lunes, enero 05, 2009
Impíos deseos al empezar el año de Arcadí
Impíos deseos al empezar el año Querido J: Al rito solar del Año Nuevo, el concierto de Viena (me paso las dos horas de valses, fantaseando con el frío de fuera, y la choucroute caliente y morosa que le espera al primer concertino: todo lo que me gusta me da hambre) y los saltos en Garmisch Partenkirchen se ha unido ya la pregunta de Edge. Al despuntar el alba, y con todas las ilusiones intactas, Brockman&Guests sacuden la resaca, preguntan y se responden. Lo hacen desde 1998 y este año proponen: «Qué es lo que va a cambiarlo todo?» El subtítulo lleva una consoladora precisión: se trata de cambios y desarrollos científicos que podamos ver en vida. El resumen de las ideas de Edge, la navajita más afilada de la cultura contemporánea, siempre es complicado. Excepto, claro está, en el caso de los dos o tres artistas que figuran cada año a modo de sansivieras: todas sus respuestas se pueden ignorar. Deberás fiarte, pues, de mi gusto y de mis obsesiones. También de las limitaciones del formato de la carta. Y, principalmente, de mis límites: no entiendo todas las respuestas. En todo caso, aquí tienes el catálogo completo. 1. Una nueva mente. Internet es la auténtica inteligencia artificial de nuestro tiempo. «En lugar de decenas de genios intentando programar una inteligencia artificial en un laboratorio universitario, hay mil millones de personas ejercitando los tenues destellos de inteligencia que emergen entre los cuatrillones de hipervínculos en la web.» Kevin Kelly 2. El homo evolutis. El desarrollo de las células madres y las nuevas prótesis llevan a una conclusión: «Lo que hoy es interesante, 200 años después del nacimiento de Darwin, es que estamos tomando el control de forma directa y deliberada sobre la evolución de muchas especies, incluida la nuestra». Juan Enríquez 3. El fin de la violencia. Las neurociencias podrán inhabilitar las condiciones cerebrales que facilitan el comportamiento violento. «Quiza descubriríamos un factor común entre los patrones del cerebro de alguien que está a punto de asesinar a un niño y un jefe de estado firmando un proyecto de ley para iniciar un programa de armamento nuclear, o un ingeniero que está diseñando un nuevo tipo de bombas racimo. Todos ellos aceptan a un cierto nivel intelectual que es perfectamente correcto que sus actos causen daño o la muerte a otros humanos. Los cerebros de todos ellos, quizá, experimentan el patrón D, el “patrón de la muerte”». Karl Sabbagh. 4. El cambio de lo real, lo posible y lo imaginable. Y lo que es su consecuencia: el cambio en el programa moral de los seres humanos: «Ahora deja correr la imaginación. ¿Qué haría un chimpancé con la maquinaria generativa que tiene el hombre cuando realiza cómputos en el lenguaje, las matemáticas y la música? ¿Se podría imaginar lo antes inimaginable? ¿Y si le diéramos a un genio como Einstein los componentes clave que hicieron de Bach otro genio distinto? ¿Podría Einstein imaginar ahora diferentes dimensiones de la musicalidad? Estas mismas manipulaciones neuronales incluso hoy son posibles al nivel genético.» Marc Hauser 5. La revolución en la enseñanza. Internet conseguirá ampliar de modo exponencial la noción de maestro, que ya no dependerá del azar: «En el pasado el éxito de cada uno dependía más bien de la suerte de contar con un gran mentor o profesor en el vecindario. La inmensa mayoría no ha tenido la suerte. Pero hoy, una joven nacida en África, tendrá probablemente acceso, en diez años, a un móvil con pantalla de alta resolución, conexión web y más potencia que el ordenador que tienes hoy. Podemos imaginarla adquiriendo cara a cara la comprensión, y eligiendo los grandes profesores del mundo. Tendrá una oportunidad para ser lo que puede ser. Y puede acabar siendo la persona que salve el planeta para nuestros nietos.» Chris Anderson 6. El fin de Babel. Observa este párrafo. «Aunque la comunicación de masas requiere de técnicas de traducción que superan nuestras capacidades actuales, las bases de esta tecnología ya se ha [sic] establecido y muchos de nosotros vivirá [sic] para ver una revolución en la traducción automática que va a cambiar todo lo relacionado con la cooperación y la comunicación en todo el mundo.» (Daniel L. Everett). El párrafo se ha traducido automáticamente del inglés. 7. La telepatía. Freeman Dyson habla desde sus 85 años. No espera ver grandes cambios en lo que le queda de vida. Pero anuncia que la telepatía dejará de ser una superstición. Y puede que comprenda e incluya a todos los seres vivientes. Este párrafo fascinante: «Cuando la radiotelepatía se extiende de los humanos a otras especies animales surge otro conjunto de oportunidades y responsabilidades. Experimentaremos entonces, directamente, el placer del vuelo de un pájaro o de una manada de lobos cazando, el dolor de un ciervo herido o de un elefante muerto de hambre. Sentiremos en nuestras propias carnes la comunidad de vida a la cual pertenecemos. No puedo evitar tener la esperanza de que compartir nuestros cerebros con nuestros semejantes nos convertirá en mejores gestores de nuestro planeta.» 8. El cambio llegará por donde no se le espera. Carlo Rovelli bordea el pesimismo, y está tentado de pensar que el progreso es un sueño. Pero se recupera y anota: «El tractor. La humilde máquina rural que ha cambiado nuestra vida quizá más que la rueda o la electricidad. ¿Otro ejemplo? La higiene. Nuestra esperanza de vida casi se ha duplicado gracias a poco más que lavarse las manos y darse duchas. El cambio llega a menudo por donde no se le espera. La famosa nota de los altos directivos de IBM al comienzo de la historia de la computadora consideraba que “no había mercado para más de unas pocas decenas de ordenadores en el mundo”». 9. La infancia perpetua. Alison Gopnikn ve en el mantenimiento de la plasticidad infantil del cerebro el gran horizonte. Los niños y su cerebro abierto son el I+D de la Humanidad. Pero se pregunta: «Si somos niños para siempre, ¿quiénes serán los padres? Si somos todos niños ¿quiénes serán los adultos?» 10. Cerebro Ctrl+c/Ctrl+v. Descarga de conciencia. Y tal vez su descargo. David Eagleman no cre que la medicina sea capaz de controlar el desgaste del cuerpo de una manera decisiva. Pero vislumbra un camino alternativo: «Mucho antes de que entendamos cómo funciona el cerebro, seremos capaces de copiar digitalmente la estructura del cerebro y de descargar la mente consciente a una computadora.» 11. Una muy, muy buena batería, dice el físico John D. Barrow sin dar más detalles, ni falta que hace. 12. El teléfono móvil. El matemático Keith Devlin casi se disculpa en estos términos: «[El móvil] pone la conectividad global, el inmenso poder computacional y el acceso a todo el saber mundial amasado durante muchos siglos, en manos de cualquiera. El mundo nunca ha estado antes, jamás, en esa situación. Eso lo cambiará realmente todo. Desde el modo en que los individuos viven sus vidas, al modo en que la riqueza y el poder se distribuyen en todo el planeta. Es la tecnología democratizadora definitiva. Y si mi respuesta parece menos afilada o científicamente sexy que muchas de las otras que habéis recibido, creo que sólo demuestra lo drástico y omnipresente que el cambio ha sido ya.» 13. La vida eterna. Frank J. Tippler es uno de los grandes físicos universales. Tiene algo de muy particular, sin embargo: es creyente y confía ciegamente en la eternidad: «Desarrollaremos la tecnología definitiva que, al transferirse con manos vacilantes a nuestros sucesores finales, las inteligencias artificiales y las descargas (downloads) humanas, nos permitirán expandirnos en el espacio interestelar, asaltar el universo, y vivir para siempre.» 14. El fin del Co2. Atiende: «Una serie de placas solares, que en conjunto, cupieran en una esquina de Tejas, podrían generar 3 terawatios. En el transcurso de diez años, 3 terawatios podrían proveer la suficiente energía para eliminar todo el exceso de carbono que la raza humana ha añadido a la atmósfera desde que comenzó la Revolución Industrial. Por lo que afecta a las emisiones de carbono, esto arreglaría el problema.» 15. La curiosidad. Daniel Dennett necesita poco comentario: «El sexo recreativo, la comida recreativa y la percepción recreativa (alucinógenos, alcohol), han sido populares desde la época romana, pero ahora estamos al borde de las autotransformaciones recreativas que dejarán pequeñas las modificaciones con las que se dieron el gusto los romanos. Cuando ya no necesitas comer para seguir vivo, o procrear para tener vástagos, o moverte para tener una aventura, cuando los instintos residuales hacia estas actividades puedan ser desactivados mediante la manipulación genética, no quedará ninguna constante humana. Excepto, quizás, nuestra incesante curiosidad.» 16. Neurocosmética. Marcel Kinsbourn ha visto en la cirugía cosmética las resistencias y luego el asentimiento. Piensa que sucederá lo mismo respecto a la estimulación cerebral profunda. «La experiencia muestra que aquellas reservas respecto a la autenticidad son teóricas. La nariz retocada, el pecho, los muslos o el tono de la piel se convierten en la nueva realidad de la persona, sin importantes reacciones sociales adversas. Incluso los transplantes faciales son ya viables. Las consideraciones que surjan de la estimulación cerebral profunda están presentes, a escala menor, en la cirugía cosmética.» 17. La escritura de la vida. Estas tremendas palabras de Craig Venter: «Tal como hemos aprendido en los 3.5 miles de millones de evolución convertiremos miles de millones de años en décadas y cambiaremos, no sólo conceptualmente, el modo como vemos la vida misma.» 18. La verdad. Sam Harris descubre en las investigaciones neurológicas el detector de mentiras perfecto. «Cuando se evalua el coste social del engaño, uno debe considerar todas las fechorías: infidelidades matrimoniales, estafas Ponzi, asesinatos premeditados, atrocidades terroristas, genocidios, etc., que están nutridas y apuntaladas, a cada momento, por las mentiras. Visto en este contexto más amplio, el engaño se plantea en sí, quizá por encima de la violencia, como el principal enemigo de la cooperación humana. Imagina cómo cambiaría nuestro mundo si, cuando la verdad importara realmente, se hiciese imposible mentir.» Ahora, querido amigo, cierra la pantalla y vuelve a Zapatero, a Rajoy y a don José Montilla.
Sigue con salud
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