Hoy, en un nuevo y perturbado episodio, me encontré con las huestes seráficas de Lorenzo (alias Lolo o ex-gordo) en un desfiladero del enclave cervantino. Los serafines supremos me susurraban su visión hermética de la venta del jabón. Tyler se escondía en la cara de Lolito y me decia:
"Don't you find it ironic that the very institutions that instill and perpetuate the desire to collect consumer goods that aren't really necessary are the same people who make films like fight club. A film which in many respects goes against the grain and openly challenges consumerism. You got to love the media! Now stop reading and start buying!"
Los del Project Mayhem se habian metido en mi amiguito y no cesaba de mascullar "in Tyler we trust". Maria me salvaba del niño con un discurso a modo de exorcismo: leía el catalogo de IKEA compulsivamente. Pero Lorenzo nos venció sin recurso posible. Su serio gesto revelava una convicción propia de Nieztsche: "We are products of lifestyle obsession. Murder, crime, poverty do not concern me. What concerns me are celebrity magazines, television with five hundred cannels and a designer name on my underwear."
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