miércoles, mayo 20, 2015

Enzensberger: intelectual


Hans Enzensberger
Hans Magnus Enzensberger en Munich

Hay cierto escepticismo que resulta molesto para quien aún lucha. Incluso si procede de un prócer ya anciano. Hans Magnus Enzensberger, el poeta y ensayista alemán, es un personaje fabuloso. No se puede negar. Con ese nombre. Pero si empieza su presentación mencionando "ilusiones como aquel Mayo del 68 o como la revolución cubana" salta la alerta. El cuerpo se curva. Se intuye la suficiencia del que está de vuelta de todo. Y es un truco. 

Luego ves que su impertinencia de irónico pensador no le impide tener el carácter aún vivo de sus tiempos tórridos. Gusta oír su crítica al Parlamento Europeo, a como "se está construyendo este “monstruo”". Y al tiempo hace gracia asistir a la manipulación por parte de esa progresía que gestó una Europa de los ciudadanos (pero en la que el funcionariado es lo esencial) de su frase oportuna: "A Europa le ha entrado megalomanía". Todo lo que le pase se lo merece porque se deja adular por taimados talentos en ese arte como Juan Cruz, que de su soberbia biblioteca destaca la obra completa de Lorca.

Es el retrato vivo del intelectual europeo, al estilo de Llosa (mas europeo que cualquier madrileño), de Lledó, de Günter Grass, de Sartre, de Hans Küng, de Jürgen Habermas o Umberto Eco. Devorados por la miel. Son los creadores que critican la perversidad de las multinacionales al tiempo que son editados por Anagrama, como cita de continuo en un siniestro loop el periodista evangelista, ya sea Verdu, Millas o el sempiterno. 

Son los popes que no dejan de ser peleles perversos que, al parecer, visitan solo Madrid "cuando el 15-M dibujó el contorno político que dio de sí, por ejemplo, el fenómeno Podemos". El vínculo que idea este plumilla entre este dandi con los grupos anticapitalistas son un escupitajo en su curriculum y en cualquier inteligencia. Hans lo consiente. Muchos encuentros son los ya mantenidos con su evangelista. 




El complejo del periodismo español, puede que el mas corrupto de toda Europa especialmente en materias culturales, se torna vívido cuando se acepta de buen grado la explicación al fracaso de Fidel Castro en Cuba.

Hay una parte bastante española en Fidel Castro. Él es un gallego, de cabeza dura; su familia en Galicia era de terratenientes, prepotente. Y así hizo el trabajo, con prepotencia. Por eso no funcionó.

El cómodo luchador del intelecto se estresa (y dice la gran frase que justifica esta lineas) cuando el apologeta panfletista depone una frase de Jean Paul Sartre: “Guevara es el ser humano más completo de nuestro tiempo…”. Por un instante se siente que el viejo Hans aún es poderoso, incluso ¡cuando acaba de hablar de terratenientes gallegos en la tierra del minifundio, la iglesia, las brujas y los pescadores para justificar la gestión de uno de los asesinos mas repugnantes de la historia del orbe!

Con respecto a lo que dijo Sartre, siempre hay que recordar que entre los intelectuales hay tonterías de las que son capaces sobre todo los intelectuales. ¡El hecho de que sean intelectuales no significa que sean más listos que los demás! ¡Las tonterías son muy variadas, es muy rica la lista! Y hay un departamento de tonterías de los intelectuales. Las suyas son mayores porque ellos han trabajado muy arduamente en la fabricación de la tontería.

Y es que esas frases liquidarían notabilísimos imperios de comunicación que han lastrado a generaciones enteras por décadas. Y deberían aplicárselas Hans y su evangelista. Porque ya no hay tiempo para mas farsa. La queja lastimera desde el altar del medio (nueva iglesia) del pensador, del opinador sacerdote, del artista integral, de sus glosadores, en torno a la pobreza, las guerras, las hambrunas, el desempleo, tratando de atribular al ciudadano ya atormentado con la hipoteca con paisajes lejanos que jamas ni habria imaginado existentes, es una suerte de nueva pornografía moral. Los contenidos son solo dinero, fees. El intelectual en la soledad de su hotel recupera su frío solipsismo, articulando como hacer ver en el artículo de mañana al cosmos que todo va mal, mientras conversa con el servicio de habitaciones y el periodista se lleva el jabon del baño. Y no le duelen prendas.

Solo creo en el solipsismo. Yo entiendo que existo. Los demás no existen, es una ilusión que yo me he fabricado. Juan Cruz es una invención mía, está ante mí, pero es una ilusión mía.

Para surtir de heces el café de la mañana se edita la información convenientemente. El orden de los hechos. La oportunidad de algunos. Se utilizará todo lo preciso para liquidar unas vidas y crear compasión por otras. Se respeta la estructura del cuento. Solo esa. ¿Storytelling? De la chistera emergerá un Goya ateo y republicano por gracia del literato, un Montaigne al gusto de cocción, una Merkel al acecho de la serotonina, unas naciones que son leyendas (pero no el grupo editorial en quiebra que depende del estado y me paga pero que muy bien).

Y Hans presta el último servicio de complacencia al editor. Habla con rasgos felinos de la banca publica española. ¿Quien informa a Hans de tarjetas negras? ¿Por qué el gran intelectual no narra los rescates financieros de su país? No conoce Hans el detalle de que hay empleados y cuentacorrientistas. En su altillo no ve esas hormigas, el titan pensador. Y habla de responsabilidades directas. Algo tan sucio como una personita. ¿Por qué el alemán las conoce y los jueces españoles aún no? 

Y la grotesca imagen del soberbio fraude no se irá fácilmente. Eso no lo puede editar ningún apóstol del nuevo credo. El pensador no deja de ser un excusa para completar la maquetación de una página. Su cuento no está bajo su control. Su vanidad lo decora, lo humilla. Adora ser atrezzo. Cantará haikus que se editaran en tomos enormes. Pero solo es un complemento, una marca para un cuento de indignación impostada, infantil, en un tiempo en el que ya nadie se juega la vida. Salvo por un share. Y si no sale la keyword del día (Podemos, Bankia, PP, PSOE, Merkel) no les vales ya para nada, Hans. No te indexan.  


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