la sencilla belleza de lo primigenio, a mi pequeña Josie.
Desde que me despertó en la fria sala de The Aviator, es una de mis estampas favoritas. Me sonaba su cara de las revistas, las fotos en Guess?, Marie Claire, Victoria's Secret y SportsIllustrated Swimsuit, de esposa de Dracula en Van Helsing (2004)...
Es dificil sobrevivir a una realidad en la que te encuentras con mermaos en puestos directivos, un presidente del pais en convalecencia perpetua, una ciudad llena de ruidos y gente que ensucia cada esquina, una película sin dinero, un coche que te dice adios, 40 años sin vender una escoba, una obesidad que deviene morbida, mediocres gestionando tu industria, alcoholismo incipiente, creatividad en paralisis permanente... y te refugias en seres imposibles, cópulas quiméricas con pixels lejanos y perfectos.
Son remedios seculares, pasiones ficticias como el chocolate de la infancia, idealizado en la lejania del placer racionado. Mentiras aceptadas en una tacita desmemoria que se ha consumado sin documentos entre tu mente y tu tristeza. Ella no girará la cabeza en esa calle. Tal vez ni tiene cabeza. Pero ¿a quien le importa?
Josie con Elena Anaya en Van Helsing y desnuda
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