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domingo, junio 21, 2015

Jurassic World, el cine vacío de miles de millones y el Motion-Capture






“Jurassic World” destrozó las taquillas con un fin de semana de arranque mundial de más de medio millón de dolares. El eje que sostiene todo este aparato huero es Industrial Light and Magic. La vanguardista empresa fundada por George Lucas aproxima a los adolescentes a una detallada experiencia, casi de videojuego, por medio de la técnica de la captura de movimiento (motion capture) en el diseño de los dinosaurios y, especialmente, de la raza genéticamente modificada que nace en este capítulo de la saga (seguramente la única actividad intelectual que incluye el guión): los Indominus rex. El paleontólogo Jack Horner, en el que se inspiró Spielberg para crear el personaje central, ideó este híbrido de "transgenic" monster. Nada más se aporta en todo el metraje, lleno de fantásticos encuadres, movimientos hacia el rostro del personaje en el archiconocido (marca de la casa) travelling spielbergiano, sentimentalismo ad hoc, temblor de cámara, ritmo endiablado, cabezas calientes en pick-ups cruzándose veloces y una historia reiterada hasta el hastío.





Su director, Colin Trevorrow (victima de la saga Jurásica en su adolescencia), proclama en WIRED un discurso naturalista en la corriente del ecologismo amable que dota de los elementos propios de un personaje a una bestia asesina, continúa con la teoría progresista que alienta el negacionismo de cualquier antropocentrismo (el hombre es un enano comparado con las bestias antiquísimas), caricaturiza a la industria y sus malvadas corporaciones de la ciencia perversa (no es comprensible que traten de destruir el mundo si ello no comporta beneficio económico pero deben ser científicos capitalistas tontos) y apela a la peculiaridad de este cine sentimental como suerte de revisión del clásico storytelling, palabra utilizada cuando hay que recubrir de modernidad el mas menesteroso de los vacíos.

Los actores pasan desapercibidos. Chris Pratt lo hace en todos sus trabajos. Es el Daniel Brühl de Minnesota. Bryce Dallas Howard, siempre deliciosa, también transita anónima y tan solo ha levantado una ridícula (falsa) polémica (gestada casi seguro por el departamento de marketing de product placement) por el calzado sexista (!!) que lleva su personaje en la película.