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sábado, mayo 30, 2015

Prada vs el Nuevo Orden Mundial

Juan Manuel de Prada
Juan Manuel de Prada


Twitter es una gilipollez


Juan Manuel de Prada representa, con tres o cuatro columnistas más, a una raza de pensadores ya casi extinta en España. La del pensador libre y asincrónico, que combate la amenaza del discurso impuesto por este tiempo nuestro de certezas por unanimidad con verdades milenarias, desconocidas por la multitud. Su apariencia lo aproxima a un hibrido de plumilla de Mundo Obrero con un misionero de Mundo Cristiano. 

Juan Manuel disputa a la propia Iglesia Oficial el discurso cristiano. Se apoya en rocas gastadas pero muy firmes. Castellani, Chesterton, Camilleri, Pemán, Foxá, Donoso Cortés o Pio XI. Se remonta a una inocencia previa al paraíso ya fallecida y muchas veces parece un Don Quijote desnortado, que no pisa la calle. Fustiga el sistema financiero que ha dado la era de mayor prosperidad al mundo pero apela a los argumentos del peligro del dinero fiduciario («Mammona iniquitatis» lo llaman) de los mismos liberales que tanto le molestan y desean regresar al patrón oro. Su veneración por Cristo y la Iglesia Católica no impide que tenga entre los católicos a sus enemigos. Muchas veces nos recuerda al Jose Antonio mas falangista, más patriota, más obrero. Y no está mal. Es muy peligroso ser libre y desprendido de ataduras mundanas. Y bajo su apariencia de empollón gordito (a lo Charles Laughton en Esta tierra es mía" -This land is mine-) se percibe una insensata heroicidad.

A veces Juan Manuel acude a un argumentario que niega la autentica naturaleza del hombre y parece descubrir inocentemente en el siglo XXI que la usura tiene cientos de años, que (aunque él deteste Juego de Tronos) hemos vivido hasta hace poco en un mundo primitivo que negaba siempre lo que hoy damos por hecho. Juan Manuel criticaba duramente la película de película Shame por el existencialismo acerado que vomitaba la carnalidad huera de un adicto al sexo. Pero esa era la historia. No es un desideratum. Existe esa clase de hombre. Es el mas habitual en este mundo de solterías, pornografía y soledad. Por abominar del producto no detendrás la realidad. Juan Manuel ve el mal en una obra. Pero no nace en ésta. El autor no gesta el mal al elegir el tema. El mal está ahí fuera. Y la mejor forma de ser un disidente es conocerlo. No disfrazarlo con ideas.

A todo este cúmulo de devastaciones morales nos ha llevado una construcción del hombre nuevo que lleva en proceso desde hace un par de siglos y que alcanzó su apogeo con la llegada anunciada por el genio Nietszche. Pero Juan Manuel no cree que surge en virtud de la tendencia del hombre a hacer lo mas sencillo, lo más cómodo. La navaja de Occam es el principio metodológico (lex parsimoniae) mas certero que ha dado la mente humana. Juan Manuel percibe, sin embargo, un constructo oculto, luciferino. El Nuevo Orden Mundial. Prada reconoce nuestra teoría de que la tiranía siempre ha perseguido al hombre. Pero cree que en ese otro tiempo solo sentíamos el sometimiento a Estados pequeños, no existía una amenaza global, invisible e insuperable. Lo que Prada no cuenta era que no había juicio ni derecho a recurso alguno. El Señor te ejecutaba a capricho. Hoy, ese mundo que tanto detesta lleno de canales de comunicación, de Twitter de gilipollas y Youtube permite que tu demanda, tu queja, reciba el amparo o el consuelo de cualquier rincón del orbe. Es la defensa de lo público.

Prada es aceptable en su argumentario sobre la persona. Pero habla de masas cretinizadas, desde una atalaya, cuando la iniquidad, la miseria moral, el amor al dinero y el «cuerno pequeño» del que contaba el profeta Daniel se encuentra en el corazón del individuo. Y esa es la fortaleza del liberalismo que tanto detesta. La reforma precisa es la del individuo y su libertad, de su mente y su corazón.

Los Estados debilitados existen porque su tiempo de cambio ha llegado. La grandes corporaciones han tomado el camino que el Estado no ha querido. La soberanía se conquista y los estados son lacayos por su masa funcionarial, por una ciudadanía hedonista que cede su espacio a otro desistiendo de sus responsabilidades políticas, eligiendo a los mas mediocres mientras dedican su tiempo a los viajes, al consumo, a lo tangible, y al gran enemigo del espíritu: la televisión.


David Rockefeller tras su 6º trasplante de corazón en 38 años.
David Rockefeller tras su 6º transpante 

Prada identifica una fuerza oscura, a la bestia que te da una tarjeta de crédito y otra sanitaria. Pero el individuo no cesa en su interés por el consumo y prolongar su vida. Y la fuerza que devora al hombre es otra y es milenaria. La ONU ayuda a divulgar un credo acomodaticio pero hay algo mucho mas pernicioso que esa corrupta institución, Rockefeller, la banca, la summa masónica o el recuerdo de Lutero. Nos ponemos en las manos pías de Tolstoi o Dostoievski, dos seres terriblemente imperfectos, y apelamos a un sentimentalismo para sostener el patriotismo. Pero Juan Manuel sabe que todo nace con la muerte de Dios. Con el gran vacío. Creerse que el "nuevo Orden Mundial odia a Rusia con todas sus fuerzas [...] y trata de asfixiarla económicamente, de orquestar burdas campañas de intoxicación mediática y operaciones de falsa bandera" es como encargar la salvación de alma de una ursulina a Rocco, a Don Juan, a Casanova. 

Prada es un hombre bueno y valiente. Pero la reforma precisa es la de cada uno de los hijos de Dios. Unamuno y Chesterton lo sabian. Y nuestro escritor debe dirigir su fiereza achuchable de algodón hacia la necesidad de llenar el corazón del individuo de algo distinto a la nada, la ideología, lo sencillo y lo coral. Porque no existe la masa. Existe un hijo.

lunes, mayo 25, 2015

Emmanuel Todd y Alemania

Cuando el Señor Emmanuel Todd escribió en 2003 Después del imperio: Ensayo sobre la descomposición del sistema norteamericano ya era muy conocido. No parece que acertase en nada. El declive yankee, tras la presidencia mas mediocre en la historia de su jefatura de estado, no se ve por ninguna parte; sus empresas son las mas poderosas e influyentes de todos los tiempos y en la crisis del Estado Islámico se suplica su intervención como en los tiempos de su mayor apogeo, durante las dos guerras mundiales. 






Sin embargo, Emmanuel Todd no ha sufrido ninguna clase de descrédito. Su afán de burguesito polemista, su posicionamiento agresivo e impredecible, lo mantiene muy vivo. Es lo mejor que se puede decir de un escritor, antropólogo e historiador francés. Estar muy vivo.

Durante los últimos meses, Todd (contrario al concepto de europeismo vigente en Bruselas y en muchas ocasiones tachado de germanófobo o racista) ha mantenido un intercambio de artículos y disidencias con el primer ministro Manuel Valls, tras sus severas críticas al presidente Hollande y por su libro ¿Quien es Charlie?

Según Todd, Hollande representa una suerte de catolicismo zombi que impregna, ya cadaver, la izquierda que defiende el PS. Todd considera que el laicismo radical es una amenaza para la libertad de creencia. E identifica este gobierno socialista con el de Vichy, al servicio de Alemania. 

Con sólo 25 años predijo en 1975, en la Universidad de Cambridge, la explosión del sistema soviético en su libro La Chute Finale (El Hundimiento Final). Mas tarde, con La Invención de Europa (Tusquets,1996) atacó la unidad monetaria. La diversidad de las sociedades europeas hacía imposible para Todd semejantes convenciones.  

Sus investigaciones, desde su tesina de juventud, se apoyan obsesivamente en el estudio y traslación a otros territorios de las divergencias de los sistemas familiares. Tras la observación de los problemas de integración de los inmigrantes en Francia, Reino Unido y Alemania, así como de sus matrimonios mixtos llegó a la conclusión de que el euro no era viable.

Tal vez por ello, y a resultas de estos choques culturales analizados en la familia, ha resultado especialmente crítico con la defensa francesa del fenómeno Charlie Hebdo. Para Todd el progreso democrático reside en la alfabetización, y no ve defensa ideológica para la ofensa de la caricatura. Libre, si, pero ofensiva.

Todd dice "sentir aversión al angelismo pro-europeo" y no percibe una Francia fusionada a España, Finlandia, Irlanda y Alemania, sino a poblaciones de origen europeo, africano, árabe y asiático están fusionándose en la región de Paris. No es una Europa igualitaria. Alemania con sus satélites de Europa del norte y los países bálticos rige nuestros pasos. 


"Alemania es Alemania, disciplina, eficiencia, 
obstinación en la búsqueda de objetivos específicos."

Todd recuerda que Alemania era un país prodigiosamente civilizado, que podía de vez en cuando, transformarse en un perro enrabiado completamente demente. Y aunque no debemos temer hoy nada rememora "su incapacidad tradicional de permanecer tranquilamente en posición de jefe". Para este antropólogo el modelo familiar alemán es por naturaleza autoritario, jerárquico y desigual, en el que el lider "es incapaz de pensar en términos de libertad o igualdad y entra en pánico ante la libertad que le procura el poder".  

Alemania tuvo su primer periodo de gran crecimiento tras la reunificación de 1870; se convierte en la primera potencia económica del continente. Al tomar conciencia de su poder, inicia una serie de actos irracionales hasta la Primera Guerra Mundial. Hoy volvemos a un modelo jerárquico que agrada a Alemania; los países del Norte comienzan a considerarse superiores a los países del Sur. Es la división Norte-Sur. 

Para Todd, hoy Francia apoya la sumisión al criterio alemán. Y cree que se debe a su estructura familiar. A su devoción por la familia obediente y jerarquizada. Hay dos Francias. La liberal e igualitaria, parisina, laicista (que él equipara a Andalucia!!! y la nueva Castilla), descristianizada y, por otra parte, la periférica, sostenida en una familia troncal, más gallega y catalana, vichista, antisemita, monárquica, antirrevolucionaria y católica. Esta segunda es afín a Alemania según Todd. Austera y predominante hoy en Francia aún siendo minoritaria.

Cuando esta familia igualitaria  predominaba (dice en La Invención de Europa) surgieron los ideales de la Revolución Francesa. Pero el poder vigente se agotaba. Los países latinos destrozan sus élites al ser indisciplinados. Las élites quieren alemanes. Por ello hoy Francia depende financieramente del crédito alemán y su industria se ha muerto. Esta rendición ideológica y política ya fue glosada en los 40 por Marc Bloch y su ‘Extraña derrota’ (1940), y Manuel Chaves Nogales (1941) en ‘La agonía de Francia’.

Todd toma el término de  Pierre van den Berghe “Herrenvolk Democracy” (Democracia del pueblo de los señores) para describir a una democracia europea desigual con Alemania como pueblo dominante y otras poblaciones más o menos dominadas por culpa de una convergencia antropológicamente imposible, forzada desde una moneda única forzada, al servicio de Alemania, gran país crediticio y exportador.

Preocupado por el laicismo imperante en Europa, por causa del vacío metafísico (mayor tras la muerte del catolicismo), que sostiene todo un continente en valores como el matrimonio homosexual, la paridad, sin creencias reales, anclados en la razón, la igualdad y una extraña libertad, Todd presenta el euro como una moneda sacrificial con gran carga religiosa, un becerro de oro que sustenta una nueva creencia colectiva: el sueño europeo. 

Los alemanes nos entregan las tablas de la ley que mantendrán un euro indispensable para su industria de excedentes pero que obliga al resto a la austeridad, con una Europa entregada que no plantea ningún contrapoder a su hegemonía. Son tambien culpables la inacción de Francia, Reino Unido y la falta de unión de los países del Sur de Europa.

Todd se gusta cuando incorpora el elemento inmaterial a este debate. La ausencia de creencias. Incluso el libre mercado era una creencia, que considera en crisis. Ese espacio huero ha estimulado el odio al islam como sustituto a la fe. En su provocación máxima critica el "laicismo radical". El fin del catolicismo (lo llama zombi cuando se encuentra descristianizado) es su clave para comprender el odio al islam y la  pesadilla de la eurozona. Vivimos una religión monetaria (muy masón) en la que el euro es un dios paralizado por falta de creencias. De esa ausencia se nutren tambien el independentismo catalán y escoces, afirma Todd. Para él, la islamofobia es necesaria en esta religión como antes lo fue el antisemitismo. Un instrumento puramente europeo que crecerá contra los dos pueblos.   

El fin del euro dañará especialmente a los de edad más avanzada como ocurrió con la desintegración de la URSS. Afrontamos una pirámide de edades jamás vista en la Historia. El euro ha creado una zona de guerra máxima entre los países europeos en competición económica feroz para reducir el coste del trabajo respecto al vecino. Los países europeos precisan protegerse con la moneda y ve el hundimiento del euro como una suerte para Europa.

Stefan Zweig,  ‘Mundo de ayer’:


“Para el pueblo alemán el orden ha sido siempre más importante que la libertad o el derecho. Y quien prometía orden (el propio Goethe dijo que preferiría una injusticia a un desorden) desde el primer momento podía contar con centenares de miles de seguidores”.

domingo, mayo 24, 2015

Documentales españoles

Lopez Linares Mapa

Hoy gustan mucho los documentales. Es el genero más vivo y audaz. El más libre. Al tiempo es el género más peligroso. Exige una técnica precisa,  pero además un sentido de la honestidad muy desarrollado. España se encuentra en una situación que favorece la exhibición de todos los extremos. Desde el minimalismo naturalista hasta la propaganda politizada mas vergonzante.

Asaltar los cielos, de José Luis López Linares y Javier Rioyo, sobre el asesinato de Trotski,  supuso un descubrimiento de un paisaje audiovisual lleno de giros, de posibilidades, aproximando al formato español a las peripecias de otras industrias mucho mas desarrolladas. Era aproximar a nuestra historia aquellos hallazgos de Dziga Vértov y Robert Flaherty, que hoy continuan autores como Errol Morris.

La aparición de José Luis Guerín (En construcción), que se alzó con el Premio Especial del Jurado en 2001 de San Sebastian, sirvió para identificar un espacio nuevo para el cine de autor, y una salida hacia un territorio de un mayor pulso narrativo para el nuevo documental, fuera del circuito del cineclub o La 2 de TVE.

Los grandes hitos hasta entonces eran los documentales de gran carga política de Basilio Martín Patino, las joyas con mirada enigmática de Víctor Erice, y ciertas partes del formato musical de Saura. José Luis López Linares, fotógrafo de Saura, ha capitaneado diversos proyectos que aportan un paso de indudable modernidad en el género en España.

“Nunca se sabe cómo se va a empezar y cómo acabará. Es un descubrimiento continuo."

A veces se percibe desde el primer fotograma como el autor ha estado "esperando" meses para encontrar la mirada que "buscaba". Ajeno completamente a la aparición de cualquier atisbo mínimo de verdad o decencia. Iniciativas como el curso de la Universidad Carlos III junto a la plataforma de EDX ( UC3Mx: PCA.1x DOCUMENTAL! Nuevas tendencias, nuevos formatos) fortalecen la salud  del sector aunque sigan depositando las mismas semillas de índole político a un perverso debate,  acreditando como dueños de una especial y respetable autoría a elementos propagandísticos propios del agit-prop, concediendo la calificación de género al CIBERACTIVISMO Y DOCUMENTAL POLÍTICO EN EL ECOSISTEMA VIRAL, y el título de director independiente a vulgares émulos del doctor Lynch (interesante el perfil de Stéphane M. Grueso).

Los documentales realizados en 2014 en España alcanzaron la cifra de 98 de un total de 217 películas, un 45% frente al 39% de 2013 (92 documentales de un total de 232 películas) y el 36% de 2012 (67 de 182). La influencia del gran momento creativo del género en todo el mundo, la crisis económica del audiovisual en España y el periodo de gran efervescencia política que vive el país favorece el acudir a un modelo más barato de producción, y que recibe distintas formas de remuneración. 

martes, mayo 12, 2015

Carrillo homenajeado



Recuperando textos de cuando yo era mas ultra. 

Ha recibido un homenaje sorpresa Santiago Carrillo, que cumplió 90 años el pasado 18 de enero. Llegó al hotel engañado por su esposa y se encontró a Zapatero, Ibarretxe y Pujol, además de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José María Fidalgo, Gaspar Llamazares, José Saramago, Rosa Regás, Gregorio Peces Barba, el sacerdote Martín Patino, María Teresa Fernández de la Vega, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Jordi Solé Tura, José Luis Corcuera, Iñaki Anasagasti, José Barrionuevo, Víctor Manuel, Juan Diego, José Sacristán, Joaquín Sabina, Almudena Grandes, Rosa León e Iñaki Gabilondo. 


Este apacible gordito que vemos mas abajo, durante la guerra civil, entre noviembre de 1936 y enero de 1937, como Delegado de Orden Público en la Junta de Defensa de Madrid se vio involucrado en el genocidio de miles de personas durante noviembre y diciembre de 1936 especialmente en Paracuellos del Jarama (Madrid), genocidio que las autoridades actuales españolas se han negado a investigar (el juez socialista Garzón se negó a actuar ante una querella pese a que sí investiga otros hechos sucedidos en otros continentes).



En entrevista con el historiador no franquista Javier Cervera le dijo "... Para mí lo importante era que Franco no pudiera organizar tres (...) cuerpos de ejército (...) Y ese objetivo lo logramos. ¿No lo logramos salvando la vida de esta gente? Es verdad, pero en aquel momento moría mucha gente en Madrid (...). Remordimientos de conciencia no tengo ninguno y pienso que cualquiera en mi lugar hubiera hecho lo que hice yo (...). Pero, lo cierto que en ese momento era o ellos o nosotros. (...) odio a esa gente le tenía yo tanta como le tenía la mujer que le habían hundido la casa. (...) En aquel momento eso me preocupó como un hecho político negativo para la República" (Madrid en guerra, Ed. Alianza Editorial, 1999, página 103).


Los crímenes de Paracuellos del Jarama pese a la, al menos, inactividad de Carrillo eran tan fáciles de detener que con sólo la voluntad que puso el anarquista Melchor Rodríguez se detuvieron ipso facto. Por ello, con sólo la acción de Carrillo en un principio se hubieran salvado miles de vidas. Si no dio la orden ni lo conoció demuestra una incapacidad política en el cargo que le debía inhabilitar de por vida a responsabilidades públicas. A finales del verano de 1936 se pasó al Partido Comunista Español, y en 1937 fue nombrado miembro del comité central del PCE. En 1939 rompió con su padre, Wenceslao Carrillo, por la decisión de éste de unirse a los que consideraban perdida la guerra.



Tras la derrota militar huyó a Francia y Méjico. Intentó una frustrada invasión guerrillera a través de los Pirineos con los maquis que salvo asesinar a algunos civiles, sacerdotes y guardias civiles no dio ningún resultado por la pasividad y oposición de la población civil. En 1960 fue nombrado Secretario General del Partido Comunista de España (VI Congreso del PCE). Era gran amigo del terrible dictador rumano Ceaucescu y fue acogido por Stalin en la Unión Soviética hasta que regresó a España en febrero de 1976 donde fue diputado en las Cortes monárquicas entre 1977 y 1986. Tras su fracaso en elecciones democráticas en 1982 se retiró de la secretaría hasta que en 1985 fue excluido de los órganos de dirección del PCE, al que abandonó después, creando un desconocido Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista que obtuvo un fracaso electoral en las elecciones al Parlamento Europeo. En 1991 firmó un acuerdo para que los miembros de su partido ingresaran en el PSOE. El homenaje es una conformidad, un acto de aprobación, del socialismo moderno y documentado con el genocidio de Paracuellos del Jarama (Madrid, 1936).






Cuenta Carrillo a Oriana Fallaci: Yo la guerra la he hecho de verdad, durante tres años, disparando y matando. El Europeo, octubre, 1975. Lister nos lo cuenta de otra manera: “De todo lo contado lo único cierto es que estaba en París el 18 de julio, todo lo demás se lo inventa. Estuvo más de un mes en Francia viendo como iban las cosas". Tal vez solo era el talante.

jueves, abril 30, 2015

Todos mienten. España como Lázaro en Salamanca




Las fuerzas opositoras al Señor Rajoy (constituidas por todos los ciudadanos que no votan a su partido y más de la mitad de los que lo votan) siempre han reprochado al Presidente del país que mintió a todos, desde el principio de su campaña hasta el final del mandato. Lo hizo. Y seguramente más de lo necesario. Pero la verdad es que cualquier atisbo mínimo de verdad habría resultado insoportable. 

La verdad española es que no se pueden pagar las administraciones autonómicas, que no podemos mantener las pensiones (muchos ni las veremos), que la sanidad universal es insostenible, que los hospitales o colegios cuentan con unas plantillas enormes. Las asociaciones, fundaciones, observatorios, grupos de estudios, defensores del pueblo y demás entidades de orden público aparecen continuamente debajo de cajones y carpetas. Y son en gran medida asentamientos de partidarios o abrevaderos compravotos. No podemos mover a este elefante si no pagan impuestos las palomas, las moscas, las nubes, los ácaros y los protozoos. 


No conozco de manera continuada a otros países tanto como a España. He trabajado temporadas en muchos y no es razonable ni justa esa perpetua afirmación que nos sitúa en la comandancia de cualquier ranking vinculado con la corrupción, la vagancia, el analfabetismo, la inferioridad, lo irracional. 

España tiene como particularidad algunas de esas taras que nos vinculan con lo mas oscuro, pero no es la peor nación del universo mundo. En otros países se roba, se mata, se humilla a las mujeres, se maltrata a los animales, se defrauda al fisco, se conduce mal o se impagan salarios, mucho mas que aquí. España es pícara. Y la picaresca procede de la pobreza y la ausencia de nuestra propia Ilustración.  El pícaro es por naturaleza un superviviente (el rico pícaro suele ser el rico nuevo). Y si para prosperar debe arrancarse un ojo, dejando ciego al rival, lo consentirá. La envidia es la enfermedad del ignorante y la picardía una de sus bellas artes.


Como pueblo con una formación históricamente endeble somos fácilmente maleables. La falta de confianza entre los españoles no surge de forma espontanea. Es un gran negocio. No es una conspiración masónica ni antiimperialista. Es algo que ha permitido a unos pocos enriquecerse antes y después de la muerte del Caudillo. Mucha gente de 45 años no conoce la Constitución, y tiene una percepción del "como es arriba es abajo" del Kybalión mas propia del Brumario de Marx que del hermetismo del XIX. 

Alemania cuenta con un curriculum de corrupción importante. El record de la empresa Siemmens no encuentra equivalencia en España. Tal vez la Junta de Andalucía, pero con dificultad. Las irregularidades del nuevo aeropuerto de Berlín (inconcluso y que  empezó a construirse en 2006) derrocarían un gobierno aquí. 


En 2012, el presidente de Alemania, Christian Wulff, tuvo que dimitir después de que el diario Bild destapara que había adquirido su casa gracias a un crédito privado de un empresario particular.

En Inglaterra, en 2012 el Barclays, uno de los mayores bancos del Reino Unido, fue condenado a pagar una
multa de 263 millones de euros por manipular el Libor y el Euribor.



En Italia se ha amañado hasta el sacrosanto calcio, la mafia controla medio país, el Presidente no falta a ninguna causa que se precie...Son nuestros mas próximos en carácter. Pero no odian Italia.


En Francia, Jacques Chirac fue condenado a dos años de prisión por malversación de fondos cuando era alcalde de París, pena que no llegó a cumplir, y tuvo negocios con Sadam. Mitterand mantuvo excelentes relaciones con la ETA. Sarkozy vive en un pleito sin fin. Dominique Strauss-Kahn sufrió una trampa estimulada por sus rivales parisinos y que no dejaba de ser un golpe de estado contra el FMI.


El problema español tiene la particularidad del cainismo irracional, fruto de la ausencia de una formación no solo en materias de conocimiento clásicas sino también en valores morales, a causa de nuestro nulo tránsito por la Ilustración. A la misma "intelectualidad" le interesa una turba ingenua y permite la edición de libros de texto en los que Jose Antonio aparece como un golpista de los años veinte, Hemingway como un héroe prístino (aún tras la reciente confesión en cartas intimas  de dar muerte a 122 prisioneros alemanes), Andreu Nin como un talento "desnortado" ("algo haría para ser despellejado"), o la Segunda República como un edén puro de malicia. Es la perpetuación del "vivan las caenas". España vive sus días como una venganza. Y no aprende de sus errores. Olvida quien la llevó siempre al abismo o, lo que es peor, nunca lo supo.


El rumor más sórdido es aceptado si puede demoler al que simplemente no nos place, y si roba "el nuestro" tampoco fue mucho. Hemos vivido la crisis mas dura desde la posguerra. Caritas, en Informes muy ajenos a su negociado, retrata una realidad devastadora. Los números del Ine describen algo semejante. Hoy como chófer fui al AVE, a un restaurante de moda muy caro, al Aeropuerto Adolfo Suárez y a una de las carreteras hacia el levante español. No se podía transitar en ninguno de los lugares. 

Mentimos muchos. No tributan gran parte. Tenemos la clase política que merecemos. Somos su cantera. Queremos vivir como si fuera el último de nuestros días, pero queremos tener ahorros cuando vemos que no lo fue. Y tal vez si lo fue. Y quizás estamos muertos. Y guiamos en el más allá a un tal Lázaro. Que ve mucho más que nosotros. 



domingo, abril 26, 2015

El perro negro o el tabú del desorden mental



Hoy ha escrito Rodrigo Cortés un articulo en la Tercera de Abc que dice mucho de la percepción de la vida que hoy se tiene y de cómo ésta afecta a la vida que tenemos.Aunque su artículo se centra en la visión de la muerte, sería extensible a todo lo desagradable de la vida: la enfermedad, lo sucio, lo pobre, lo feo, lo molesto. Todo lo que desvíe al ciudadano un centímetro de la felicidad personal se ha convertido en tabú.

Con motivo de la tragedia  del avión de Germanwings una de las enfermedades mas vergonzantes para el paciente salta del anonimato a los titulares. No se trata de una vergüenza capriñosa. La publicidad del diagnóstico puede tener serias consecuencias. Se ha puesto la lupa sobre esta enfermedad y sus efectos. Descubrir que puede ser algo imposible de controlar en un 100 por 100 ha hecho saltar todas las alarmas en este mundo que requiere la perfección en todos los supuestos de daño. Y, cómo siempre, se ha criminalizado al enfermo.Se exige la perfección en el organigrama, el Mundo Feliz de Huxley. Todo lo que se aparte de ese paradigma es humillante y se niega.



El asesinato de un profesor realizado por un niño de unos 13 años es analizado con una frialdad que solo busca responsabilidades. Culpan a los padres de no informar del transtorno del niño. Se cree que todo puede ser objeto de escrutinio, que nada puee dejarse en manos del azar, que la vida derive en un aeropuerto en la que todos nos desnudemos y documentemos enfermedades, lazos familiares, deudas, credo, filias, odios, aficiones, duelos.

Existen estudios de la misma ONU que ponen gran énfasis en el coste económico de los tratamientos. A las hechiceras de Salem las quemaron vivas. La historia, de forma más técnica, se reedita. Con la evolución de las ciencias genéticas, la próxima etapa en la guerra eugenésica que tiene lugar será la del enfermo mental. Como antes ocurría con los Sindrome de Down. Los filtros que depuran la diseñada evolución del hombre intimidan.


"In her Foreword to the WHO booklet “Impact of economic crises on mental health” (2011) the WHO regional director for Europe, Zsuzsanna Jakab, notes that the present economic crisis has led to significant declines in economic activity, a rise in unemployment, depressed housing markets and increased number of people living in poverty. Severe cuts in public spending have resulted from this and many countries are facing an era of austerity in health and welfare services. Under these circumstances low-income people and especially people living near the poverty line are under great psychosocial stress (WHO 2009).

Through its influence on parents, a financial crisis affects the mental health of children (Solantaus et al 2004, Anagnostopoulos & Soumaki 2012) and this may result in deficits in cognitive, emotional and physical development of the children (Marmot 2009). People’s health can be influenced by socioeconomic degradation due to loss of jobs and limitations in income (Wilkinson & Marmot 2003) and social inequality in health can become more pronounced (Kondo et al 2008). Unemployment, impoverishment and family disrup tions are likely to produce or precipitate a variety of mental health problems. Depression, suicide and alcoholism are among them (Dooley et al 1994, Clark & Oswald 1994, Dorling 2009, Lewis & Sloggett 1998, Agerbo 2005). Unemployment is very strongly associated with suicide (Stuckler et al 2009, Economou et al 2008). Every 1% increase in unemployment is associated with a 0.79% rise in suicides at ages younger than 65 years (Stuckler et al 2009). Men are particularly vulnerable to death due to suicide (Berk et al 2006)."

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que para el año 2020, la depresión será la segunda causa de incapacidad del mundo, lo que pone a este trastorno anímico y mental en un lugar bastante preocupante, más si se considera que las consecuencias de sufrirla se hacen papables no solo en la vida personal y profesional, sino que también, en algunos casos, puede terminar en tragedias mayores si se le permite prosperar. La criminalización del paciente acentúa el ocultamiento del transtorno. Se ha conocido la depresión con antithetical symptoms (“smiling depression”) (Christodoulou, 2000), en la que el paciente sonríe y elude la notoriedad del dolor. Su suicidio suele sorprender a todos (David Foster Wallace o Robin Williams se podrían consideran entre estos casos).



Los estudios norteamericanos del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH en sus siglas en inglés) y la National Alliance for the Mentally Ill (NAMI) [Alianza Nacional para los Enfermos Mentales], ante la dimensión abrumadora de la estigmatización, se esforzaron en demostrar que 
  • enfermedad mental no equivale a retraso mental,
  • no hay diferencias en cuanto a productividad cuando se compara a la gente con enfermedades mentales con otros empleados,
  •  la depresión no surge como consecuencia de la debilidad de carácter,
  •  la depresión no surge porque algunas personas no pueden tolerar el estrés de tener un empleo,
  • los enfermos no  tienden a ser trabajadores de segunda fila en el trabajo.
  • los depresivos abordan las situaciones de catástrofe y tragedia con mas fortaleza, al vivir sumidos en el infierno a diario.
La OMS hizo hincapié en ciertas estadísticas. Es dificil escrutar si se trata de una advertencia o un mandato oscuro.

Below are 11 statistics that show depression has a greater impact than you might think. 

  • 350,000,000:  number of people globally who are affected by some form of depression.
  • 11%: percentage of adolescents who have a depressive disorder by the age of 18.
  • 70%: percentage by which women are more likely than men to experience depression in their lifetime. 
  • 16,000,000: estimated number of U.S. adults who had at least one major depressive episode 2012. This made up approximately 6.9 percent of all adults in the country.
  • 14%:  percentage of women from a 2013 postpartum depression study who had the disorder four to six weeks after giving birth.
  • 30%:  number of college students who reported feeling depressed, which disrupted their ability to function in school.
  • $80,000,000,000: estimated annual cost of depression in the U.S. due to lost productivity and health care.
  • 8,000,000:  number of ambulatory care visits from a 2010 CDC report where a major depressive disorder was the primary diagnosis.
  • 50%: percentage of Americans with major depression who don't seek treatment for the mental illness.
  • 10%: estimated number of American adults age 65 and older who have a diagnosable depressive disorder.
  • 10-20: number of weeks psychotherapy treatments for depression usually lasts (though it varies depending on the condition).
  • 4-6: number of weeks in order for antidepressants to take full effect.

Detrás de la mayoría de los suicidios (véase https://suicideinfo.ca/) hay siempre una depresión mayor o bipolar no diagnosticada o mal tratada. Las estadísticas de la OMS establecen que cada año esta condición es la causante número uno de al menos un millón de suicidios en el planeta. La OMS, de forma extraña y muy en la linea de su agenda de Nuevo Orden Mundial, insiste en que  la depresión es una de las principales causas de discapacidad laboral, particularmente entre las mujeres.

Aun así este trastorno tiende a ser un desorden menos valorado que las patologías que muestran evidentes síntomas físicos. De forma secular, sobre la enfermedad mental en general pesa el estigma social, se entiende
entonces que su nivel de diagnóstico y tratamiento sea bajo.

La depresión se presenta como unipolar o y bipolar. Los síntomas clásicos de la depresión unipolar pueden resumirse en un estado de ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y reducción de la energía, que produce una disminución de la actividad. De forma inconsciente, los afectados dan con atajos como el alcohol, las drogas o la comida. El mejor antidepresivo de efecto inmediato que existe es el hidrato de carbono. Alivia el instante pero la cuesta siempre llega tarde o temprano. Gran cantidad de las personas obesas encubren un trastorno depresivo y/o ansioso.

 El trastorno bipolar, por otro lado, consiste en episodios maníacos (eufóricos) y depresivos (tristeza severa, profunda), separados por intervalos con un estado de ánimo  normal. Los episodios maníacos cursan con estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir. Cuando ambas condiciones (unipolar, bipolar) se presentan por más de dos semanas, hay que
consultar de inmediato con el médico. Ambas tienen tratamiento, con resultados favorables.

La severidad de las condiciones profesionales han generado nuevas enfermedades, especialidades propias de la ciudad, como el sindrome Burnt-Out. Descrito en 1974 por el psiquiatra alemán Herbert Freudenberger en Nueva York, este síndrome aplica a aquellas personas que viven física y emocionalmente cansadas, estresadas y desmotivadas en el trabajo; rinden poco, pese a invertir muchas horas en el desarrollo de las tareas que se asignan, y hasta sienten cierta fobia por los compañeros.Con base en esa primera descripción, en 1976 la psicóloga Cristina Maslach definió el 'burn out' como un “síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas”. Y aunque dichas definiciones se enfocaron, en un comienzo, en el personal de salud (psicólogos, trabajadores sociales, médicos, enfermeros), hoy se hace extensivo a otros trabajadores que son víctimas del desgaste y el estrés laboral.

Entre los principales factores de riesgo de este síndrome están las jornadas largas de trabajo, la sobrecarga, los altos niveles de exigencia, la tensión generada durante el desarrollo de una o varias tareas y la insatisfacción que se siente en el entorno laboral. Los impactos que sobre la salud de una persona tiene vivir sometida a esta condición no son poca cosa. Según la gravedad del caso, a la ansiedad, los síntomas depresivos, los trastornos del sueño y la  irritabilidad constantes, se suman los problemas respiratorios, endocrinos y cardiovasculares; los trastornos digestivos y sexuales y los dolores de cabeza, cuello y espalda, entre otros.

Existieron épocas anteriores de  la humanidad con peores condiciones laborales pero no existen registros sanitarios. Pero nunca se han dado en la historia de la humanidad periodos en los que coincidan severas situaciones de trabajo y tan elevadas obligaciones fiscales, hipotecarias, sanciones administrativas, atascos, contaminación, etc. Se concibe la existencia como un confinamiento a rutinas eternas y debitos inextingibles durante más de tres décadas. Una suerte de esclavitud decorada. Como gran burla, la esperanza de vida es cada vez mayor. El martirologio se vuelve insalvable como una tormenta perfecta. La tortura se asemeja a una decapitación de años, por fricción, y el suicidio es casi un respuesta lógica, en una situación en la que los medicamentos mantienen la vida, pero no se desea vivirla.



En mentalhealthscreening.org se recogen datos sobrecogedores.


  • One-third of individuals with a chronic illness experience symptoms of depression.
  • One in five 18 to 25 year olds experienced a mental illness in the past year.
  •  An Estimated 1 in 10 U.S. Adults Report Depression (CDC).
  •  Depression is more common than AIDS, cancer, and diabetes combined.
  • Depression is a prevalent and increasingly recognized risk factor for both the development of and the outcome from coronary artery disease (CAD). (National Institute of Health).
  • People with depression are 4 times as likely to develop a heart attack than those without the illness.
  •  Many conditions may coexist with depression. Depression may increase the risk for another illness, and dealing with an illness may lead to depression. In fact, according to the NIMH, depression affects:
  • More than 40 percent of those with post-traumatic stress disorder.
  • 25 percent of those who have cancer.
  • 27 percent of those with substance abuse problems.
  • 50 percent of those with Parkinson's disease.
  • 50 to 75 percent of those who have an eating disorder.
  • 33 percent of those who've had a heart attack.
La vida de un enfermo mental es muy dura. Siente vergüenza de su drama. Un ataque de ansiedad equivale a una temporada en el infierno. La vida del piloto alemán se vió sometida a tal presión que saltó de tramo. Un depresivo suele dañarse a si mismo. El caso característico de depresivo violento con otro es el del cuidador quemado que mata a su marido/esposa terminal y se suicida. La capacidad para sentir el dolor de contrición de un depresivo es superior, y de ahí su capacidad creativa en muchos casos. El excesivo sufrimiento pude convertir su enfermedad en otra con ramificaciones psicóticas, en algo peligroso.


LIVING WITH A BLACK DOG: pag 8 or Living with a Black Dog: His Name is Depression,
please visit: www.matthewjohnstone.com.au.








jueves, junio 02, 2011

Las sumisiones voluntarias de Gabriel Albiac





Maquiavelo y Guicciardini, como una buena parte de los políticos de su generación, admiran a Savonarola. La dimensión del personaje es grandiosa, y en estos analistas del siglo XVI florentino prima una virtud intelectual envidiable: el absoluto equilibrio, la absoluta magnanimidad con la que buscan analizar los hechos. Savonarola era un personaje grandioso, culto, inteligente y moralmente impecable; fue catastrófico por ser grande, culto, inteligente y moralmente impecable; lo que es lo mismo, por tener la capacidad de poner en marcha algo que en sí mismo sólo puede producir catástrofe: la idea, delirante, de la posición hegemónica de la teología en política. Es la lección que todos los de la generación maquiaveliana han extraído de esos años de Savonarola, sin que ello implique la menor degradación del personaje. Si ustedes leen lo que Maquiavelo escribe sobre Savonarola, en la "Correspondencia" o en la "Historia de Florencia", la línea conductora es nítida: un gran personaje; fatídico. Si ustedes leen lo que escribe Guicciardini sobre Savonarola, en la "Historia florentina" o en "La historia de Italia", lo es en la misma medida: Savoranola aparece allí como el más brillante de los hombres de su tiempo; fatídico. Pues bien, lo que todos ellos han aprendido de esa historia de santidad desastrosa es esto: nunca más, bajo ningún concepto, la intervención de la teología en política. Nunca más, bajo ningún concepto, la proyección de modelos moralizantes sobre la política. Nunca más, la santidad en la Señoría. Nunca más, bajo ningún concepto, la utopía del reino de Dios sobre la tierra. La santidad, en política, sólo acarrea muerte.
Escribirá Spinoza que quien domina por la fuerza ejerce un dominio precario, limitado, y que puede en algún momento quebrar. El dominio por la esperanza es, por el contrario, un dominio casi invulnerable, porque lo que consigue es la identificación del siervo con el amo, y la identificación de cada una de sus expectativas con las expectativas del amo. (Pág. 52).

GABRIEL ALBIAC: SUMISIONES VOLUNTARIAS. LA INVENCIÓN DEL SUJETO POLÍTICO. Tecnos (Madrid), 2011, 285 págs. Edición a cargo de Alberto Mira Almodóvar.

Espejismos de libertad Por José Sánchez Tortosa

viernes, octubre 24, 2008

La droga es muy mala: Corbacho

 







miércoles, septiembre 17, 2008

El Jueves, la leyenda urbana y Aznar: una querella necesaria.











jueves, septiembre 11, 2008

Judt. REAPPRAISALS. Reflections on the Forgotten Twentieth Century.


Without going back as far as Herodotus (who gave us the word “history” from the Greek for “enquiry”), and leaving aside Caesar and Churchill, who first made history and then wrote it, or Gibbon and Macaulay, who both sat as members of Parliament, the “engaged historian” belongs to a long and often honorable tradition. It was on display 20 years ago when The New York Times carried a full-page advertisement rebuking President Reagan, “A Reaffirmation of Principle,” signed by 63 public intellectuals (for want of a less irritating name) who included such eminent historians as Arthur Schlesinger Jr. and Fritz Stern.
That ad is mentioned by Tony Judt in “Reappraisals,” his exhilarating new collection of essays, by way of another rebuke, this time to liberals who “acquiesced in President Bush’s catastrophic foreign policy,” but then he is himself one of the latest adornments of that engaged tradition. A Londoner by origin and a New Yorker by adoption, Judt was educated at Cambridge, and is now a professor at New York University and director of its Remarque Institute. N.Y.U. is no ivory tower, as it turns out: in a memorable article not included here, he described looking downtown from his office window on 9/11, to see the 21st century begin. His original scholarly subject was modern France, which led Judt from studies of the French left to the excellent recent “Postwar,” a panoramic history of Europe since 1945, by way of his acidulated “Past Imperfect” on the Parisian intelligentsia in the postwar decade and, perhaps my favorite among his books, “The Burden of Responsibility,” essays on Léon Blum, Albert Camus and Raymond Aron. Like those heroes, Judt has increasingly spread his wings as a commentator on contemporary politics.
In “Reappraisals,” he looks back at the tragedy of Europe in the 20th century — although one should really say the four decades from the outbreak of World War I until the death of Stalin — and in particular at the Jewish tragedy. Judt writes informatively about Manès Sperber, tenderly about Primo Levi, enthusiastically about Hannah Arendt: an enthusiasm I wish I could share. Even apart from the fact that her supposed magnum opus, “The Origins of Totalitarianism” is, as Judt admits, “not a perfect book,” nor “particularly original,” that gifted writer had something missing. Arendt is clever and she is formidable, but her heart’s in the wrong place.
Another survivor from the wreckage of Jewish Europe was Arthur Koestler, whom Judt defends from his detractors and who leads Judt on to the riveting question of Communism and its foes. He is generous toward Eric Hobsbawm, a fine historian to be sure, but someone whose own engagement has been not so much perverse as grotesque. In reply to Hobsbawm’s sneering words that “there are certain clubs,” meaning ex-Communists, “of which I would not wish to be a member,” Judt points out that it is precisely the members of those clubs — Jorge Semprún and Margarete Buber-Neumann as well as Silone, Camus, Sperber and Koestler — who have written some of the best accounts of their age.
Although Judt rightly says that Hobsbawm is an excellent writer, he curiously adds that so are E. P. Thompson, Raymond Williams and Christopher Hill, “his erstwhile companions in the British Communist Historians’ Group.” But Thompson, at any rate at his worst, was not only patronizing and insular but bombastic and garrulous, while Williams was a dreadful writer. The judgment is the odder coming from Judt, who writes admirably himself.
In one judicious examination of this subject, Judt observes that European progressives have been better than their American counterparts at allowing “that there might really have existed a secret Communist underground” — and a real mortal, moral conflict, one could add. The Communist-turned-anti-Communist Ignazio Silone once told Palmiro Togliatti, the Italian Communist leader, that “the last battle” of the 20th century would be waged between the two camps they personified, and there is a great book to be written on this subject one day. If Judt doesn’t write it, one of the rest of us will have to.
While gazing about contemporary Europe, Judt encounters a very striking recent phenomenon, a confection of nostalgia, commemoration, invented tradition, “heritage industry” and la mode rétro. He praises the marvelous seven volumes of “Les Lieux de Mémoire,” a collaborative work on national memory edited by the historian Pierre Nora, while perceptively seeing that this absorption with the “world we have lost” is a reaction to the breathtaking changes that have overtaken France since 1945, not to mention the fact that there is nothing very glorious or confident about French history since 1918, despite de Gaulle’s heroic efforts to prove otherwise.
Then after crossing the Channel to the country where he grew up, Judt finds England awash with whimsical “heritage” — as opposed to things that actually work — epitomized by former mining villages Disneyfied into theme parks. Sharp-eyed as he is, political prejudice colors his account here. There is a long riff on the decayed state of British railways (à qui le dîtes-vous; tell me about it: some of us have to use them regularly), compared with French railways, so good that riding them is a pleasure in itself. But then Judt and I don’t pay French taxes, and he might have addressed the plausible argument that, at least in the British context, state subsidy of public transport — as of higher education and the arts — represents a net transfer of wealth from poor to rich.
He displays an understandable contempt for Tony Blair (à qui le dîtes-vous again: some of us had to live under his government), although from the perspective of an impenitent social democrat. While Judt says that “Communism defiled and despoiled the radical heritage,” he could have added that the cause of even moderate British socialism was completely discredited by the failures of Labor governments in the 1960s and ’70s. And while Judt has few good words for Margaret Thatcher, he might try to see that she compares favorably with her epigone Blair at every point, not least in her far less servile attitude toward Washington.
An essay on the “strange death of liberal America” wonders, perhaps with some exaggeration, why the liberal intelligentsia has had so little to say “about Iraq, about Lebanon or about recent reports of a planned attack on Iran.” He has in mind particularly the dread “liberal hawks,” whom he has also attacked on the New York Times Op-Ed page for the rhetorical cover they gave the Bush administration and its court (“In today’s America neoconservatives generate brutish policies for which liberals provide the ethical fig leaf”).
And yet Judt, while an opponent of the Iraq war, was himself an interventionist hawk over Kosovo. Although he tries to distinguish between them, he must have an inkling of the difficulty this poses for those like him. No very casuistical argument was needed to link the two, and it was neither surprising nor necessarily illogical that a bomber flight path was lighted up from Belgrade to Baghdad. Once the principle is accepted that we can attack other countries that have nasty governments but offer us no threat, where do you stop?
“You don’t have to be Jewish to understand the history of Europe in the 20th century, but it helps,” Judt writes, and while it has certainly helped him as a historian, he has also made a very striking personal pilgrimage. In the 1960s he was an ardent young socialist-Zionist, spending time on a kibbutz and flying to Israel in her hour of need when the 1967 war began.
He is now a caustic opponent of Israeli policy, and of American policy toward Israel also, even offering sympathetic words about the widely anathematized “Israel Lobby,” by John Mearsheimer and Stephen Walt. Not only does Judt lament that the United States has suffered a catastrophic loss of international influence in recent years, thanks to “self-defeating and even irrational” conduct, in the Middle East above all; he says that the reflexive charge of anti-Semitism against critics of Israel, and of the American alliance with Israel, must ultimately be “bad for Jews — since it means that genuine anti-Semitism may also in time cease to be taken seriously, thanks to the Israel lobby’s abuse of the term.” Anyone who writes on this subject is asking for trouble (à qui ...), and Judt’s notably brave and forthright essays have brought him much obloquy. Yet whatever else may be said, he is unarguably right about one thing. The “historian of Opinion,” in Keynes’s phrase, cannot fail to see a huge “change of mood that proved lasting and with the consequences of which we are living still.”
At the time of the 1967 war, it was possible for Israelis to bask in glory, and to cheer when Abba Eban said that “never before has Israel stood more honored and revered by the nations of the world.” Those words would be impossible to utter today, even if, as Judt observes, many Americans don’t seem to have caught up with the great shift of sentiment throughout the rest of the world.
Looking back from our latest fin de siècle, the theme that stands out in Judt’s account is lost time, not in the Proustian sense but in Goethe’s: the moment that, once lost, Eternity will never give back. That is true of the West since the fall of the Berlin Wall and the implosion of Soviet Russia, years of “wasted opportunity and political incompetence on both sides of the Atlantic,” but true first of all of Israel, which after 1967 threw away a priceless chance for peace and for her own ultimate security.
In one of his endnotes, Judt says that his essay on the 1967 war was his last appearance in The New Republic, from which he has since been excommunicated. Just a few months earlier, he had appeared in the same magazine with a ferocious assault on “Koba the Dread,” by Martin Amis (unofficially known in literary London as “Stalinbad” — the book in which Amis “says that Stalin was a bad man”).
That evisceration was unkind, but not unfair. And it served as a reminder that, especially by comparison with the literary gentlemen and ladies — all the novelists, poets and playwrights with their preening political fatuities — historians have had a good record in this field. Few are better than Tony Judt, not only a historian of the first rank but (in a word we need an equivalent for) a politicologue who gives engagement a good name.
Uno de los ensayos de Judt en Reappraisals es un estupendo retrato de Leszek Kolakowski. Ahí menciona el intercambio epistolar entre Edward Thompson y el filósofo polaco. Judt califica la respuesta de Kolakowski a la invectiva del marxista inglés como una demolición intelectual perfecta: la más fina en la historia del argumento político. Los archivos del Socialist Register nos permiten asomarnos a las dos cartas. De Thompson a Kolakowski; de Kolakowski a Thompson. La respuesta de Kolakowski también puede leerse en un libro reciente que lleva precisamente el título de la carta: Por qué tengo razón en todo. Lo publica en España la editorial Melusina.
Tony Judt recoge en Reappraisals que tras la guerra fría llegó un optimismo iluso que proclamaba novedades en abundancia. Si la historia había llegado a su fin parecían innecesarios los recuerdos. Olvidamos por proyecto, no por amnesia. El historiador se pregunta si hemos aprendido algo. Concluye que, en lugar de huir del siglo XX, habría que regresar a él para aprender de nuevo lo elemental. Por ejemplo, que la guerra degrada a los ganadores tanto como a los perdedores.
El libro de Judt ha recibido mucha atención crítica. John Gray celebra al historiador heterodoxo: "un pensador liberal dedicado de desmitificar las ilusiones liberales." El Economist es menos entusiasta: sus punzadas son certeras pero el paisaje que pinta del siglo es nebuloso. Tim Rutten en el Los Angeles Times apunta que el libro es como su autor: "fascinante, edificante y frustrante."



lunes, septiembre 08, 2008

Mentiras o propaganda

La conspiración la reclama el que la conoce, el que la crea. Muertes heroicas por resbalones. Cambian libros de titulo. Eliminan compañeros de foto.






viernes, febrero 29, 2008

Yo conozco a Bauluz


"Rajoy es el nuevo Milosevic español". Rajoy tiene "un discurso que es más venenoso que el gas de los nazis". "Yo he visto los resultados en Bosnia y en Ruanda y en otros sitios". Lo dice en la SER a la NIERGA.
Se trata de un fotógrafo. Un señor que aprieta la cámara como una pistola acusado de falsificar fotos de negritos agonizantes para ganar premios (nota: Aquí se recuerda el rifirrafe entre Bauluz y Arcadi Espada por una presunta manipulación de fotografías.) Este pájaro nos informa de lo que ocurre en el mundo: así nos hacemos una idea de que "turba" intelectual nos llena la cabeza de basura panfletaria.
Si matan a 4 mujeres, EL PAIS dice que los partidos se ven "obligados a reaccionar". Yo creía que gobernaba en ese palo la PSOE. Cuando todo se jode, todos deben reaccionar. Cuando todo va bien: la PSOE actúa. Que colección de mediocres. En la guerra civil decían a los pobres que en la URSS les daban tierras, alimento y propiedad: en Ucrania había canibalismo. La mentira iluminada, la nueva religión. El buenismo. Llamar imbécil al paganini.

lunes, febrero 11, 2008

La turba y la paz



Los "artistas" por medio de Jose Luis Cuerda llaman al PP "turba mentirosa y humillante" en su acto de apoyo a Zapatero. Los artistas han vuelto a recurrir al insulto y la descalificación en el acto de presentación de su manifiesto de apoyo a Zapatero, que vino precedido por la emisión de un vídeo preelectoral. A los populares los califican de "turba mentirosa y humillante", palabras que evocan el "cordón sanitario" que pidieron para el PP. De la Iglesia, han dicho que es una "teocracia estúpida".
La recién constituida Plataforma de Apoyo a Zapatero (PAZ) ha reunido en el Círculo de Bellas Artes a más de 300 personas, entre los que estaban directores de cine como Pedro Almodóvar y José Luis Cuerda, actores como Concha Velasco y Álvaro de Luna y otros artistas, además del ex coordinador de Urgencias del hospital Severo Ochoa Luis Montes.
En el acto, se ha leído el manifiesto "Defender la alegría" y ha terminado con el vídeo de una canción con el mismo título interpretada por Joaquín Sabina, Miguel Bosé y Joan Manuel Serrat, entre otros, que repiten el gesto del dedo sobre la ceja en forma de uve invertida que significa "Zapatero" en lenguaje de sordos.
José Luis Cuerda, quien ha tomado la palabra en primer lugar, ha defendido el triunfo de Zapatero para que no vuelva "la turba mentirosa y humillante, que piensa desde su imbecilidad, que todos somos más imbéciles que ellos", en alusión al PP.A continuación, ha dado otro motivo para justificar la victoria del PSOE: "Puesto que (Mariano) Rajoy no piensa pelearse con ellos, para que los obispos no nos echen encima una teocracia igualmente humillante y estúpida". Para Cuerda, Zapatero debe continuar en el poder porque "lo ha hecho razonablemente bien y se pueden razonar sus aciertos".
Álvaro de Luna también ha contrapuesto la actitud del presidente del Gobierno a la del PP: "Ante la tristeza de esa derecha, nosotros luchamos y apostamos por la alegría"."Vamos a luchar con lo único que sabemos hacer todos nosotros, con la palabra", ha añadido después de citar algunos de los artistas, intelectuales y deportistas que se han adherido a la plataforma, que cuenta ya con más de 4.000 apoyos.
Entre ellos, están representantes del cine como Juan Echanove, Juan Luis Galiardo o Vicente Aranda; escritores como Juan Goytisolo, Boris Izaguirre y Moncho Alpuente y catedráticos como Carlos Berzosa y Gregorio Peces Barba.
También están el astronauta Pedro Duque; la modelo Judith Mascó; el presentador Jesús Vázquez -los tres presentes en el acto- y deportistas como Dori Ruano, Fermín Cacho y el ex seleccionador de balonmano Juan de Dios Román.
En el manifiesto, leído por la investigadora Carmen Vela, los firmantes se pronuncian "desde la independencia y la pluralidad de ideas, con espíritu crítico, sin adhesiones inquebrantables" y confiados en la capacidad de Zapatero.
No llegan a citar al PSOE, pero defienden que siga en el poder para "avanzar en paz y en libertad, sin tutelas ni imposiciones". "Una sociedad que mira al futuro con esperanza, sin miedo y con la firme voluntad de no dar pasos atrás", añade.
Se valora que Zapatero cumpliera con la retirada de las tropas de Irak; haber defendido la igualdad de sexos y haber profundizado en "un modelo de Estado plural" en el marco de la Constitución. La plataforma aboga por que se siga apostando por el diálogo y para que "ningún credo, opción política o grupo social goce de privilegios".
Tras la lectura del manifiesto, se ha puesto el broche con el vídeo en el que Serrat, Sabina, Bosé, Fran Perea, Soledad Jiménez, Víctor Manuel, Ana Belén, Concha Velasco y la también actriz María Barranco interpretan "Defender la alegría", compuesta ex profeso para la ocasión.
El vídeo comienza con la imagen en el estudio de grabación de Zapatero y de su esposa, Sonsoles Espinosa, quienes sonríen ante los cantantes. Antes de comenzar los acordes, Víctor Manuel afirma: "Defendemos la alegría frente a los cenizos".Como en el vídeo presentado este viernes, que sirvió de tarjeta de presentación del colectivo, los cantantes concluyen con el gesto del dedo índice sobre la ceja.
El reducido tamaño de la sala impidió que un amplio grupo de personas pudiera acceder a ella, lo que suscitó algunas quejas.
Uno de los más ovacionados fue el doctor Montes, retirado de su puesto en el hospital Severo Ocho de Leganés en marzo de 2005 por una supuesta mala praxis en la aplicación de fármacos, aunque la Audiencia Provincial archivó el caso a finales del pasado mes de enero.