Me llegó el DVD de los Diarios de la motocicleta. Visión idílica, ingenua y panfletaria de un joven pío, estudioso, noble, justo, amable, sincero, culto, observador, sano, inocente y, en definitiva, un chico perfecto que devino, tras el proceso evolutivo que culmina en este viaje, el mítico Ernesto 'Che' Guevara, uno de los objetos de merchandising mas rentables del capitalismo mas recaudador. Tecnicamente, la película es impecable. Los paisajes completan de forma distinguida la lenta narrativa del cara de piedra Walter Salles, hombre que me aburrió con la interesante Central do Brasil (1998) y que ha matado audiencias con el resto de su ejecutoria.
Tras ver la película percibes esa falta de honestidad, curtidamente maniquea, que tan ostensiblemente reivindica el director brasileiro en la promoción de este producto de consumo (no lo olvidemos) norteamericano (FOCUS, empresa multimillonaria que va de independiente por distribuir a la factoría Almodovar y producir eventos pro-conspiration como The constant gardener). Todo sea por abonar unos derechos a la familia del Che, autor del libro que inspira el guión, que no ha recibido una pela por las fotos del mito que han llevado ilegalmente todos los hippies del mundo en sus camisetas y posters.
Ni que decir tiene que lamento el nada creíble trabajo interpretativo de Gael García Bernal, ese hombre al que se le presentó la virgen con Amores Perros y que no mató de disgustos a Almodovar de puro milagro en La mala educación. Voy a ver la peli otra vez pero lo de Gael no me lo creeré nunca. NO pasará de 3 estrellas y medio.
Tras ver la película percibes esa falta de honestidad, curtidamente maniquea, que tan ostensiblemente reivindica el director brasileiro en la promoción de este producto de consumo (no lo olvidemos) norteamericano (FOCUS, empresa multimillonaria que va de independiente por distribuir a la factoría Almodovar y producir eventos pro-conspiration como The constant gardener). Todo sea por abonar unos derechos a la familia del Che, autor del libro que inspira el guión, que no ha recibido una pela por las fotos del mito que han llevado ilegalmente todos los hippies del mundo en sus camisetas y posters.
Ni que decir tiene que lamento el nada creíble trabajo interpretativo de Gael García Bernal, ese hombre al que se le presentó la virgen con Amores Perros y que no mató de disgustos a Almodovar de puro milagro en La mala educación. Voy a ver la peli otra vez pero lo de Gael no me lo creeré nunca. NO pasará de 3 estrellas y medio.
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