Erice dice que "la pintura y el cine entran en relación". En realidad, la grandeza de esta magistral obra, gigantesca en la simplicidad, reside en la descripción terriblemente minuciosa y poética del proceso creativo. Erice es un director que logra vivir en esa sutil dificultad. Capta lo inasible, lo abstracto, lo inmanente: la perdida, la idea, la creación, etc.
En mi gran espacio libre, encuentro en este DVD impropia del mercado español un universo en el que perderme, viendo sufrir a Antonio Lopez. Un pintor obsesivo que lucha con los detalles de lo físico. Su realismo es de una precisión exasperante. La charla con la mujer china es sublime. Una clase de perspectiva.
El juego de las dos disciplinas es increiblemente vivo. El ojo de la cámara impone sus límites, evidenciando unas diferencias en el formato del encuadre, la profundidad de campo o el color. Este dvd se puede ver mil veces.
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