jueves, abril 01, 2010

Pasolini en ABC


Pasolini, la verdad sin miedo
La madrugada del 1 al 2 de noviembre de 1975 moría asesinado en el astillero de la localidad marítima de Ostia, cercana a Roma, Pier Paolo Pasolini. Hoy, 35 años después, se sigue sin saber la verdad sobre este caso. Por este motivo, el abogado de la parte civil en el proceso de primer grado por el homicidio de Pasolini, Nino Marazzita, está decidido a seguir adelante para conocer la verdad incluso en el Tribunal Europeo si es necesario, señaló a ABC.
El caso Pasolini se ha abierto y cerrado en numerosas ocasiones, pero ahora se vislumbra una posibilidad real de reapertura de las investigaciones. «Las nuevas tecnologías y los nuevos indicios acumulados en estos años nos hacen ser optimistas», explicaba el abogado calabrés a este periódico. Marazzita quiere aplicar los últimos avances en el campo de la investigación científica para analizar la camiseta llena de sangre que Pasolini llevaba la noche que le apalearon a muerte, atropellándole después con su propio vehículo. «Se conserva todavía su carné de conducir, los zapatos y la camiseta manchada de sangre, todos son restos del delito que con las tecnologías actuales pueden arrojar luz sobre el caso, por lo que realmente existe una posibilidad de conocer la identidad de los asesinos», confirmó Marazzita.
A los datos aportados por la ciencia se unen las revelaciones del presunto asesino, «Pino» Pelosi, y de uno de los amigos más cercanos a Pasolini, el actor y director de cine Sergio Citti. El caso de Pasolini se cerró con la confesión de Pelosi, que por aquel entonces tenía 17 años, como autor de los hechos. En 2005, sin embargo, hizo unas declaraciones retractándose de su culpabilidad.
«Siempre ha habido muchas partes oscuras en este proceso, pero ahora con ese testimonio y el de Sergio Citti tenemos más datos para llegar a la verdad», explicó Marazzita. El abogado hacía referencia a las importantes declaraciones de Citti, actor y cineasta compañero de Pasolini, señalando que su amigo recibió una invitación para ir a Ostia a recoger los negativos originales de «Saló o los 120 días de Sodoma» que le habían robado, quizá, grupos de la extrema derecha. Según el testimonio de Citti, Pasolini estaba pasando un mal periodo por este robo, por lo que cuando recibió la llamada no se lo pensó dos veces y acudió a la cita. Era muy valiente.
«Este testimonio demuestra que le engañaron», comentó Marazzita, señalando que «lo que hay que hacer es investigar, algo que nunca se ha querido hacer hasta el final, porque el caso se reabría y cerraba rápidamente. Espero que ahora haya voluntad de llegar a la verdad». El optimismo del abogado se debe a la carta enviada por el ministro de Justicia, Angelino Alfano, pidiendo a la fiscalía de Roma la reapertura del caso.
A lo largo de estos 35 años han sido numerosos los intelectuales que han pedido la reapertura del caso Pasolini, entre ellos la periodista y escritora Oriana Fallaci, amiga de Pasolini. Fallaci dedicó varios artículos al asesinato del cineasta, sacando a la luz testimonios de la época que hablaban de dos motoristas como autores del homicidio. Hasta su muerte en 2006, la periodista no dejó de pedir una nueva investigación sobre el caso.
Pasolini era un personaje polémico para su época, aunque según muchos expertos hubiera sido también hoy igualmente amado y odiado. «Escandalizar es un derecho, como ser escandalizados es un placer, mientras que quien rechaza el placer de ser escandalizado es un moralista», decía un Pasolini serio en su última entrevista televisiva pocos días antes de morir.
Pasolini dirigió grandes obras maestras del cine italiano como «Accatone», «El Evangelio según Mateo», «Teorema» o «El Decamerón». Todas estas cintas causaron gran revuelo en la sociedad de la época, aunque su último largometraje, «Saló o los 120 días de Sodoma», es su testamento en el que repudia la «trilogía de la vida» por la utilización comercial de su visión de una sexualidad libre de pecado. Chicos y chicas tratados como animales, violencia sexual y una crítica feroz a la Iglesia, a la política y a la burguesía. Esta fue una película prohibida en casi todo el mundo.
En torno a este filme se ha generado un debate sobre la presión que Pasolini pudo haber soportado en ese periodo. «No podemos contentarnos con la versión oficial del asesinato, porque sería convertirnos en cómplices», escriben los promotores de una iniciativa para recoger firmas y pedir la reapertura el caso.
Los familiares de Pasolini por su parte están hartas de tanta habladuría. «Son personas simples, cansadas del paso del tiempo sin respuesta», comentó Manzziti, «pero yo sé que esta vez se puede llegar a la verdad. Antes esa verdad daba miedo porque se pensaba que grandes personajes del mundo político estaban involucrados. Después se dejó de investigar por inercia. Ahora la voluntad es la de saber la verdad sin miedo, porque si se llegara a los asesinos reales, no creo que su identidad desestabilizara al país, han pasado muchos años».
Pelosi, cuyo débil físico provocó muchas dudas sobre su confesión como único asesino, fue condenado a nueve años de cárcel, pero en una entrevista concedida en 2005 retractó su versión asegurando que fueron tres desconocidos los asesinos del cineasta nacido en Bolonia. «Durante todo este tiempo he ocultado la verdad por miedo». dijo. Esta confesión, de la que ABC informó en su día, ha hecho ahora replantearse el caso a la justicia, además, de las sospechas de que la muerte del cineasta tiene que ver con el robo de unas cintas de su última película.


El azote de Dios, para ABC por TULIO DEMICHELI.
Ensayista, poeta, novelista, cineasta... Más allá de las ideologías, fue vituperado pro la derecha y por la izquierda.
Admirable y execrable ángel y demonio. Sin duda hoy no podríamos más que repudiar su pederastia. Un sacerdote rompió por animadversión ideológica -Pasolini era comunista- el secreto de confesión de un niño de doce años para acusarle de abusos sexuales, lo que enseguida le valió la expulsión del Partido Comunista de Italia, partido que siempre le odiaría, como la derecha no sólo extrema sino ortodoxa. Pasolini jamás ocultó esa baja pasión y ahí están los relatos de «Amado mío» y «Ragazzi della vita», algunas imagen de «Decamerón» y «Las mil y una noches» o la terrible e insoportable «Saló o los 120 días de Sodoma», ni su debilidad por los chaperos o los pequeños chorizos. Pelosi no fue sino otro chulito que recogió de la Estación Termini y a los que llevaba a cenar a uno de los restaurantes más famosos de Roma: el Piccolo Mondo.
Admirable filólogo, especialista en los dialectos friulano y romano. No menos admirable ensayista y periodista cultural, compañero de ruta de Moravia y Sciacia, explorador del mundo de los mitos y las tragedias («Edipo Rey», «Medea», incluso «Pocilga»), cristiano comunero o comunista arcádico (su Jesús histórico de «Il Vangelo...» protagonizado por un joven español y en el que su madre hacía de María) o «Teorema» (película premiada por la Oficina Católica Internacional cuyo galardón fue retirado por el Vaticano días después, ya que mostraba a un joven que curaba de sus fantasmas eróticos, políticos o artísticos a toda una familia burguesa)...
Temible polemista que tuvo la osadía de acusar a los estudiantes de chulitos pequeñoburgueses que agredían en sus manifestaciones a pobres diablos del lumpen: policías campesinos de Sicilia o Calabria... Y antiabortista visceral muy avant la lettre. Gran poeta en versos e imágenes, ahí están sus «Cenizas de Gramsci» o filmes como «Pajaritos y pajarracos»... Intelectual de honestidad más allá de toda prueba, tras el éxito popular de su «Trilogía de la vida» («Decamerón», «Cuentos de Canterbury» y «Las mil una noches») se despidió con la atroz «Saló...» porque la mentalidad utilitarista-totalitaria moderna había traicionado el espíritu ingenuo y libertario de tres películas que miraban el sexo y la vida sin sentido del pecado.

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