Este mediodia, antes de comer en un restaurante a miles de kilometros de casita, llame a mi madre. Me anuncio la muerte de mi socio. Llevaba sin poder moverse desde el domingo. Se arrastraba solo para comer algo. El calor y una repentina dolencia cardiaca se llevo a mi fiel compinche en 4 dias. He sentido verguenza cuando en el transcurso de la comida se me escapaba una lagrima y tenia que tragar el momento. Me preguntaba como podia sentir dolor por la ausencia de un perro cuando tantas tragedias acontecen en el mundo. Urkel siempre llevo todo con esa dignidad tan prusiana de los dogos y los boxers. Su mirada serena, la complicidad de ciertos gestos, se hacia presente y yo no estaba a su altura. Luego se lo dije a los compis. Se ha muerto mi perro. Todos entendieron que pocas cosas hay tan cercanas como un camarada de mas de dos lustros. Tuvo una vida digna y dejo muchos afectos verdaderos. Urkel se ha muerto. Viva Urkel.
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