sábado, mayo 07, 2005

La imagen de la Iglesia

Los niños ven video-clips sangrientos con voladuras de coches casi reales. Un solo episodio de Los Simpsons incorpora mas matices y mas ritmo que una buena homilia de Rouco. La iglesia, desde el final de los tiempos heroicos, ha concebido una iconografia oscura, dolorosa, asustadiza, llena de dolor de contrición. Pretende con ello ser fiel guardian de las virtudes teologales y las enseñanzas de Cristo. Los tiempos no deben modificar ese fiel discurso pero la batalla del espacio ciudadano esta perdida desde que los hippies se pasaron de moda. ¿Debe la iglesia adaptar su oscura parafernalia a estos tiempos de ritmo endiablado, prisas, ideologias sintéticas y hedonismo visual? Cuestiono esto yo, loco pornógrafo mirón. Cristo expulsó del templo con un látigo a los mercaderes okupas. La iglesia está repleta de hombres vigorosos que, amparandose en la humildad y la caridad cristianas, han abandonado la lucha ciudadana, y avergonzados, solo mantienen la mínima disputa con aquellos que difaman en exceso la honra cristiana. Palabras como solidaridad, empatia, talante o democracia han arrebatado los contenidos mas genuinamente cristianos. La sumisión de la jerarquia de la iglesia en el mundo mediatico ha convertido al cristiano común en un ser avergonzado, culposo de un delito que desconoce. La iglesia oculta los superavits con el estado y utiliza una excesiva discrección en la divulgación de sus obras. El Estado se ha adueñado de sus logros. Digamos que su "política de comunicación" es de un perfil muy bajo. Este es tiempo de heroes y hombres intrepidos.
Nefasto responsable de imagen
Esos hijos de Dios, guijarros gnósticos del mensaje espiritual mas poderoso de todos los tiempos, deben de mostrar al mundo que existen y sus convicciones deben ser respetadas como las de gays, judios, musulmanes, comunistas, prostitutas y politicos nacionalistas. Es el sacrificio que deben asumir como tenedores de las enseñanzas que mas sangre y martirio han costado y, con este, revelar al orbe que merece la pena una lucha luminosa, lejos de viejos legajos y ritos arcaicos, perpetuados por ancianos. No existe la tristeza, la congoja, la extreñez, la vergüenza, el miedo, la timidez o el ocultismo. Borges dice que Dios se hizo hombre en el cuerpo de Judas, en su inmensa modestia. En estos tiempos de angustia y hastio, esa táctica ya ha terminado. Es hora de empezar mostrar al mundo una presencia firme y orgullosa, civil e integradora de todos los que se sienten amenazados por una iglesia que intimida en su antigüedad, sin necesidad de alzacuellos. Puedes ser maricón y te voy a querer siempre, amiguito, pero no te caso. ¿Tu crees que el Madrid remonta?

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