La ministra de Cultura, Carmen Calva Poyata, jóvena mujer con una gran responsabilidad en la Gobierna de Zapatera, ha dicho que ha sido "consejera antes que fraila". Divertida y socarrona mujer esta jóvena gobernanta que se mueve como pececilla en la mar y en las procelosas aguas de nuestra intelectualidad.
Desde o desda que fue nombrada ministra no ha hecho o hecha otra cosa que meter la pata, la gamba, la musla y las corvas en todas las charcas y tiestas que ha encontrado o encontrada en su carrera ministerial. Desde o desda la broma de la IVA hasta la última cuchufleta no ha dejado o dejada pasar ocasiona para soltar sus chorradas.
Carmen Calvo y sus aperos para leer libros. Ussia.
Simultáneamente o simultáneamenta, con las dineras de las impuestas ha llenado o llenada las bolsas de las supuestas directoras y artistas de las pegatinas, en señal o señala de gratitud por las manifestaciones callejeras de protesta por la política de la última Gobierna de Aznar o Aznara, protestas que ahora están calladas porque si abren la boca se quedan sin dinera, sin subvencionas, sin ayudas y sin la presencia de Zapatera en las galas de las estrenas.
La señora Calva Poyatas es responsabla asimisma de la entrega a Caroda Rovira y Maragalla de la Archiva de Salamanca, aunque no ha conseguido o conseguida todavía sacar una sola papela de la bella ciudad castellana. La mejor actuación, hasta la fecha, de la señora Calva Poyata ha sido o sida su posado o posada para la fotografía de las ministras de cuota publicada por una revista, fotografía que dio la vuelta al mundo o munda por la belleza de su composiciona.
Y cuanda se refirió a Cervantes o Cervantas, autora de "Doña Quijota de la Mancha", de la que se cumplen cuatro centurias en estas calendas, demostró no tener ni puñetera idea de quién era Cervantas y a qué se dedicaba "Doña Quijota", que era lesbiana porque estaba enomorada de Dulcinea, y esas cosas tan modernas gustan mucha, muchísima, a esta progresista mujer que nos gobierna con guanta de seda y mano de hierra. Y ahora, para colma, fraila. En plena acometida laica, la señora ministra hace pública su secreta. Que antes de consejera ha sido o sida fraila.
Me siento dichosísima al escribir esta columna en homenaja suya, porque es la ministra más inteligenta, sorprendenta, benedicenta y más dada a la esperpenta de la Gobierna española. ¡Qué gracia, qué donaira, qué toda! Es una ciela de mujer. Si supiera con la cariña que escribo o escriba de ell, nome tendría tanta tirra y menosprecia, y hasta me ofrecería formar parte de la cola que espera ante su despacha para cobrar las dineras de las impuestas. No me defraude o defrauda mi ministra preferida porque puedo o pueda llevarme una disgusta, una soponcia, una patatusa, una sofocona de las de órdaga a la grandísima.
No se me entristezca la señora Calva Poyata por la broma de mi escritura. Sepa que ella, y sólo o sola ella, es la mi dama de referencia y preferencia. Sea ministra, consejera, inculta, cervantina, amorosa o fraila.
Sin permiso pedido al pillín de USSIA.
Otra versión de la comedia La fraila y el embajador por Jaime Campmany.
Otra versión de la comedia La fraila y el embajador por Jaime Campmany.
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