
Esperando este posible viaje a los Balcanes que me saque del paro, paseo con mi anciano compañero y disfruto de la primavera emergente. Se me sienta en el cesped o en la arena y no se mueve. Yo escucho en la radio a Fernandez de la Vega, vomito un poco con Carlos Carnicero y me siento, con 40 años, como un jubiladin en un banco. Me llaman y me dicen que alguien en el PSOE de Madrid visita esta página. Parece que no gusta...
Al principio, Urkel se pone muy digno, mirando al horizonte, con esa tristeza de los boxers que no sabes si están cabreados o muriendose o si son felices. No le gusta que mire a los viejetes jugando a la petanca.


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