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jueves, abril 23, 2015

Floyd Mayweather vs Manny Pacquiao. Dos de mayo. Las Vegas



Siempre me he preguntado cuantos occidentales saldríamos adelante en una guerra local. Sin nuestro programa de televisión, sin nuestras medicinas, sin podólogo ni entrenador personal, sin internet, ni mus, ni peluquería. Dejar durante un tiempo indefinido nuestro empeño enloquecido de obtener la felicidad. Bruckner ya avisó de la enfermizo ocultación del pesar, del dolor. Hoy solo es moral ser feliz. Y la democracia es el único camino. La ley única es la felicidad como exigencia, como derecho inexcusado.




Emmanuel Dapidran Pacquiao (1978). Pacquiao comenzó su carrera profesional a la edad de 16 años. Vivía en la miseria en Kibawe, Bukidno, Filipinas. Se escapó de casa con 14 años. Llegó solo a Manila. Comenzó realizando pequeñas labores al tiempo que entrenaba.

La persecución del boxeo en España es continua pero en una sociedad hedonista como la europea no es algo reseñable. Lo que si parece poderoso es su presentación como un daño físico y moral para los niños. La exaltación de la salud y la maldición del uso de la fuerza (tan necesaria en la guerra que viene). De una existencia de dolorosa queremos pasar a vivir (literalmente) de culpar al todo menos a nosotros, individualmente, de nuestros males.

En 2013 se pidió la prohibición de una velada de boxeo en un colegio público en  Los Montesinos (Alicante). Un cargo de la oposición en Alicante, Eva Ortiz, pidió “la dimisión inmediata” del alcalde, José Butrón por dar vía libre a la velada: “Es una barbaridad que un ayuntamiento colabore en un evento de estas características en un colegio público”; alegando que su formación “tiene y tendrá ante este tipo de iniciativas tolerancia cero”. La Federación de Boxeo de Valencia comentó que en esos mismos espacios tenían lugar concursos de paellas donde se bebe alcohol, actuaciones musicales,etc. 

Poniéndose a la misma altura, con los pantalones por los pies, en ese discurso melífluo, la Federación Española de Boxeo contesta que alrededor de 1.000 menores de 15 años  practican “boxeo educativo sin contacto”. Para la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España. “los menores no deben ver ni practicar boxeo. Aunque el niño golpee un saco, no deja de ser un acto violento. No hay que banalizarlo, ser agresivo con los puños es injustificable”.

En esa montaña rusa delirante, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos aporta datos. “Entre 2000 y 2010 el boxeo provocó 68 muertes en el mundo, es una barbaridad. Claro que hay más muertes en el montañismo o las carreras, pero en estos deportes no se premia el daño infligido al contrario, para un médico, éticamente, no hay vuelta de hoja”. 

El Consejo forma parte de la Asociación Médica Mundial, una de las más tajantes en su recomendación al respecto: “El boxeo es un deporte peligroso. Puede ocasionar la muerte y produce una incidencia alarmante de lesión cerebral crónica. Recomendamos que sea prohibido”.

Un central o un delantero centro de un equipo de fútbol colisionan con balones que transitan a una velocidad muy superior a la mayoría de los puñetazos. El hospital Albert Einstein College de Medicina de la Yeshiva University y del Centro Médico Montefiore,  institución neoyorquina, hicieron un seguimiento a 28 jugadores aficionados, de 30,8 años de media, que practicaron el fútbol desde niños. Con resonancia magnética con tensores de difusión, para poder ver los tractos neuronales, y posteriormente pruebas cognitivas. Vieron indicios de lesión cerebral traumática. No han leido a Nietzsche. No saben que la vida es una filosofía a martillazos. Se ocultan que la locura puede surgir de cualquier rincón, que un coche puede reventar por azar, que el dolor es parte de todo.





Pascal Bruckner en La tentación de la inocencia identificó al occidental como una persona libre (eso lo dudo tanto) sumergida en el capricho, la fatuidad de lo inmediato, que vive inmersa en poses, sin afecto por  la responsabilidad y el sacrificio. Léase el opúsculo comprometidísimo de todo moderno cifrado en un hashtag: #BringourgirlsBack.

Se trata del infantilismo y el victimismo que impide a una mujer ser modelo o stripper (El Instituto de la Mujer investigará las fiestas en las que se ofrecen copas a cambio de un 'striptease') o prostituta. Se trata de una sociedad que vela (¿quien lo decide y cómo?) porque una cineasta tenga mas puntos para la ayuda por ser mujer, manteniéndola en una tutoría que le falta a la dignidad. Se trata de un mundo en el que los niños no visitan a sus viejos porque están enfermos y "se pueden impresionar". Es una sociedad que solo te concede la imprescindible libertad para que pagues a Hacienda. Y la pregunta resurge. ¿Quien podrá resistir a una semana de guerra?


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