Me encanta leer bebido "La decadencia de Occidente" de Oswald Spengler. Solo uno de los tomos, el segundo, en papel. El primero tuve que imprimirlo de la red y en ingles. Hace poco lo encontré en español. España, como Polanco, es así. En una lectura que golpea como una barrena en el subconsciente.
«Seis años tardó Spengler en escribir La Decadencia de Occidente. Seis obstinados años, en un hambriento conventillo de Munich, en una pieza lóbrega que da a un pobre paisaje de chimeneas y de tejas manchadas. Entonces, no tiene libros. Pasa las mañanas en la biblioteca pública, almuerza en comedores para obreros, toma, cuando está enfermo, vastas y ardientes cantidades de té. Hacia 1915 termina la revisión del primer volumen. No tiene amigos. Secretamente se compara con Alemania, que también está sola. En el verano de 1918 La Decadencia de Occidente apareció en Viena. Sus varoniles páginas, redactadas en el tiempo que va de 1912 a 1917, no se contaminaron nunca del odio peculiar de esos años. En 1920 empezó la gloria. Spengler alquiló un departamento sobre el Isar, compró con amorosa lentitud unos cuantos miles de libros, coleccionó armas persas, turcas e hindúes, escaló altas montañas y se negó a la persistencia de los fotógrafos. Su concepción biológica de la historia se podrá discutir, no su espléndido estilo» Jorge L. Borges.
No creo en la democracia. Es tan triste... La practico por compasión.
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