La vida es tremendamente nazi y Robert Horry, de 34 años, es una muestra de ello. Todos nos mentimos con juegos democratas y negligencias que ajustamos dentro de lo politicamente correcto. La existencia es un juego en el que la fortuna y la ley del mas fuerte marca todo nuestro devenir. Conoci a un pastor que acertaba con una pedrada a 75 metros en el globo ocular de un jabali. Si eso fuera deporte olimpico, que lo merece, seria hoy un mito.
Horry es un perpetuo reserva. Ahora, a lo tonto, ha entrado a formar parte de la historia de la NBA. Es el primer suplente con seis títulos de liga con tres equipos diferentes, los Houston Rockets (1993-1995), Los Ángeles Lakers (1999-2002) y los San Antonio Spurs (2005) .
Horry es el prototipo del factor sorpresa. Tipico atleta invisible sin club de fans al que dificilmente reconoce su puta madre a la hora de comer. Tiene que recurrir a lo inmediato, sus triples. Con 53 en las Finales que ha disputado, la mejor marca en la historia de la NBA, superó a Michael Jordan, el mejor de todos los tiempos. La vida es cruel, nazi, devastadora; un juego prohibido para idealistas papanatas. En su caso al menos tenemos justicia poetica en grado supino.
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