domingo, noviembre 27, 2005

Ante todo Alegria


Los rojetes cinco estrellas, los progres de diseño, tratan de apropiarse la vida, mensaje y obra de Diez-Alegria, ese titán mano derecha del Padre Llanos (santo franquista; ambos vinculadisimos al regimen y Diez-Alegria hermano de dos tenientes generales de la era de Franco). En el fondo, estos lefties mermados, de corbata Hermes, son el retrato del fracasado que trata de reorientar su vida enajenada acudiendo a un hombre, a la vista de sus mentes burguesas, enajenado ante la vida, porque hizo de su "fracaso" su motivo y triunfo existencial. Un tipo que escribe fatal, dirige un periodico, con piso en El Viso, separado y hedonista necesita agarrarse a mojones en su camino oscurecido por las fechorias perpretadas. El soberbio monstruo jesuita es un buen escondrijo para la conciencia. Lleno de sabiduria, moviendose por libre y de regreso con sus hermanos jesuitas, el sacerdote a los 94 años, publica un nuevo libro: Fiarse de Dios, reírse de uno mismo, en la editorial PPC. También, con regocijo, se alegra de la aparición de su biografía, escrita por Pedro Miguel Lamet, con el título Jesuita sin papeles.
 

Diez-Alegria resume su vida así: "Karl Rahner, un gran teologo del siglo XX, dijo: En el siglo XXI, los cristianos o seran misticos o no seran. Y un obispo, Pedro Casaldaliga: Un cristiano sera pobre o vitalmente identificado con los pobres o no sera. Y yo me permito unir a los dos y decir: Un cristiano o sera mistico y pobre o vitalmente identificado con los pobres, o no sera". El padre, que repudió finalmente del comunismo (no del sindicalismo) "cuando vio que no era oro todo lo que relucía en aquel idílico eurocomunismo" afirma que "lo que yo era es hegelianamente anti-antimarxistas", explica jugando con la famosa teoría del filósofo alemán sobre la tesis, la antítesis y la síntesis.
"Yo no soy marxista, pero tampoco antimarxista. Me tomo en serio el marxismo. La crítica que hace Marx del capitalismo es válida. Nunca me leí El capital, pero sí otros libros suyos, y en mi libro Rebajas teológicas de otoño escribí un capítulo titulado Recuerdos a Marx de parte de Jesús en el que contaba que tuve un sueño en el que Jesús se me presentaba y me decía: 'Oye, y este Carlos Marx, del que tanto hablan escandalizados mis discípulos actuales, ¿qué me dices de él?'. Entonces yo le recitaba algunos textos de Marx, y después Jesús me decía: 'Mira, si ves a Carlos Marx, dale recuerdos de mi parte y dile que no está lejos del Reino de Dios. Pues ése era un poco nuestro marxismo". 
Noostros, autores de panfleto que se vuelca a diario sobre el ciberespacio, somos a veces intransigentes conservadores y anarquistas. No tenemos autoridad moral para ni siquiera mirar a la cara a este ser humano bueno. Nuestras divergencias con este santo son enormes, el afecto infinito.

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