domingo, abril 26, 2015

El perro negro o el tabú del desorden mental



Hoy ha escrito Rodrigo Cortés un articulo en la Tercera de Abc que dice mucho de la percepción de la vida que hoy se tiene y de cómo ésta afecta a la vida que tenemos.Aunque su artículo se centra en la visión de la muerte, sería extensible a todo lo desagradable de la vida: la enfermedad, lo sucio, lo pobre, lo feo, lo molesto. Todo lo que desvíe al ciudadano un centímetro de la felicidad personal se ha convertido en tabú.

Con motivo de la tragedia  del avión de Germanwings una de las enfermedades mas vergonzantes para el paciente salta del anonimato a los titulares. No se trata de una vergüenza capriñosa. La publicidad del diagnóstico puede tener serias consecuencias. Se ha puesto la lupa sobre esta enfermedad y sus efectos. Descubrir que puede ser algo imposible de controlar en un 100 por 100 ha hecho saltar todas las alarmas en este mundo que requiere la perfección en todos los supuestos de daño. Y, cómo siempre, se ha criminalizado al enfermo.Se exige la perfección en el organigrama, el Mundo Feliz de Huxley. Todo lo que se aparte de ese paradigma es humillante y se niega.



El asesinato de un profesor realizado por un niño de unos 13 años es analizado con una frialdad que solo busca responsabilidades. Culpan a los padres de no informar del transtorno del niño. Se cree que todo puede ser objeto de escrutinio, que nada puee dejarse en manos del azar, que la vida derive en un aeropuerto en la que todos nos desnudemos y documentemos enfermedades, lazos familiares, deudas, credo, filias, odios, aficiones, duelos.

Existen estudios de la misma ONU que ponen gran énfasis en el coste económico de los tratamientos. A las hechiceras de Salem las quemaron vivas. La historia, de forma más técnica, se reedita. Con la evolución de las ciencias genéticas, la próxima etapa en la guerra eugenésica que tiene lugar será la del enfermo mental. Como antes ocurría con los Sindrome de Down. Los filtros que depuran la diseñada evolución del hombre intimidan.


"In her Foreword to the WHO booklet “Impact of economic crises on mental health” (2011) the WHO regional director for Europe, Zsuzsanna Jakab, notes that the present economic crisis has led to significant declines in economic activity, a rise in unemployment, depressed housing markets and increased number of people living in poverty. Severe cuts in public spending have resulted from this and many countries are facing an era of austerity in health and welfare services. Under these circumstances low-income people and especially people living near the poverty line are under great psychosocial stress (WHO 2009).

Through its influence on parents, a financial crisis affects the mental health of children (Solantaus et al 2004, Anagnostopoulos & Soumaki 2012) and this may result in deficits in cognitive, emotional and physical development of the children (Marmot 2009). People’s health can be influenced by socioeconomic degradation due to loss of jobs and limitations in income (Wilkinson & Marmot 2003) and social inequality in health can become more pronounced (Kondo et al 2008). Unemployment, impoverishment and family disrup tions are likely to produce or precipitate a variety of mental health problems. Depression, suicide and alcoholism are among them (Dooley et al 1994, Clark & Oswald 1994, Dorling 2009, Lewis & Sloggett 1998, Agerbo 2005). Unemployment is very strongly associated with suicide (Stuckler et al 2009, Economou et al 2008). Every 1% increase in unemployment is associated with a 0.79% rise in suicides at ages younger than 65 years (Stuckler et al 2009). Men are particularly vulnerable to death due to suicide (Berk et al 2006)."

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que para el año 2020, la depresión será la segunda causa de incapacidad del mundo, lo que pone a este trastorno anímico y mental en un lugar bastante preocupante, más si se considera que las consecuencias de sufrirla se hacen papables no solo en la vida personal y profesional, sino que también, en algunos casos, puede terminar en tragedias mayores si se le permite prosperar. La criminalización del paciente acentúa el ocultamiento del transtorno. Se ha conocido la depresión con antithetical symptoms (“smiling depression”) (Christodoulou, 2000), en la que el paciente sonríe y elude la notoriedad del dolor. Su suicidio suele sorprender a todos (David Foster Wallace o Robin Williams se podrían consideran entre estos casos).



Los estudios norteamericanos del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH en sus siglas en inglés) y la National Alliance for the Mentally Ill (NAMI) [Alianza Nacional para los Enfermos Mentales], ante la dimensión abrumadora de la estigmatización, se esforzaron en demostrar que 
  • enfermedad mental no equivale a retraso mental,
  • no hay diferencias en cuanto a productividad cuando se compara a la gente con enfermedades mentales con otros empleados,
  •  la depresión no surge como consecuencia de la debilidad de carácter,
  •  la depresión no surge porque algunas personas no pueden tolerar el estrés de tener un empleo,
  • los enfermos no  tienden a ser trabajadores de segunda fila en el trabajo.
  • los depresivos abordan las situaciones de catástrofe y tragedia con mas fortaleza, al vivir sumidos en el infierno a diario.
La OMS hizo hincapié en ciertas estadísticas. Es dificil escrutar si se trata de una advertencia o un mandato oscuro.

Below are 11 statistics that show depression has a greater impact than you might think. 

  • 350,000,000:  number of people globally who are affected by some form of depression.
  • 11%: percentage of adolescents who have a depressive disorder by the age of 18.
  • 70%: percentage by which women are more likely than men to experience depression in their lifetime. 
  • 16,000,000: estimated number of U.S. adults who had at least one major depressive episode 2012. This made up approximately 6.9 percent of all adults in the country.
  • 14%:  percentage of women from a 2013 postpartum depression study who had the disorder four to six weeks after giving birth.
  • 30%:  number of college students who reported feeling depressed, which disrupted their ability to function in school.
  • $80,000,000,000: estimated annual cost of depression in the U.S. due to lost productivity and health care.
  • 8,000,000:  number of ambulatory care visits from a 2010 CDC report where a major depressive disorder was the primary diagnosis.
  • 50%: percentage of Americans with major depression who don't seek treatment for the mental illness.
  • 10%: estimated number of American adults age 65 and older who have a diagnosable depressive disorder.
  • 10-20: number of weeks psychotherapy treatments for depression usually lasts (though it varies depending on the condition).
  • 4-6: number of weeks in order for antidepressants to take full effect.

Detrás de la mayoría de los suicidios (véase https://suicideinfo.ca/) hay siempre una depresión mayor o bipolar no diagnosticada o mal tratada. Las estadísticas de la OMS establecen que cada año esta condición es la causante número uno de al menos un millón de suicidios en el planeta. La OMS, de forma extraña y muy en la linea de su agenda de Nuevo Orden Mundial, insiste en que  la depresión es una de las principales causas de discapacidad laboral, particularmente entre las mujeres.

Aun así este trastorno tiende a ser un desorden menos valorado que las patologías que muestran evidentes síntomas físicos. De forma secular, sobre la enfermedad mental en general pesa el estigma social, se entiende
entonces que su nivel de diagnóstico y tratamiento sea bajo.

La depresión se presenta como unipolar o y bipolar. Los síntomas clásicos de la depresión unipolar pueden resumirse en un estado de ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y reducción de la energía, que produce una disminución de la actividad. De forma inconsciente, los afectados dan con atajos como el alcohol, las drogas o la comida. El mejor antidepresivo de efecto inmediato que existe es el hidrato de carbono. Alivia el instante pero la cuesta siempre llega tarde o temprano. Gran cantidad de las personas obesas encubren un trastorno depresivo y/o ansioso.

 El trastorno bipolar, por otro lado, consiste en episodios maníacos (eufóricos) y depresivos (tristeza severa, profunda), separados por intervalos con un estado de ánimo  normal. Los episodios maníacos cursan con estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir. Cuando ambas condiciones (unipolar, bipolar) se presentan por más de dos semanas, hay que
consultar de inmediato con el médico. Ambas tienen tratamiento, con resultados favorables.

La severidad de las condiciones profesionales han generado nuevas enfermedades, especialidades propias de la ciudad, como el sindrome Burnt-Out. Descrito en 1974 por el psiquiatra alemán Herbert Freudenberger en Nueva York, este síndrome aplica a aquellas personas que viven física y emocionalmente cansadas, estresadas y desmotivadas en el trabajo; rinden poco, pese a invertir muchas horas en el desarrollo de las tareas que se asignan, y hasta sienten cierta fobia por los compañeros.Con base en esa primera descripción, en 1976 la psicóloga Cristina Maslach definió el 'burn out' como un “síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas”. Y aunque dichas definiciones se enfocaron, en un comienzo, en el personal de salud (psicólogos, trabajadores sociales, médicos, enfermeros), hoy se hace extensivo a otros trabajadores que son víctimas del desgaste y el estrés laboral.

Entre los principales factores de riesgo de este síndrome están las jornadas largas de trabajo, la sobrecarga, los altos niveles de exigencia, la tensión generada durante el desarrollo de una o varias tareas y la insatisfacción que se siente en el entorno laboral. Los impactos que sobre la salud de una persona tiene vivir sometida a esta condición no son poca cosa. Según la gravedad del caso, a la ansiedad, los síntomas depresivos, los trastornos del sueño y la  irritabilidad constantes, se suman los problemas respiratorios, endocrinos y cardiovasculares; los trastornos digestivos y sexuales y los dolores de cabeza, cuello y espalda, entre otros.

Existieron épocas anteriores de  la humanidad con peores condiciones laborales pero no existen registros sanitarios. Pero nunca se han dado en la historia de la humanidad periodos en los que coincidan severas situaciones de trabajo y tan elevadas obligaciones fiscales, hipotecarias, sanciones administrativas, atascos, contaminación, etc. Se concibe la existencia como un confinamiento a rutinas eternas y debitos inextingibles durante más de tres décadas. Una suerte de esclavitud decorada. Como gran burla, la esperanza de vida es cada vez mayor. El martirologio se vuelve insalvable como una tormenta perfecta. La tortura se asemeja a una decapitación de años, por fricción, y el suicidio es casi un respuesta lógica, en una situación en la que los medicamentos mantienen la vida, pero no se desea vivirla.



En mentalhealthscreening.org se recogen datos sobrecogedores.


  • One-third of individuals with a chronic illness experience symptoms of depression.
  • One in five 18 to 25 year olds experienced a mental illness in the past year.
  •  An Estimated 1 in 10 U.S. Adults Report Depression (CDC).
  •  Depression is more common than AIDS, cancer, and diabetes combined.
  • Depression is a prevalent and increasingly recognized risk factor for both the development of and the outcome from coronary artery disease (CAD). (National Institute of Health).
  • People with depression are 4 times as likely to develop a heart attack than those without the illness.
  •  Many conditions may coexist with depression. Depression may increase the risk for another illness, and dealing with an illness may lead to depression. In fact, according to the NIMH, depression affects:
  • More than 40 percent of those with post-traumatic stress disorder.
  • 25 percent of those who have cancer.
  • 27 percent of those with substance abuse problems.
  • 50 percent of those with Parkinson's disease.
  • 50 to 75 percent of those who have an eating disorder.
  • 33 percent of those who've had a heart attack.
La vida de un enfermo mental es muy dura. Siente vergüenza de su drama. Un ataque de ansiedad equivale a una temporada en el infierno. La vida del piloto alemán se vió sometida a tal presión que saltó de tramo. Un depresivo suele dañarse a si mismo. El caso característico de depresivo violento con otro es el del cuidador quemado que mata a su marido/esposa terminal y se suicida. La capacidad para sentir el dolor de contrición de un depresivo es superior, y de ahí su capacidad creativa en muchos casos. El excesivo sufrimiento pude convertir su enfermedad en otra con ramificaciones psicóticas, en algo peligroso.


LIVING WITH A BLACK DOG: pag 8 or Living with a Black Dog: His Name is Depression,
please visit: www.matthewjohnstone.com.au.








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