viernes, febrero 25, 2005

Abandono

Hacer lo que todos hacen. Siempre hice eso. Alimentando mi ambición. Pero algo falló en los cálculos pueriles.
Durante la primera juventud observas algunas vidas cercanas. El hombre que entra en el bar todos los dias, la anciana que pasea a su perrillo. Yo me preguntaba que sentido tenian esas vidas. Individuos sin razón para levantarse cada mañana. Sin metas o ambiciones, sin compromisos, responsabilidades. Cuerpos que transitan el tiempo. Se encuentran tan ajenos a la vida, que no ven ni siquiera por donde caminan. Su vida son las pequeñeces de la cocina y el baño. Solo viven realmente en el tiempo y lo desgranan y vencen como pueden. Yo, enfático adolescente cabrón, me preguntaba ¿porque viven? La lectura de Cioran marcó esa teoria en mi vida. Habia que tener una razón, una causa por la que estar vivo. No se puede vivir por vivir. ¿Viven mecanicamente? ¿Por qué han abandonado?
Con el tiempo eres otro. ¿Quien era realmente? Solo eres labrado por el tiempo. Ves a Maria Teresa Campos y entras en los bares. Hablas con camareros y curas. Y te unes al rio de forma mansa, llevado por corrientes. Lees best-sellers. Paseas. Dejas de comprar el periodico y bebes vino. Aprendes a coquetear con los minutos y las horas. Te sientas al sol. Ves las ofertas. Abandonas. Solo vives el instante, por terror. No persigues nada. Abandonas. Rindes cualquier pleitesia a Dios. Y llega de forma inopinada la ocasión y ya no miras. Abandonas. Lloras y no piensas. Lloras a solas. Y abandonas...

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