domingo, mayo 03, 2015

Tema del traidor y del héroe. Boyero, Borges y Philby



Hace unos días, con motivo de la reseña del libro Un espía entre amigos que escribió Carlos Boyero, salió a colación en su título "¿Tema del traidor o del héroe?" la creación de Jorge Luis Borges, mi adorado antepasado.

El número 112 de la revista Sur, de 1944,  dio a conocer el cuento del que nace la expresión, el ya célebre argumento. Con su deambular típico, lleno de juego hermético y falsario, el mítico ciego recuerda que ha sido imaginado 



«bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida)» y que faltan «pormenores, rectificaciones, ajustes; hay zonas de la historia que no me fueron reveladas aún».

El cuento narra la historia del imaginario héroe revolucionario irlandés Fergus Kilpatrick. Ryan, uno de sus descendientes, descubre que su pariente fue condenado como traidor, pero que, para que la causa de la rebelión no quedara mancillada, muere interpretando como héroe La tragedia de Julio César de William Shakespeare, "a manos de un asesino desconocido, en circunstancias deliberadamente dramáticas, que se grabarán en la imaginación popular y que apresurarán la rebelión".

Según el crítico, "Antes de la revolución" es una suerte de adaptación al cine dirigida por Bernardo Bertolucci. Según otros expertos, en 1970, Bernardo Bertolucci llevó al cine la adaptación del cuento de Borges en La estrategia de la arañaBoyero tiene estas cosas...


Trasladó la historia de Irlanda a Tara, un enigmático pueblo de Italia, adonde llega Athos Magnani, hijo de un héroe de la resistencia antifascista asesinado en 1936, cuyo nombre es recordado en la estatua que se levanta en la plaza del lugar.

Carlos sigue narrando su opinión y glosa asilvestrada de Un espía entre amigos y pude percibirse el enamoramiento del crítico con la figura perversa, inteligente, elegante, del gran espía bebedor Kim PhilBy.  Británico hasta el tuétano y como típico homosexual de la aristocracia intelectual, topo de la KGB. Ben Macintyre, como Boyero, querrían ser hijos de Eton, espectadores de regatas en Oxford, lacónicos perdedores de criquet, catadores de esos Scotch.

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