Lo llamaban periodismo
Félix Martínez, redactor-jefe de El Mundo de Cataluña, ha escrito un artículo que concluye con estas palabras: Quizá ha llegado el momento de reivindicar a Carrillo. Toda España debió ser Paracuellos. Martínez se considera entre los vencidos de la guerra civil. Tenía siete años cuando murió Franco.
Como dice Espada "la socialdemocracia española ya no sabe vivir sin fascistas, de un modo sospechosamente parecido a cómo los nacionalistas no sobreviven sin traidores. Esta necesidad provoca que jóvenes delincuentes callejeros se vean repentinamente ennoblecidos con el grotesco apodo de antifascistas. O que los disidentes del apocalipsis climático vean cómo les prenden en la solapa la negra estrella amarilla de negacionistas. Un grave problema es que el desprecio del sentido y estas sombrías maneras liquidacionistas hayan pasado de la sudoración del mítin a las columnas de los periódicos".
El "periodista", creo que ya despedido de su cargo, dice de Blas Piñar:
Piñar, organizador de muchos de los atentados cometidos por el infame Batallón Vasco Español, responsable de los asesinatos de los abogados de Atocha, está no sólo vivo, sino sorprendentemente en libertad. Malhadados cánceres sufridos por los bondadosos, malditas las enfermedades que se ceban en los jóvenes y en los justos y permiten la longevidad pegajosa y repulsiva de malvados asesinos que merecen una muerte larga y dolorosa, como esa hidra que ayer llamaba a la unidad de los fascistas. Piñar protegió y fue socio de los neofascistas italianos a las órdenes del terrorista internacional Stefano DellaChiaie, autor de muchos de los asesinatos concebidos por la rata hija de cien padres que fundó en mala hora Fuerza Nueva.
Si eso es cierto, y viviendo hoy en esa democracia que tanto añoraba y peleaba su bando PERFECTO Y JUSTO, ¿por qué no le demanda? Luego ensalza a Pujol y, supongo que ebrio, deja a Losantos en la categoria de apolineo infante. Odio puro en 39 años perdidos. Hace poco añadía: "me vi obligado a abandonar mi trabajo en el diario El Mundo". Culpa a malas interpretaciones.