viernes, mayo 01, 2015

Robles y la certeza de Hemingway como miseria humana



José Robles Pazos
José Robles Pazos
La única fuerza ideológica que pervive tras siglos y siglos de ocasos de civilizaciones es el cristianismo. La idea revolucionaria del hombre bueno nunca se ha sostenido con el hombre como sustento único. El suicidio de Hemingway es uno de los más simbólicos sellos lacrados que pusieron fin a una breve teoría peregrina, una lacra que no dejaría de ser una anécdota en la historia de la humanidad si no hubiera dejado millones de muertos. Ya queda poco para la libertad de sus últimos esclavos.

Ese combate tuvo una de sus mas perversas batallas en España, en la Guerra Civil. John Dos Passos y Ernest Hemingway eran dos amigos, célebres escritores de la misma generación, que como Martha Gellhorn, Virginia Cowles, Ilyá Ehrenburg y Antoine de Saint-Exupéry, se encontraban en MadridLa guerra que pondría fin a la Segunda República movilizó a todos los intelectuales de izquierdas de medio mundo, guiados por la idealización del conflicto armado. Fue el campo de pruebas de la Segunda Guerra Mundial, tanto en armamento como en tácticas de comunicación.

John Dos Passos  Ernest Hemingway
John Dos Passos y Ernest Hemingway

La desaparición de José Robles Pazos pondrá fin a esta amistad. Dos Passos, Lillian Hellman y Hemingway no fueron como periodistas o escritores sino como documentalistas. Querían preparar un documental titulado "Tierra española", como vehículo propagandístico en beneficio de la causa republicana

José Robles Pazos, traductor al español de su título fundamental, la novela Manhattan Transfer, y gran amigo suyo, trabaja en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore y reside desde hace 16 años en Estados Unidos. Los veranos regresa a España pero el estallido de la guerra le hace permanecer más tiempo en beneficio del Gobierno de Azaña. Como sabe ruso, le ponen a disposición de Vladimir Gorev, nuevo embajador soviético y responsable del servicio de inteligencia militar (GRU).

La forma en que los dos autores afrontan la desaparición de Robles retrata la bifurcación de la causa de izquierdas. El predominio de la libertad del hombre frente al triunfo de la causa que construirá al nuevo hombre. 

Robles desaparece de sus dependencias en noviembre del 36, cuando el Gobierno (del que es jefe de prensa extranjera del Ministerio de Guerra con rango de teniente coronel) fue trasladado a Valencia.

Dos Passos inicia una serie de pesquisas que incomodan y Hemingway considera que es un caso casi anecdótico que no debe manchar al gobierno. La mala conciencia que pudiera tener Hemingway desaparecía cada noche en su habitación de hotel, entre juergas y alcohol. Según Dos Passos, a Robles lo mató su idealismo incómodo en un foco de información tan virulento como era el Ministerio de la Guerra en sus tratos con el Kremlin. 

Para Stalin no representaban nada los cientos de miles de compatriotas que morían cada año ya bien ejecutados  o por hambrunas. Un español solo era un dígito irrelevante. Paul Preston, como no, culpa a su hermano Ramón, del bando nacional, pero no explica como llegó a acceder al Ministerio.






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