Esperando este posible viaje a los Balcanes que me saque del paro, paseo con mi anciano compañero y disfruto de la primavera emergente. Se me sienta en el cesped o en la arena y no se mueve. Yo escucho en la radio a Fernandez de la Vega, vomito un poco con Carlos Carnicero y me siento, con 40 años, como un jubiladin en un banco. Me llaman y me dicen que alguien en el PSOE de Madrid visita esta página. Parece que no gusta...
Al principio, Urkel se pone muy digno, mirando al horizonte, con esa tristeza de los boxers que no sabes si están cabreados o muriendose o si son felices. No le gusta que mire a los viejetes jugando a la petanca.
Para lograr estas fotos con las orejas tiesas tengo que mentir y decirle que viene allí mi hermano, mis sobrinos o mi madre. Tiene casi 12 años y está viejito. Ya hace poco caso a los otros perros. Me preocupa que me vaya 2/3 meses y no le encuentre ya aquí, asi que ahora aprovecho el tiempo y paseamos juntos. Leemos la prensa, le hablo de mi padre (a quien no conoció) y nos acordamos del Papa.
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