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domingo, junio 14, 2015

El dolor de la risa. Cómicos con depresión



El suicida gracioso

Rufufu

Un director español de comedias de gran éxito (en míticas series de televisión y en tres películas, rara vez falla), me dijo que el mejor humor surgía de situaciones muy trágicas. Las grandes comedias se gestan al alterar, casi pervertir, nuestra mirada. Nos introducimos en la terrible vida de un verdugo, de gente luchando por un piso, de un suicida, de una delincuente, de un drogadicto, una puta o un par de parados y nacen historias de Berlanga, o Little Miss Sunshine, Marnie la Ladrona, Aida, Trainspotting, Rufufú ...





El cómico tiene que poner otra lente. Y eso lo hace poca gente. Si se es un ser atormentado, con tendencia a observar esas situaciones, el creador puede quedarse ahí abajo, rumiando doliente. Tiene que poseer una mirada educada hacia lo insólito, lo grotesco e inesperado. Es un humor que nace tras llorar un poco, tras sentirse solo, aislado en el drama. Dicen los expertos que la comedia motiva a estos observadores por el poder sanador de las risas del espectador. Cuando muere un padre, al salir a la calle, choca la sensación de que el mundo sigue sin reparar en el dolor propio. ¿Cómo pueden sonreír, comprar, pasear? Y se continua con la paulatina inmersión en la multitud, el unirse a la pulsión del mundo, que hace que el duelo sea mas leve, incorporándonos a esa corriente eterna que es la vida. Para eso existen los funerales, los pésames. Son ritos. La comedia es el pasaporte de estos delicados seres ante la devastación que el mundo les proporciona con cada paso en la vida. Es su gran rito. Es su modo de retornar a "lo normal", de encontrar la salvación, aunque ellos saben que la vida es la mayor ficción (la comedia es un truco tras otro) y que lo mas verdadero que sienten es innombrable, es lo oscuro.

Robin Williams se suicidó el 11 de Agosto de 2014

"Robin Williams had been on and off meds his whole life. I could sense in him as we spoke at length on the phone that this was a subject that he wanted to talk about; the brain of the comedian and the ego and the sensitivity of that performer. Talking in length to me about it – and it's startling that it's a subject that for the most part has gone undiscussed in the public forum – he seemed excited for this opportunity for fans to peel back the curtain and find out just what the hell is under there."

El suicidio de Robin Williams, un hombre cuyo humor siempre se movió en el terreno de la más afable honestidad, que educó a una generación completa de niños estadounidenses, devastó el corazón del mundo entero. La revisión de su humor más afilado no ofrecía ningún indicio de su tormento interior. Su trabajo podía gustar o no, pero estimulaba a vivir. Surge entonces la gran pregunta. ¿Cómo no pudimos jamás sospecharlo? Pero muchos saben bien el porqué. Como lo supieron en marzo, cuando los detalles clínicos del piloto de un vuelo de Germanwings, siniestrado en marzo en los Alpes franceses, mostraban que trataba su enfermedad de forma oculta. Es el estigma. La mácula. La cruz.

Kenneth Williams: "I certainly wouldn't call myself a happy human being. All the comedians I've ever known have been deeply depressive people, manic depressive. They keep it at bay with this façade."

Tras la muerte de Williams muchos cómicos se han sincerado. Y muchos desenlaces ya olvidados han cobrado actualidad, como el suicidio de Tony Hancock, el de Freddie Prinze Sr en 1977, el terrible final de Lenny Bruce o las vida extremas de John Belushi, de Fatty Arbuckle, de Chris Farley. Incluso Stephen Fry ha dado detalles de su enfermedad bipolar. Pero en el caso del cómico no se puede caer en la generalidad del vínculo entre creatividad y desorden. Porque lo supera. 

Rodney Dangerfield It’s Not Easy Bein’ Me: A Lifetime Of No Respect But Plenty Of Sex And Drugs
Rodney Dangerfield

“My life is nothing but pressure. All pressure. This pressure is like a heaviness. It’s always on top of me, this heaviness. It’s always there since I’m a kid. Other people wake up in the morning, ‘A new day! Ah, up and at ’em!’ I wake up, the heaviness is waiting for me nice. Sometimes I even talk to it. I say [adopts cheerful voice] ‘Hi, heaviness!’ and the heaviness looks back at me, [in an ominous growl] ‘Today you’re gonna get it good. You’ll be drinking early today.’”—Rodney DangerfieldNo Respect


Existen muchos otros casos de cómicos cuya maltrecha psique contrasta extraordinariamente con la percepción que el público tiene de ellos. Las memorias de 2004 del gran Rodney Dangerfield  (It’s Not Easy Bein’ Me: A Lifetime Of No Respect But Plenty Of Sex And Drugs) sorprendieron por su tremenda carga de tristeza. Cuenta que en una ocasión rechazó una invitación para cenar con su ídolo máximo, el gendario Jack Benny: “La verdad es que no fui porque sabia que no podía ser yo mismo con  Jack Benny. Tenía que interpretar. ¿Puedes imaginarme diciendo a Jack Benny, ‘Tio, estoy tan jodidamente deprimido. Estoy tan superado por esta mierda?’”


You were seventeen yesterday. You’ll be fifty tomorrow. Life is tough, are you kiddin’? What do you think life is? Moonlight and canoes? That’s not life. That’s in the movies. 
Life is fear and tension and worry and disappointments.
Life. I’ll tell ya what life is. Life is having a mother-in-law who sucks and a wife who don’t. That’s what life is. 


Sarah Silverman es otro caso de cómica muy sorprendente. Una mujer famosa por sus celebradas intervenciones en SNL, de sangre judía, inteligente, irreverente y hasta zafia (obscena la llama afectuosamente la reina DeGeneres) que se maltrata grotescamente (con un rostro precioso y un físico espectacular) como si no fuera mas que un marimacho. Para ella es mas fácil querer a un perro que a una persona porque en los ojos de un animal "no ve todo lo que odia de si misma".

Owen Wilson intentó hace unos años suicidarse. Woody Allen acuñó la expresión “tears of clowns” aunque con su distancia habitual tomada hasta el extremo no ve epculiaridades en los cómicos. David Letterman, ya en retirada, confirma que los antidepresivos le salvaron la vida ("it's the world with 20/20 vision."). Larry David, Steve Coogan y otros cómicos compartieron sus historias de depresión en un documental dirigido por Kevin Pollak (Misery Loves Comedy) en el que desarrollan un tópico como es la necesidad de aceptación, de consuelo. El actual rey de la comedia, Judd Apatow, productor de Knocked Up, Bridesmaids y la serie de  HBO Girls, admite en el metraje que se metíó piedras en la nariz para hacerse pasar por una maquina tragaperras solo para recibir atención. 

"I'm paraphrasing, but Friends actor Matthew Perry told me during filming, 'Comedians don't have a franchise on misery and loneliness.' But they do have a pretty good corner on the market." Kevin Pollack

Sarah Silverman's autobiography
La cómica más bonita, Sarah Silverman

La necesidad enfermiza de acceder a esa fuerza sanadora, redentora, que es la carcajada del público, su favor afectuoso, tiene su otro lado. Es la ineludible obligación de estar siempre despierto, más despierto que nadie en la sala, sutilmente conectado a la respuesta precisa que en cada actuación requiere una audiencia distinta, aunque esté compuesta de las mismas personas. En una gran actuación el cómico se expone. Representa sus dramas y sus fobias, desnudas. Puede ser un perfecto acto de psicoanálisis o una demencial exhibición de cada genuino dolor.


Jim Carrey, el mago de la cara de goma, el imitador hiperactivo de humor físico (hace comedia con las rodillas, las caderas...), lleva actuando desde los 16 años. Padece depresión. En el año 2004, durante el programa 60 minutes, al ser preguntado por el origen de semejante despliegue de diversión pura, contestó: "La desesperación". Ha transitado del Prozac a la espiritualidad. 


Poca gente puede presumir de una carrera tan llena de éxito en la comedia como Conan O’Brien. En la promoción de Conan special from Cuba, Conan O’Brien se detuvo en The Howard Stern Show y repasó toda su carrera, desde que escribía en la facultad hasta SNL y The Simpsons y el rediseño de su TBS show. O’Brien sacó a la palestra sus problemas con la depresión, la ira y la ansiedad desde su primera etapa en el NBC late night, y de cómo la pérdida del Tonight Show fue devastadora

Cuenta que siempre envidió la capacidad del legendario Johnny Carson de pasar desapercibido fuera de su show. No tenía conciencia de si mismo lejos del estudio, en una fiesta, en un evento ajeno a su show. Algo que siempre desgasta a los cómicos en su afán de satisfacer las expectativas de su audiencia. Uno de sus mejores amigos (se conocen desde que compartían casa en Harvard con Jeff Zucker) es el cura católico Paul O’Brien (no son familia), parroco en St. Patrick's Parish en Lawrence, Massachu­setts. Tal vez eso le ayude...




"Socially, he doesn't exist. The reason is that there are no television cam­eras in living rooms. If human beings had little red lights in the middle of their fore­heads, Carson would be the greatest conversationalist on Earth." 
Kenneth Tynan sobre Johnny Carson.

Maria Bamford, depression - Self deprecating
Maria Bamford

Otras celebres depresivas son Maria Bamford y la gran estrella Ellen DeGeneres. María tiene 43 años y es una (stand-up) cómica que centra gran parte de sus actuaciones en lo que los americanos llaman el self deprecating. Es decir, en la autocrítica, en tirarse por tierra. Su humor es inteligente, raro y asusta, como dice el New York Times. Se ríe de su ansiedad, de la depresión. Sufre un tipo de desorden vinculado al Trastorno obsesivo compulsivo (OCD) llamado "unwanted thoughts syndorme". Hace chistes. Parece que sufre mucho.




Ellen es una megastar. En 1997 DeGeneres salió del armario junto a su personaje. Supuso, por un tiempo, su hundimiento. Y todo fue a peor con su noviazgo con la extraña Anne Heche. Durante tres años anduvo desorientada, enfadada, sin trabajar. Deprimida. Pero su caso se aleja del resto. No está tan unido a la condición de cómica como a sus conflictos con la opinión pública, su sexualidad, etc.


“Nothing happened: I had no traumas in the family, nobody died. I never missed a meal. Everything was fine. I think the trauma was that I realised: my God, this ends! It comes to a point where one day you vanish. You totally vanish for ever. You’re gone. Period.” Woody Allen.


El maestro de la comedia italiana Mario Monicelli
El maestro de la comedia italiana Mario Monicelli


El director de la obra maestra de la comedia de 1958, citada al inicio, Rufufú (Il soli ignoti en Italia y Big Deal on Madonna Street en USA) el cineasta italiano Mario Monicelli, gran maestro de la comedia italiana (curiosamente el protagonista, Vittorio Gassman era otro genio sumido en tremendos periodos de depresión ), decidió en noviembre del 2010 al llegar a los 95 años, enfermo de cáncer terminal de próstata, que ya no existía sitio para la comedia en este mundo tumultuoso, que había que buscar nuevos escenarios, nuevos textos, y se tiró por una ventana del quinto piso del Hospital San Juan de Roma donde le estaban tratando. Una muerte elegante. De gran cómico. 

Gracias por tanto. Gracias a todos.