Esta biografía se publicó en 1998, habiendo tenido una edición anterior, revisada luego, en 1989. Desde entonces se han aclarado algunas cuestiones confusas acerca de la acción política de Manuel Azaña. Efectivamente, como se le acusó en 1934, en octubre de 1932 Azaña estuvo implicado en un intento de suministrar armas a un grupo de revolucionarios portugueses que aspiraban, o eso decían, a instalar un régimen "amigo" en el país vecino. Azaña justificó aquella voluntad de intromisión en la política de un país soberano en nombre de la democracia y los intereses de la República. El ensayo revela un amateurismo notable, como muchas cosas en Azaña, y una voluntad de injerencia que, con toda probabilidad, los progresistas encontrarán justificable por ser quien era su promotor. Se ha aclarado aún más el papel de Azaña en los días posteriores a las elecciones de 1933. En su espléndido estudio Los orígenes de la Guerra Civil Española, Pío Moa ha subrayado que Azaña, como ya se tenía noticia a través de otros documentos, quiso que el jefe del Estado, Alcalá-Zamora, suspendiera la reunión de las Cortes recién elegidas, constituyera un gabinete con los partidos de izquierda y organizara otra consulta electoral. Era la propuesta, dice Pío Moa con razón, de "un golpe de Estado en regla". Azaña, siguiendo el reflejo clásico de la izquierda progresista española, no reconocía a la derecha legitimidad ninguna para gobernar en democracia. Más aún, la República, según Azaña, sólo podía ser gobernada por los republicanos. Resultaba inconcebible que la derecha llegara al poder. Conocemos el resultado de este designio al que se sometieron las instituciones, por llamarlas de alguna manera, de la Segunda República. También hay que intentar imaginar cómo Azaña pensaba gobernar "en republicano" con las Cortes cerradas por decreto presidencial y luego ganar unas elecciones habiendo censurado el resultado de las que habían dado por resultado una estrepitosa derrota de la izquierda, en particular de su propio partido… Aparece aquí otro rasgo fundamental del personaje, que es la frivolidad. Esa misma frivolidad caracteriza su posición a primeros de octubre de 1934, cuando se queda en Barcelona tras el entierro de Carner, ministro de Hacienda con él y uno de los escasos personajes que no trata en tono despectivo en las Memorias. Eran los días previos al intento de revolución socialista y a la proclamación del Estado catalán en Barcelona. Los estudios posteriores a la edición de 1998 de esta biografía confirman lo que aquí se dice. Que Azaña, sin adherirse a lo que le parecía una estupidez y, además, la quiebra de cualquier consenso constitucional por parte de la izquierda, no se quedó del todo en vano en Barcelona. Tal vez podía aprovechar lo que se ha llamado un "pronunciamiento pacífico". ¿Qué será eso de un "pronunciamiento pacífico"? ¿Se puede violentar las instituciones sin recurrir a la fuerza? ¿Qué valor tienen entonces las instituciones democráticas? ¿Y a quién o a qué recurren quienes se sienten amparados, en su vida y su libertad, por esas mismas instituciones violentadas "pacíficamente"? El caso es que aquel "pronunciamiento pacífico", al que Azaña tan ambiguamente no prestó nunca su apoyo, arruinó cualquier credibilidad democrática que le quedara a la izquierda española en los años treinta y socavó, en consecuencia, los fundamentos mismos del régimen republicano. También provocó la muerte de unas cincuenta personas en Barcelona. La inconsistencia de la posición de Azaña en aquellos momentos aclara el alcance de su voluntad de participar y encabezar el Frente Popular. A él le gustaba hablar del Frente Popular como de una "coalición electoral". No era sólo eso. Azaña, que no podía dejar de saber la naturaleza revolucionaria de la sublevación socialista del año 34, se alió con el PSOE en un proyecto sobre cuya voluntad antiliberal y antidemocrática tampoco albergaba la menor duda. Los estudios más recientes sobre las víctimas y la represión de la Guerra Civil, en particular la ejercida en el Madrid republicano, han precisado la atrocidad de la violencia desatada por los "defensores de la legalidad republicana". Confirman todas y cada una de las observaciones que Azaña dejó anotadas en sus cuadernos de Memorias, en los llamados Apuntes de memoria y en La velada en Benicarló. Está claro que Azaña dio por terminada la Segunda República al derrumbarse el Estado tras la sublevación del 18 de julio. Entonces llegó aquella extraña revolución que no quería tomar el poder y se desvaneció cualquier asomo de legalidad. Azaña mismo, presidente de una revolución que había hecho suya sabiendo que no lo era, se sabía acosado, maniatado y censurado. No albergaba duda alguna acerca de la suerte que le tocaría correr a él mismo si ganaban "los suyos". Como mínimo, el exilio. Así que huyó de Madrid a Cataluña en vez de a Valencia, donde ejercía el gobierno, que también había huido del Madrid asediado. Azaña ni siquiera se instaló en Barcelona. Lo hizo en la abadía de Montserrat. Quien se había puesto al frente de los "batallones populares" para guiarlos en el camino de la libertad y el progreso se preparaba con cuidado la vía de salida. Se fiaba tan poco de sus correligionarios como de los adversarios, aquellos que había hecho todo lo posible por convertir en enemigos. Aquella tragedia era, en muy buena parte, obra suya y Azaña, a diferencia de muchos de sus seguidores, lo sabía bien. Más aún, se había propuesto expiar su responsabilidad. Probablemente por eso, descontada la cobardía, no dimitió de la Presidencia de una República en la que ya no creía, como no creyó nunca en el Frente Popular. Sabía el papel que estaba jugando, que era prestar legitimidad a una causa que consideraba derrotada y peor aún, perdida ante la Historia. Pero es que antes había puesto todo su empeño en convertirse en el rostro de un régimen que se propuso desde el primer momento, desde el mismo 14 de abril de 1931, eliminar a una parte de España de la vida pública. En pura lógica, aquel régimen desembocó en una guerra civil y acabada esta en otro régimen que debía ser radical, represivo y duradero, fuera cual fuera el desenlace del conflicto. Después de la experiencia de la Segunda República y la guerra civil –un bloque, como dijo Clemenceau de la Revolución Francesa–, no quedaba otra alternativa. A Azaña le atormentaba, mucho antes de la guerra civil, una culpabilidad avasalladora. Se especializó en proyectarla sobre los demás y sobre la realidad que le rodeaba, sin llegar a anularla nunca. La inteligencia –la inteligencia republicana– quedó así convertida en resentimiento, un resentimiento contra todo o contra nada, incapaz de ser satisfecho. Azaña hizo de esa tensión, jamás resuelta, entre la voluntad de exoneración y la seguridad íntima de ser el protagonista de algo inconfesable, la raíz de su literatura y de su posición política. La aplica a los agustinos del Escorial en El jardín de los frailes, pulverizados en una pura parodia. También al liberalismo español –y a la figura de su padre– en la novela inacabada Fresdeval. A la historia entera de España y sus tradiciones, sobre las cuales "ninguna obra podemos fundar". A sus colaboradores en el proyecto de rectificación que fue la Segunda República y, una vez desplomado el nuevo régimen, a las ruinas que aquella "empresa de demoliciones" había dejado en el camino. Un proyecto parecido se ha puesto en marcha desde 2004, con la legislatura socialista. El presidente del Gobierno español vuelve a querer hacer borrón y cuenta nueva de la historia de España. Como Azaña, aunque sin su talento literario, alucina la fundación de una España inédita y se permite soñar, en democracia, con el arrinconamiento definitivo de sus adversarios políticos, a los que, según el, la democracia española nada debe. Será una nueva versión de otros "pronunciamientos pacíficos". Las referencias a la Segunda República (...) han abundado cada vez más en estos últimos años. Salen a relucir banderas y retratos, algunas invocaciones, ciertas frases y eslóganes escogidos. No todas, ni mucho menos. Hay medio-biografías de Azaña que se han quedado sin completar, por lo que se ve para siempre. Es curioso que los progresistas demuestren tan poco interés por biografiar en serio a sus héroes. Bien es cierto que el caso Azaña resulta particularmente peligroso. Pocas críticas más duras se habrán formulado de la Segunda República y del proceso revolucionario y criminal que se puso en marcha en 1936. No es sólo un análisis claro y contundente, como cuando Azaña se declara "absolutamente incompatible" con un documento en que "se habla de republicanos españoles, catalanes y vascos". Hay más. Azaña nunca dejó de hablar, con nombres y apellidos, de los llamados "defensores de la legalidad republicana". El "gordo", el "corchotaponero", el "piafante", "Napoleonchu" y el "yerno del cochero" son algunos de los motes que le merecen los más eminentes miembros de aquella elite que iba a salvar la libertad en España. El progresismo español, que prefiere ignorar estos accidentes, construye un altar a un santo (laico, obvio es decirlo) cuya santidad jamás habría sido reconocida por el propio beatificado. En el fondo, los que se salvan a sí mismos son los propios progresistas. Más felices que Azaña, carecen de su mala conciencia y se reconcilian a su costa con un pasado falsificado. Se ve que estos neorrepublicanos no siguen el consejo de su mentor: Si hemos de pasar como españoles de muerte a vida –recomendó Azaña–, si nuestro país no ha de ser un pudridero donde la víctima y el verdugo se corrompan juntos, si ha de lograrse una transfiguración del espíritu nacional (…) será volviéndose de cara a la realidad del sentir español (…), quemando no solamente las bambalinas y los bastidores, sino la letra y la solfa de las representaciones caducadas. Hay quien dice que esa actitud es nueva, propia de estos últimos años del nuevo socialismo radicalizado en torno al 2002. Es posible, pero el sectarismo estaba ahí mucho antes. Los progresistas españoles no han aceptado jamás ninguna versión de los hechos, en particular de la Segunda República y la guerra civil, que no fuera la suya, aquella que los deja limpios de cualquier responsabilidad. Mi primer libro sobre Azaña, que estudiaba la evolución de su pensamiento hasta 1930, fue bien acogido. No planteaba, obviamente, ningún problema. La primera versión de esta biografía fue acogida ya con silencio. La segunda, así como los estudios previos, ni siquiera aparece en algunas bibliografías presuntamente académicas o universitarias. Lo mismo ocurre con otros trabajos, míos también y de otros muchos. Ese es y ha sido siempre el auténtico rostro de la tolerancia y la fidelidad a la verdad de que hacen gala los progresistas en España. La historia de este libro es también la biografía de ese otro resentimiento inagotable. Sus obras conforman hoy el paisaje vital y político de los españoles. El resultado, en cuanto al pasado, es paradójico y un poco grotesco. No se puede hablar de ciertas cosas, porque sólo los progresistas tienen la legitimidad para hacerlo, pero como los progresistas no lo van a hacer, porque si se ponen a trabajar se enfrentarán a una verdad que no quieren ver, buena parte de los abuelos de los progresistas se quedan en el limbo de los intocables. Por ejemplo, está prohibido hablar de la posible homosexualidad de Azaña… excepto desde postulados progresistas. O bien es un asunto irrelevante (pero en una biografía nada lo es: vuelven aquí los prejuicios contra la homosexualidad vigentes en la izquierda hasta hace bien poco), o bien se convierte al personaje en protomártir del Orgullo gay… Mejor dejarlo aquí. No era esa la actitud de algunos españoles que nos dejamos fascinar, hace años, por la figura de Azaña. Compartí esa atracción con personas como Federico Jiménez Losantos y José María Aznar, aunque hablo única y exclusivamente, como es natural, de mi propia experiencia. A mí me atrajo en primer lugar la prosa de Azaña, tan clásica y al tiempo tan castiza, tan profundamente española, encerrada en los cuatro gruesos volúmenes que destacaban por su cubierta morada en la biblioteca del estudio de mi padre, que se los hizo traer de México a finales de los años sesenta. También fue un desafío comprender de verdad lo que se estaba diciendo en aquel español nuevo para mí. Había, era obvio, algo oscuro y profundamente contradictorio en lo que allí se estaba expresando. Desentrañarlo no fue tarea fácil. La prosa de Azaña, como la de los grandes escritores autobiográficos, esconde aquello a lo que apunta. En su caso, da forma a una violencia inaudita, siempre dirigida contra un objeto espléndidamente adornado, para mejor disimular el íntimo alivio con que el autor recibe la brutalidad con la que le rebota el improperio. Al final, una vez apurado el esfuerzo de comprensión de la auténtica realidad que toda aquella escenografía ocultaba y desvelaba a la vez, quedó el patriotismo de Azaña, la evocación de una España por encima de cualquier régimen y fundada en la voz de los muertos, los muertos por España, que imploran "paz, piedad y perdón" de sus compatriotas empeñados en continuar la carnicería. La posibilidad de un patriotismo liberal, racionalizado y al tiempo enraizado en una vivencia histórica, inmediata y sentimental de la identidad nacional fue lo que nunca dejó de atraerme de Azaña. Hoy, después de muchos años sin volver a tratar la figura, y a pesar de que los estudios más recientes han ennegrecido aún más el personaje, esa emoción sigue ejerciendo su seducción. Es posible que surja sólo de un fabuloso dominio de los medios expresivos. También lo es que allí se expresara algo más. El caso es que nosotros nos acercamos, con curiosidad, con interés, con respeto e incluso con devoción, a la obra y a la figura de Azaña. Pronto, en cuanto aparecieron las contradicciones del personaje y de su legado, llegaron las descalificaciones personales, los insultos, el silencio. Ni una sola vez ha habido un intento de diálogo, una aproximación amistosa o movida por la simple curiosidad. Los progresistas, ya lo sabemos, no se resignan a perder el monopolio de la historia y aspiran a promulgar la ley del silencio. No ha sido así, gracias a Dios. Sin duda que Azaña no es ni representa aquello que yo creí en un momento dado. Pero ni su prosa, ni su obra memorialística, ni sus discursos ni su significado en la historia de mi país van a depender de lo que digan de él unos progresistas empeñados en falsificar y en mentir. No hay monopolios sobre la historia de España. Tampoco sobre la vida y la obra de don Manuel. NOTA: Este texto es una versión editada del epílogo de la nueva edición de AZAÑA, UNA BIOGRAFÍA, que acaba de publicar la editorial Libros Libres. JOSÉ MARÍA MARCO.
miércoles, febrero 27, 2008
El resentido atormentado. AZAÑA, UNA BIOGRAFÍA de J.M. Marco
Baruch
Van para cuarenta años de mi encuentro con la Ética de Spinoza. Anotarla ha sido, pues, anotar mi vida. Lo único que cuenta de mi vida. Si es que algo cuenta: hoy, lo dudo. Monólogo nada fácil de sostener en el silencio, cada día que pasa más cerrado, de la biblioteca. Más de una vez, en estos cuatro últimos años de trabajo, decidí abandonar el encargo de la editorial Tecnos. Cada una de esas decisiones era irrevocable. Mi vida no me interesaba: ¿a quién en su sano juicio puede interesar eso, pasados los cincuenta? No me interesa. La Ética, sin embargo, sí. Y en esa frontal paradoja se me fueron tiempo y ojos sobre la pantalla del ordenador. Nunca he salido del todo de la biblioteca. Aunque tantas de mis horas hayan surcado sitios tan ajenos. Nunca he salido de la biblioteca. Menos que nunca, cuando creí abandonarla. La Ética no quiere ser fragmento o espejo del universo. Es universo. ¿Cómo puede glosarse el infinito? Yo he anotado la Ética en vagones de metro que cruzaban París de Neuilly a Vincennes hace treinta y cinco años, en hoteles de una noche, en largos vuelos transatlánticos, que imponen un paréntesis al mundo donde nada de uno mismo permanece, en oscuros despachos de desconchadas paredes, sobre mesas que devora el polvo, en playas más cegadoras que ninguna luz soñada, en el intervalo muerto de una cafetería de la plaza Edmond Rostand entre dos citas, en una sombría chambre de bonne junto a Boulogne-Billancourt, en la casi ceguera que queda tras la noche en blanco de los días de exámenes, anfetas y diecisiete años, en un banco del Luxemburgo, buscando un parapeto huidizo cuando el tiempo corría demasiado despacio, anclado a su inmovilidad grave cuando el vértigo de los relojes revestía el aliento entrecortado de algunas de las imágenes de Jean-Luc Godard, acotando como un metrónomo las pocas horas en que fui feliz (o me inventé serlo, es lo mismo), las muchas en que no. Desde hace veintiséis años, el ejemplar sobre el cual anoté ha sido el mismo: la primera edición en la Editora Nacional de la traducción que hizo Vidal Peña. Cuatro o cinco veces ha visitado al encuadernador. Ahora, se me deshoja a cada página que paso y que subrayo de nuevo. Salvo por una mínima errata (afecto por efecto en el escolio de la proposición IV de la Parte V), que sobrevivió a los sucesivos correctores y las numerosas reediciones, es perfecta. La osadía de soñar mejorarla está excluida. Para quien sepa, al menos, lo que se trae entre manos. [...] El recelo hacia las derivas utópicas marca el nacimiento de ética y política, modernas, sobre la consigna lanzada por Maquiavelo: "conocer el tiempo y el orden de las cosas y acomodarse a ellos". A ese llamamiento a favor de una desengañada cautela (...) tendrá que dar concepto el siglo XVII. ¿Es pensable una ética que se ajuste a las solas exigencias de la razón? ¿Y una política? No otro es el envite cuya entidad dibujará Spinoza al comienzo de esa inacabada prolongación de la Ética que quiso ser el Tratado Político. "Si la naturaleza humana estuviera dispuesta en el modo adecuado para hacer vivir a los hombres bajo el solo imperio de la razón, sin tender a cosa otra alguna, entonces el derecho de naturaleza... no estaría determinado más que por la potencia de la razón. Pero...". Y en ese pero se juega el primordial antiutopismo spinoziano: ... pero ... no es el intellectus quien rige las relaciones humanas. Muy al contrario: "los hombres son conducidos más por el deseo ciego que por la razón". La política no apuntará, pues, a establecer entre los individuos relaciones verdaderas: no concierne la verdad a la política. Lo suyo es descifrar y manufacturar las estrategias afectivas que tejen la determinación de las mentes. "De ahí que la potencia natural de los hombres (es decir, su derecho) deba ser definida, no por la razón, sino por todo apetito que los determine a actuar y mediante el cual se esfuercen por conservarse". No será, así, la política, virtud de esa potencia autodeterminativa del hombre libre a la cual Spinoza llama –con ambigüedad calculada– amor intelectual de Dios. No podría serlo, a no ser que se ignore hasta qué punto "los deseos que no provienen de la razón son más bien pasiones que acciones humanas". La fundamentación conceptual de lo político, y las paradojas que, al cabo, de ello resultan, han sido tópico mayor de la filosofía del siglo XVII. En el límite, recae sobre los arquetipos paralelos de Pascal y Spinoza el mérito de haberle dado sus formas extremas: las menos plegadas a componenda programática. Desde sus respectivos desiertos personales, el paradojista de Port-Royal y el óptico de Rijnsburg han asentado los límites irrebasables en que pensar lo político encierra al hombre moderno. Hasta nosotros.[...] (...) aun cuando se tan raro "que los hombres vivan bajo la guía de la razón", aun cuando "tan pronto cuanto dejan de padecer dejen también de ser", esa insostenible soledad de los hombres habrá impuesto a la política spinoziana su trágico envite: organizar las cosas "de manera que de la sociedad común de los hombres" nazcan "muchos más beneficios que daños". Pero la beatitud se juega en otro sitio. Allá donde ese zarandeo por las "causas externas", mediante el cual la "casi inconsciencia" de nosotros mismos nos despoja del "verdadero contento del ánima", cede ante una apuesta muy otra: El sabio..., considerado en cuanto tal, apenas experimenta conmociones del ánimo, sino que, consciente de sí mismo, de Dios y de las cosas con arreglo a una cierta necesidad eterna, nunca deja de ser, sino que siempre posee el verdadero contento del ánimo. Si la vía que, según he mostrado, conduce a ese logro parece muy ardua, es posible hallarla, sin embargo. Y arduo, ciertamente, debe ser lo que tan raramente se encuentra. En efecto: si la salvación estuviera al alcance de la mano y pudiera conseguirse sin gran trabajo, ¿cómo podría suceder que casi todos la desdeñen? Pero todo lo excelso es tan difícil como raro. NOTA: Este texto es un fragmento editado del epílogo de GABRIEL ALBIAC a la edición de la ÉTICA DEMOSTRADA SEGÚN EL ORDEN GEOMÉTRICO que acaba de publicar la editorial Tecnos.
jueves, febrero 21, 2008
La cuaresma de un ateo
Hace días tuvo lugar un encuentro público, organizado por la Asociación Cultural Charles Peguy, sobre la esperanza y el mayo del 68. Participaban el filósofo Gabriel Albiac, el escritor Jon Juaristi y el editor José Miguel Oriol. Impresionó la capacidad de atracción que genera el pensamiento de Benedicto XVI y la frescura con que la razón purificada de ideologías es capaz de hablar con el lenguaje común de las preocupaciones de nuestro tiempo. Más allá de los preámbulos sobre la confesión pública de los intervinientes –materialista consecuente en el caso de Albiac, judío confeso de salvación intramundana en el de Juaristi y católico atractivo, por decirlo more hispano, en el de Oriol–, la apreciación común de que el mayo del 68 había supuesto el cierre de una época y el inicio de la confusión de otra fue un magnífico punto de encuentro y de partida entre los participantes. Albiac sostuvo que con el mayo del 68 se daba por periclitada una época de esperanza intramesiánica, de sacralización de las ideologías inmanentes, de confusión antropológica y de engaño sostenido, sólo mantenido por las teologías de la liberación revestidas de revelación teológica. Para Albiac –un intelectual atrevido, polemizador, sugerente–, la esperanza pertenece al campo de juego de la teología de la trascendencia; no hay más salida, no hay más respuesta que la de la elección entre el materialismo lógico de la positiva realidad o la confesión de la fe en la trascendencia, y ahí se encuentra con el Benedicto XVI de las primeras páginas de la encíclica Spe Salvi, en las que nos describe cómo la fe y la esperanza se identifican en el sentido bíblico. Otras incursiones del pensamiento de Albiac discurrieron por los predios de la discusión, máxime cuando establecía la relación profunda, casi freudiana, entre miedo y esperanza, entre libertad y verdad. La apuesta por la verdad le parecía como una especie de erotismo de gran intensidad, incompatible con el sentido y la sensibilidad del presente. Si nuestro tiempo es el primero en el que somos masivamente negadores de Dios y de la trascendencia; si la filosofía del laicismo social es el caldo de cultivo adecuado para el ateísmo de vida y de pensamiento; la afirmación cristiana, que lo es siempre de lo fundamental, debe ser una afirmación de Dios en la historia. Para los participantes en la mesa sobre la esperanza y el mayo del 68, lo que pesaba en la gravedad de la existencia es la historia, la encarnación. Paradójicamente vivimos en un retorno de lo religioso según la moda de la new age, de las nuevas formas de gnosticismo. Es un retorno en clave de percepciones, de ideas consentidas en la levedad del ser. Es un retorno religioso sin mediaciones. Es un período de religión escéptica que nos conduce al estado de postración y estancamiento y a una afirmación religiosa no basada en la teología sino en la narración literaria. La publicación en español de una entrevista que Benjamín Wilker ha hecho al filósofo Anthony Flew es una muestra más de la afirmación de una esperanza en la razón del hombre y en la posibilidad de un encuentro con Dios. Flew había llenado la historia del pensamiento reciente con argumentos y afirmaciones que negaban la existencia de Dios o, para ser más exactos, la evidencia de Dios. Ahora confiesa que "debo decir que el viaje de mi descubrimiento de lo divino ha sido hasta ahora un peregrinaje de la razón. He seguido el argumento hasta donde me ha conducido". La apología del ateísmo es hoy una nueva cuaresma de la razón. Michel Onfray, André Compte-Sponville, Richard Dawkins, Robien Le Poidevin por el partido ateo y Anthony Kenny y Daniel Denett por el defensor del agnosticismo son los máximos exponentes de la divulgación de esa ausencia de Dios, de esa inquietud expresa de los ateos en el Occidente secularizado por el revival de la religión. Varios de ellos se preguntan por la razón que tuvo Dios para crear. No tiene sentido preguntarse por la razón que explica la acción de Dios, ya que la acción de Dios es la razón que lo explica todo. Y ahí aparece Benedicto XVI en su primera encíclica sobre el amor y en su segunda sobre la esperanza. Sólo el amor es digno de fe, y de esperanza. Y no hay otra manera de llegar a la Pascua que pasar por la cuaresma, también por la cuaresma del ateo.
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miércoles, febrero 20, 2008
Lorenzo es un tio elegante
Necesito un altavoz para mi Sony Vaio
y que tenga radio, para que tenga autonomía. Este es el I Station STUDIO Altavoz para Ipod y vale unos 200 euros. Otra opción es una cosa rara, wireless, pero no se si tiene chicha. Es el VAIO® Wireless Digital Music Streamer VGF-WA1/B.
El "chiki-chiki"
lunes, febrero 18, 2008
Richard Tarnas: nuevo libro en España
"Hay una íntima conexión entre las cosas de los hombres y los planetas"
Para Richard Tarnas hay una delicada conexión entre lo micro y lo macro, entre las cosas de las criaturas humanas y la marcha de los planetas. Nunca pude encontrar su The Passion of the Western Mind. Acaba de salir en Expaña su Cosmos and Psyche (2006-Cosmos y Psique).
Richard Tarnas es un profesor de filosofía y psicología en California, formado en Harvard y doctorado en Filosofía en 1976 en el Instituto Saybrook. Durante diez años vivió y trabajó en el Esalen Institute, Big Sur, California, estudiando junto al mítico (nunca mejor dicho) Joseph Campbell, y grandes maestros como Gregorio Bateson, Huston Smith, y Stanislav Grof, trabajando más tarde como director de programas y educación.
Es la época de las drogas experimentales y Leary, de Hoffman y el LSD, de la contracultura enfrentada a la tradición con su nueva visión de los valores sagrados.
Entre 1980 a 1990 escribió The Passion of the Western Mind (La pasión de la mente occidental), una historia narrativa sobre el pensamiento occidental que llegaría a ser un superventas, aún plenamente utilizado en las universidades de todo el mundo. Sigue la estela de la maravillosa joya de Jacques Martin Barzun (From Dawn to Decadence: 500 Years of Western Cultural Life, 1500 to the Present) aunque en otro ámbito más psicologicista.
The Passion of the Western Mind (La Pasión de la Mente Occidental), proporciona un marco interdisciplinario para "entender las ideas que han formado nuestra visión del mundo", que él describe como "una nueva perspectiva para entender la historia intelectual y espiritual de nuestra cultura... focalizando la esfera crucial de interacción entre la filosofía, la religión, y la ciencia", así como su concepto clave de Epistemología Participativa, discutido más tarde en relación con la Psicología transpersonal por Jorge Ferrer, Cristóbal Bache, y otros. Se ha sugerido que el trabajo de Tarnas es una importante contribución a los movimientos denominados de Pensamiento Integral o Teoría Integral.
«El hombre occidental protagonizó una dialéctica extraordinaria en el curso de la era moderna, pasando de una confianza casi ilimitada en sus propios poderes, su potencial espiritual, su capacidad para un conocimiento cierto, su dominio sobre la naturaleza, y su destino de progreso, a lo que frecuentemente aparece como una condición marcadamente opuesta: un debilitante sentido de insignificancia metafísica y futilidad personal, una pérdida espiritual de fe, una incertidumbre en el conocimiento, una relación mutuamente destructiva con la naturaleza, y una intensa inseguridad con respecto al futuro de la humanidad»
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DIETA DE LA ZONA
PRINCIPIOS BÁSICOS - La regla fundamental de la Zona es incluir en cada comida un 40% de hidratos de carbono, un 30% de proteínas, y un 30% de grasas. Estos porcentajes están referidos a las calorías totales de cada ingesta, es decir, el 40% de las calorías procederán de los hidratos de carbono, el 30% de las proteínas, y el 30% de las grasas. Para ello, Barry Sears creó un sistema que mantiene las proporciones de macronutrientes en cada comida. Son los llamados bloques. Un bloque de hidratos de carbono contiene 9 gramos, un bloque de proteínas 7 y un bloque de grasa 1,5 gramos (en comidas donde la fuente de proteínas es baja en grasa, y 3 gramos en comidas donde la fuente de proteínas está exenta de grasa). ¿Por qué estos números y no otros? Estas cifras son las que permiten mantener la proporción constante de 40/30/30 entre los macronutrientes, como ya se especificó más arriba. De tal forma, cada bloque mantiene esta proporción, y añadiendo o quitando bloques a las comidas puedes modificar su contenido calórico sin “desvirtuar” la proporción. - ¿y cómo averiguar cuántos bloques necesita cada persona? La base es aprender cuánta proteína necesita cada cuerpo en función de su actividad física, etc... En todos los libros hay referencias a la cantidad de proteína que necesita cada individuo, que oscila entre 1,10 gramos por kilo de masa magra para personas sedentarias y 2,20 gramos por kilo de masa magra para atletas de élite o personas que entrenan con pesas cinco veces a la semana. Una vez calculada la necesidad proteica individual (en base a estas tablas de valores, y otros valores de referencia que se toman a partir de medidas corporales y tablas de conversión de datos que vienen también en los libros), se establece, por equivalencia, la cantidad de hidratos y de grasas que se necesitan para “estar en la Zona”, y salen un número determinado de bloques. Cada vez que se coma, en cada bloque, se debe tratar de asegurar la proporción de 1:1:1 entre los bloques de hidratos de carbono, proteínas y grasa en cada comida, es decir, si una comida es de 3 bloques, debe contener 3 bloques (o minibloques, dependiendo del escrito) de hidratos de carbono, 3 de proteína, y 3 de grasa. Se debe repartir la necesidad de proteína (y por lo tanto, de hidratos, grasas, y calorías totales) en tres comidas favorables a la Zona y dos refrigerios o tentempiés igualmente favorables a la Zona. Nunca se debe dejar pasar más de cinco horas sin tomar una comida o un refrigerio o tentempié favorable a la zona. Se debe procurar evitar tomar más de 500 calorías en cada comida (por lo tanto, 5 bloques), y más de 100 en cada refrigerio o tentempié (1 bloque). Si la necesidad proteica y calórica individual es extraordinariamente alta, se deberán hacer más de tres comidas diarias, no añadir más bloques a las comidas ya existentes. Respecto a los hidratos, se deben comer sobre todo hidratos de carbono de baja densidad (baja carga glucémica, o baja relación entre el índice glucémico y la cantidad de hidratos por 100 gramos que contiene el alimento en cuestión). Sobre todo frutas (aquí viene uno de los puntos polémicos o discordantes de la zona respecto a las dietas culturistas tradicionales, normalmente bajas en fruta. De todas formas, Barry Sears recomienda unas frutas en detrimento de otras. Se debe asegurar tomar sobre todo hidratos de carbono de índice glucémico bajo. Asimismo, se deben controlar el número total de hidratos de carbono que se toma en una sola comida. Al tomar sobre todo hidratos de baja densidad, lograr este control es muy sencillo. Se deben utilizar los cereales, los almidones, la pasta y el pan como condimentos, con mucha moderación, intentando que este grupo de alimentos no suponga más del 25 por ciento del total de hidratos de carbono que se consume en una comida En referencia a la proteína, se deben elegir fundamentalmente las fuentes de proteína bajas en grasa. Sea cual sea la necesidad proteica de cada individuo, se recomienda no consumir menos de once bloques cada día de este macronutriente. Por lo que respecta a la grasa, se debe elegir la ingesta de grasa priorizando la toma de grasa monoinsaturada. Sears recomienda como fuente de grasas monoinsaturadas las aceitunas, el aguacate (sobre todo en forma de guacamole), y algunos frutos secos, como las nueces de macadamia, los pistachos, las almendras y los anacardos, entre otros. Recomienda asimismo minimizar la ingesta de grasa saturada, y mantener bajos los niveles de toma de grasa poliinsaturada. Recomienda una ingesta diaria de omega-3 de 2,5 gramos, manteniendo la proporción EPA/DHA en 2:1, aunque no considera necesario tomar más de 400 mg/día de E.P.A. si se sigue una dieta correcta en la zona. Como fuente de grasa poliinsaturada recomienda el pescado, sobre todo el salmón, por sus altos niveles de EPA. Tomar primero siempre el plato de proteína. Como la proteína estimula el glucagón, esta hormona producirá la liberación de los hidratos de carbono que se tienen almacenados en el hígado para que el cerebro se quede satisfecho, con lo que resultará más fácil controlar el consumo de estos macronutrientes. Además, el glucagón reduce la secreción insulínica, convirtiendo la proteína en la herramienta más poderosa para mantener a raya los niveles de insulina. Beber un vaso de agua de 250 cc media hora antes de cada comida o tentempié. Con eso no sólo se reducirá tu apetito sino que también se favorecerá el consumo de agua que se precisa en la dieta de la Zona. Masticar la comida bien antes de tragarla. Una parte importantísima del proceso digestivo empieza en la boca, con la secreción de enzimas de la saliva. Se debe saber que no es la cantidad de comida que se toma sino la cantidad que se absorbe lo que realmente cuenta. Comer sentado. Esto ralentiza el proceso digestivo y da más tiempo a la comida para entrar en la sangre y para que esas hormonas que mandan al cerebro la orden de “dejar de comer” tengan también más tiempo de actuar.
martes, febrero 12, 2008
Marissa Miller y Sports Illustrated Swimsuit
- Marissa Miller (Re)Makes Swimsuit Issue History
- 2008 Sports Illustrated Swimsuit Edition (sportsillustrated.cnn.com)
- Marissa Miller Previous SI Issues Gallery (sportsillustrated.cnn.com)
- Marissa Miller tribute (goldenfiddle.com)
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La paz del corral
Cuba libre y el chapapote
Nadie del Nunca Mais visita Algeciras. Están en Cuba: Suso, Rivas... Cuba invita a un «país» llamado Galicia. Puede que vayan a preocuparse por este chaval del video (VÍDEO: Las preguntas de "jóvenes revolucionarios") y la foto. La dictadura cubana ha detenido al estudiante que interpeló en público a Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea del régimen, en un acto en la escuela de Ciencias Informáticas la semana pasada. La Asociación de Iberoamericanos por la Libertad (AIL) y la Unión Liberal Cubana (ULC) ha informado que el joven Eliécer Ávila Sicilia, de 21 años, fue detenido el pasado sábado por la mañana. Desde entonces sigue detenido y su familia teme por su vida. El chaval quería viajar libremente para no morir sin ver la tumba del Che. Lo de morir no se... lo del Che, mejor que no.
lunes, febrero 11, 2008
La turba y la paz
Los "artistas" por medio de Jose Luis Cuerda llaman al PP "turba mentirosa y humillante" en su acto de apoyo a Zapatero. Los artistas han vuelto a recurrir al insulto y la descalificación en el acto de presentación de su manifiesto de apoyo a Zapatero, que vino precedido por la emisión de un vídeo preelectoral. A los populares los califican de "turba mentirosa y humillante", palabras que evocan el "cordón sanitario" que pidieron para el PP. De la Iglesia, han dicho que es una "teocracia estúpida".
La recién constituida Plataforma de Apoyo a Zapatero (PAZ) ha reunido en el Círculo de Bellas Artes a más de 300 personas, entre los que estaban directores de cine como Pedro Almodóvar y José Luis Cuerda, actores como Concha Velasco y Álvaro de Luna y otros artistas, además del ex coordinador de Urgencias del hospital Severo Ochoa Luis Montes.
En el acto, se ha leído el manifiesto "Defender la alegría" y ha terminado con el vídeo de una canción con el mismo título interpretada por Joaquín Sabina, Miguel Bosé y Joan Manuel Serrat, entre otros, que repiten el gesto del dedo sobre la ceja en forma de uve invertida que significa "Zapatero" en lenguaje de sordos.
José Luis Cuerda, quien ha tomado la palabra en primer lugar, ha defendido el triunfo de Zapatero para que no vuelva "la turba mentirosa y humillante, que piensa desde su imbecilidad, que todos somos más imbéciles que ellos", en alusión al PP.A continuación, ha dado otro motivo para justificar la victoria del PSOE: "Puesto que (Mariano) Rajoy no piensa pelearse con ellos, para que los obispos no nos echen encima una teocracia igualmente humillante y estúpida". Para Cuerda, Zapatero debe continuar en el poder porque "lo ha hecho razonablemente bien y se pueden razonar sus aciertos".
Álvaro de Luna también ha contrapuesto la actitud del presidente del Gobierno a la del PP: "Ante la tristeza de esa derecha, nosotros luchamos y apostamos por la alegría"."Vamos a luchar con lo único que sabemos hacer todos nosotros, con la palabra", ha añadido después de citar algunos de los artistas, intelectuales y deportistas que se han adherido a la plataforma, que cuenta ya con más de 4.000 apoyos.
Entre ellos, están representantes del cine como Juan Echanove, Juan Luis Galiardo o Vicente Aranda; escritores como Juan Goytisolo, Boris Izaguirre y Moncho Alpuente y catedráticos como Carlos Berzosa y Gregorio Peces Barba.
También están el astronauta Pedro Duque; la modelo Judith Mascó; el presentador Jesús Vázquez -los tres presentes en el acto- y deportistas como Dori Ruano, Fermín Cacho y el ex seleccionador de balonmano Juan de Dios Román.
En el manifiesto, leído por la investigadora Carmen Vela, los firmantes se pronuncian "desde la independencia y la pluralidad de ideas, con espíritu crítico, sin adhesiones inquebrantables" y confiados en la capacidad de Zapatero.
No llegan a citar al PSOE, pero defienden que siga en el poder para "avanzar en paz y en libertad, sin tutelas ni imposiciones". "Una sociedad que mira al futuro con esperanza, sin miedo y con la firme voluntad de no dar pasos atrás", añade.
Se valora que Zapatero cumpliera con la retirada de las tropas de Irak; haber defendido la igualdad de sexos y haber profundizado en "un modelo de Estado plural" en el marco de la Constitución. La plataforma aboga por que se siga apostando por el diálogo y para que "ningún credo, opción política o grupo social goce de privilegios".
Tras la lectura del manifiesto, se ha puesto el broche con el vídeo en el que Serrat, Sabina, Bosé, Fran Perea, Soledad Jiménez, Víctor Manuel, Ana Belén, Concha Velasco y la también actriz María Barranco interpretan "Defender la alegría", compuesta ex profeso para la ocasión.
El vídeo comienza con la imagen en el estudio de grabación de Zapatero y de su esposa, Sonsoles Espinosa, quienes sonríen ante los cantantes. Antes de comenzar los acordes, Víctor Manuel afirma: "Defendemos la alegría frente a los cenizos".Como en el vídeo presentado este viernes, que sirvió de tarjeta de presentación del colectivo, los cantantes concluyen con el gesto del dedo índice sobre la ceja.
El reducido tamaño de la sala impidió que un amplio grupo de personas pudiera acceder a ella, lo que suscitó algunas quejas.
Uno de los más ovacionados fue el doctor Montes, retirado de su puesto en el hospital Severo Ocho de Leganés en marzo de 2005 por una supuesta mala praxis en la aplicación de fármacos, aunque la Audiencia Provincial archivó el caso a finales del pasado mes de enero.
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La Leyenda Negra. Un invento contra España segun Philip W. Powell
La propaganda que tan efectivamente se empleó para estimular ataques contra España, y a la vez para levantar las naciones que le sucederían en la cumbre del poderío europeo, contribuyó en gran manera a la debilitación y declive de aquel país y de su imperio. Estas mismas propagandas y los acentuados prejuicios que provocaron o incrementaron han costado también a generaciones de españoles muchas angustias en forma de difamación y menosprecio, que continúan hasta nuestros días. Por eso, el alto precio de la hegemonía en el Viejo y Nuevo Mundo todavía se está pagando, mucho tiempo después de que la Edad de Oro española llegara a su fin. Para nosotros, los de los Estados Unidos, al enfrentarnos con la posibilidad de estar menos tiempo en la cumbre de lo que lo hicieran los españoles, las lecciones deducidas de su experiencia deberían ser aprovechadas –para estudiar, considerar e inculcar sus enseñanzas dentro de nuestra sociedad y liderato intelectual–. Si no para otra cosa, tales lecciones deberían servir para elevar nuestra capacidad de discernimiento y evaluación de las propagandas enemigas –junto con sus promotores, sus aspiraciones y sus consecuencias–. Los pueblos que están en la cima del poder necesitan de tal sabiduría. Durante mucho tiempo ha sido práctica común traer a cuento la decadencia y caída de Roma para nuestros sermones sobre los peligros latentes del gran poder. Nuestros intelectuales y dirigentes políticos harían quizá mejor en estudiar la ascensión, los logros, las deficiencias y el declive de España y de su imperio. La experiencia ibérica está mucho más cercana a nuestros tiempos y España fue el primer imperio global. Los problemas de una hinchada y ofuscada burocracia, los de inflación y bancarrota, los de intentar mantener la unidad cristiana mientras se la protegía de los duros ataques de infieles euroasiáticos, las tribulaciones, los yerros y los éxitos al llevar la civilización a pueblos inferiores y a culturas más primitivas, los intentos de compaginar el alto idealismo con las practicabilidades de la vida, los de integración racial y cultural, los de luchas internas, los períodos de magnífico valor, fortaleza y unidad de objetivos, todas estas cosas y muchas más podrían ser estudiadas y aprovechadas por los dirigentes de un poder hoy en la cumbre y con problemas parecidos. Y los triunfos y fallos del imperio portugués, al sobreextender su posición mundial, podrían también servir para ilustrarnos y tal vez para producir un poco de comprensión y simpatía hacia nuestro aliado en la NATO. Como contribución a la creciente sofisticación de nuestro pueblo, pueden ponderarse provechosamente unas cuantas comparaciones históricas con lo hispánico. Por ejemplo, nuestra propia era de poderío cumbre apenas alcanza el número de años del apogeo portugués. Y nuestro declive, que puede haber empezado ya, es muy probable que esté bien avanzado antes de que igualemos el largo record de España en la cumbre. Y nos convendría un poco de humildad (...) en nuestras escuelas, aunque seamos un gran poder. Bien podríamos vivir sin esos textos en que se encuentran odiosas y, en general, equivocadas comparaciones entre nuestro período colonial y el de la América española. Justo es reconocer que no más allá de principios del siglo pasado éramos apenas una pequeña parte del hemisferio en comparación con el coloso ibérico, que compartía por el sur y el oeste nuestro mundo americano. No es necesario para el ego nacional engrandecer nuestro pasado colonial mientras empequeñecemos a Iberoamérica, démonos por satisfechos con cualquier alabanza que pudiéramos desear en el elogio de nuestra fenomenal ascensión hacia el poder durante el siglo pasado. Es provechoso también el meditar sobre la profundidad en el tiempo y la experiencia de una civilización hispánica que floreció ya en los días de Roma, en tanto que la mayoría de nuestros antepasados nórdicos estaba todavía en relativo estado de salvajismo o barbarie, o sobre la riqueza cultural de una Iberia de la Edad Media cristiana, musulmana y judía. Esto se oculta con demasiada frecuencia en nuestros textos de historia general, que solamente con desgana hacen alusiones a cualquier hecho acaecido al sur de los Pirineos. Tampoco nos haría daño meditar sobre una Edad de Oro española, imperial e intelectual, que se mantuvo durante casi dos siglos y alcanzó un gran nivel a lo largo de casi todas las líneas del saber humano. Una edad de oro, además, cuya categoría la alcanzan pocos pueblos y a la que nuestro propio país quizá no llegará jamás. Y, entre paréntesis, una literatura dorada y una época artística que floreció durante el apogeo de la Inquisición, hecho histórico que exige mucho más cuidadoso examen y comprensión de los que hasta ahora ha recibido, especialmente en nuestro país. (...) Depurando los ecos de la Leyenda Negra en nuestra educación (...), que van con frecuencia acompañados de aquellas ofensivas comparaciones entre nuestras virtudes y los vicios y retraso hispánicos, podemos dar los pasos, demorados ya en exceso, para mejorar las condiciones de nuestra numerosa población que habla español o que originalmente lo habló. Si nuestros textos, profesores y medios de comunicación pueden ser liberados de los perjuicios de la Leyenda Negra y sus derivaciones, concediendo al mundo hispánico su debido lugar y respeto, las personas de origen hispánico podrían sentirse en verdad animadas a mantener su cabeza bien alta, a sentirse orgullosas de la grandeza del pasado del que proceden (...) Estoy de sobra convencido de que gran parte del concepto despectivo de los angloamericanos acerca de los mexicanos procede directamente de la Leyenda Negra, que inculcó en nosotros la idea de superioridad nórdica sobre los singularmente crueles e ignorantes españoles y su descendencia americana. (...) Nuestra clase culta está todavía tan sumergida en el hábito de lo que yo he calificado de "provincialismo nordatlántico", que encuentra poco interés o tiempo para un examen serio de nuestras relaciones hispánicas, y esto inhibe cualquier reajuste de nuestras opiniones sobre esos países. Así, el ya por tanto tiempo conocido forjador de opiniones Walter Lippman escribió a finales de 1960: "En nuestra corta visita al Brasil, con frecuencia me encontré teniendo que explicar por qué no había venido antes a Sudamérica y por qué había ido entonces". Su viaje nació del pánico que nos produjo la situación cubana y la hostilidad e inquietud latinoamericana tan a gritos expresada durante el desafortunado viaje del entonces vicepresidente Nixon. Parecía algo tarde para que tal brahmán hiciera una primera visita a Sudamérica; indicación segura del lugar que ese continente ocupaba en su escala de valores. (...) en nuestros textos, España y los valores ibéricos no reciben el respetuoso tratamiento dado a Inglaterra, Holanda, Francia y a otras culturas del norte de Europa, y esto perpetúa tal provincialismo. He aquí otro ejemplo de sus consecuencias, un artículo de John Crosby, columnista, acerca del estreno en Nueva York de la obra de Federico García Lorca La casa de Bernarda Alba: La eterna prisión que es el estado normal de las mujeres españolas desde el nacimiento hasta la muerte […] La pasión en España se alimenta de la depravación que aviva las llamas hasta un grado casi inconcebible para el resto de nosotros […] Y allí se encuentran todos los elementos de España –de hoy, de ayer y de siempre–: muerte, pobreza, calor, orgullo, crueldad y pasión [...] Puesto que España es casi tan extraña a nuestra naturaleza y a nuestra cultura como el Lejano Oriente –el resto de Europa parece tan comprensible como Nueva Inglaterra, comparada con España–, la obra tiene una fascinación exótica y seductora […] España, como se ve, es a duras penas una parte de "nuestra cultura" –tan remota como el Lejano Oriente–. No sé cómo explicar esta mezcla de "esnobismo" cultural y de ignorancia si no es culpando a nuestro tradicional desprecio por los valores hispánicos y a la repugnancia en hacer el esfuerzo necesario para entenderlos. Ejemplos similares de este "parroquialismo" norpirenaico pueden ser aducidos ad infinitum; sin embargo, una vez más, no es necesario beberse el barril entero para catar el vino. (...) La destrucción de la Leyenda Negra y de su larga cadena de ecos y consecuencias –aquel histórico Árbol de Odio, cuyos frutos envenenan el mundo de habla inglesa y lo privan de la capacidad de un acercamiento al mundo hispánico con justicia, con simpatía y sin prejuicios– debe ser el primer gran paso para eliminar el abismo que ahora separa las dos mayores áreas culturales del occidente. (...) La voz milenaria del pueblo español podría indicarnos el destino de aquellos que alcanzan dominio mundial y que no hacen caso a las propagandas que pueden solidificarse en forma de historia. NOTA: Este texto es un fragmento editado del capítulo noveno de LA LEYENDA NEGRA, de PHILIP W. POWELL (1913-1987), que acaba de publicar la editorial Áltera en su colección Los Grandes Engaños Históricos.
sábado, febrero 09, 2008
Vuelta a casa con Penny Flame
viernes, febrero 08, 2008
k.d. lang - I Dream Of Spring
Slow future: Slow carb pyramid
Slow carb pyramid Rebeca Hernández. Nutricionista
Esto no es una nueva versión de Atkins, South Beach u otra dieta baja en carbohidratos (low carb). En realidad, no se trata de una "dieta", en su sentido estricto. El "Slow Carb Lifestyle", como lo llaman los médicos que lo propusieron Patricia y Harvey Haakonson, se basa en una alimentación balanceada que no elimina ni carbohidratos ni grasas. Lo más importante es que también ha demostrado ser el mejor protector de la salud de nuestro corazón.
La clave está en seleccionar los alimentos que mantienen los niveles de azúcar en sangre estables. No es necesario eliminar carbohidratos o grasas, el secreto es saber seleccionar los carbohidratos de bajo índice glicémico o "slow carbs".
El índice glicémico (G.I.) es un indicador de que tan rápido y en cuánto va a aumentar el azúcar en sangre después de consumir un alimento rico en carbohidratos. Los alimentos de alto índice causan elevaciones repentinas y abruptas, y se han relacionado a un mayor riesgo de obesidad y diabetes. Por otro lado, los alimentos de bajo índice afectan poco el azúcar en sangre, después de consumirlas la elevación es lenta, no abrupta, y nunca llegan a niveles que pueden ser peligrosos a la salud. Un consumo elevado de carbohidratos de bajo índice o "Slow Carbs", se ha relacionado con menor porcentaje de grasa corporal y con el mantenimiento de un peso adecuado.
La principal diferencia con un plan bajo en carbohidratos, es que en este "estilo de vida" se pueden consumir muchos de los carbohidratos que se eliminan en dietas "low carb", como frutas, leguminosas, cereales integrales y pastas.
Control de peso sin contar calorías
Aprendiendo de lo que se trata un estilo de vida "Slow Carb", usted no tiene que contar calorías o gramos de carbohidratos para perder peso.
Así lo demostró un estudio reciente publicado en la Revista Americana de Nutrición Clínica (American Journal of Clinical Nutrition), dirigido por el Doctor David S. Ludwig, profesor del departamento de pediatría del Hospital de Niños de Boston.
En su estudio, 23 personas obesas lograron perder en promedio un 8% de su peso en un año con este estilo de vida. Otro grupo que siguió una dieta baja en grasa y con control de calorías perdió un 6% de su peso. En el grupo Slow Carb no contaron calorías, no eliminaron carbohidratos, no eliminaron grasas. Simplemente, siguieron las indicaciones del Dr. Ludwig sobre como seleccionar sus alimentos.
Slow Carb por su corazón..
Si bien es cierto que la perdida de peso fue similar en relación con el grupo que hizo la dieta baja en grasa, los que adoptaron el plan Slow Carb, tuvieron muchas ventajas. Además de ser un plan mucho más sencillo de seguir y aceptable al paladar (ya que no tenían que eliminar grupos de alimentos), todos los que perdieron peso mejoraron la salud de su corazón considerablemente.
Después de un año, los participantes del Slow Carb, redujeron sus niveles de triglicéridos en un 37%, mientras que los que siguieron la dieta baja en grasa contando calorías solamente experimentaron una reducción del 19%.
Otro factor importante, fue la disminución en los parámetros indicadores de riesgo de formación de coágulos. El plan Slow Carb disminuyó estos indicadores en un 39%, por otro lado, un año de dieta baja en grasa más bien favoreció un aumento del 33%!!!
El mantener una alimentación balanceada basada en Slow Carbs, también nos puede ayudar a perder más grasa y aumentar músculo, que es precisamente lo que se quiere cuando buscamos perder peso.
En estudios previos, se ha comprobado esto. Cuando la única diferencia en la composición de la dieta es el tipo de carbohidratos (bajo índice vs alto índice glicémico), se pierde grasa más fácilmente y se favorece el aumento de masa muscular cuando el aporte de carbohidratos es de bajo índice glicémico. Cuando se consumen solo carbohidratos de alto índice aunque al inicio se pierde peso, con el tiempo se dificulta más la perdida. Además las personas mantienen porcentajes de grasa mayores, y usualmente pierden masa muscular.
¿Qué nos dicen estos estudios? El mensaje es simple: para controlar el peso y cuidar su salud, la clave es mantener una alimentación balanceada favoreciendo el consumo de alimentos de bajo índice glicémico.
¿Cómo puedo iniciar con un estilo de vida Slow Carb?
Para simplificarnos, el Dr. Ludwig propuso una nueva pirámide, que hemos llamado Slow Carb Pyramid. Basando sus elecciones de alimentos en esta pirámide usted puede lograr controlar su peso y además cuidar su corazón.
Pirámide de Alimentos de Bajo Índice Glicémico
Vegetales y Frutas:
Son altos en fibra y muy bajos en calorías. Con las frutas se debe tener cuidado de seleccionar las de bajo índice o "Slow Fruits". Estas son principalmente los cítricos(naranja, mandarina, limón, grapefruit), bayas (fresas, moras, arándanos, etc.), albaricoques, cerezas, ciruelas, cítricos, guayaba, kiwi, mango, melocotón, peras.
Carne roja, grasas saturadas y trans:
La grasa saturada es principalmente de origen animal, como la de la carne roja, carne de cerdo, piel del pollo, embutidos y lácteos enteros.
Las grasas trans son igual de dañinas. Son los aceites "hidrogenados o parcialmente hidrogenados" que se utilizan en la industria alimenticia para ciertos productos de paquete como galletas, papas tostadas, etc. y para la producción de margarinas. Prefiera margarinas que indiquen en su etiqueta que son libres de grasas trans.
Multivitamínico
Un multivitamínico diario se puede considerar como un tipo de "segura nutricional". No tiene el objetivo de sustituir una alimentación saludable, el propósito de consumir un multivitamínico diario es llenar esas pequeñas deficiencias que pueden haber en la dieta de hasta la persona más saludable. Un multivitamínico que aporte el 100% de la dosis diaria de vitaminas y minerales es Adecuado.
Alcohol
En moderación puede ayudar a disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular. La moderación es la clave de sus beneficios en los hombres un buen balance es una a dos bebidas por día, en mujeres se recomienda limitarse a una bebida al día.
Una bebida equivale a 350 ml de cerveza, 1 copa de vino (150 ml), 35 ml de whisky, vodka, "guaro" o ron.
No se trata de que su dieta sea del más bajo índice glicémico posible, esta es la estrategia de un plan "bajo en carbohidratos" (Low Carb). En el plan "Slow Carb", lo que se busca es que incluya en su dieta abundantes carbohidratos, pero los saludables los "lentos", de bajo índice.
Estas otras recomendaciones le ayudaran a seguir mejor el plan Slow Carb
Incluya carbohidratos "lentos" en todos sus comidas. Prefiera cereales de desayuno de bajo índice: All Bran, Avena Integral.
Busque los panes que realmente son de grano entero. Revise la etiqueta, el ingrediente debe ser harina integral y no una combinación de harina refinada e integral.
Consuma abundantes leguminosas: frijoles, lentejas, garbanzos.
No le tenga miedo a la pasta!! Los spaghetti son "Slow Carbs", su índice glicémico es bajo. Preferiblemente prepárelos "Al Dente", hiérvalos máximo 5 minutos.
Consuma 2 a 3 porciones de lácteos bajos en grasa, como leche descremada o yogurt bajo en grasa y sin azúcar (Yogurt Light). Se debe procurar que sean bajos en grasa, 3 vasos de leche entera contienen la misma cantidad de grasa saturada que 13 tirtitas de tocino. Si no tolera la lactosa, puede consumir un suplemento de calcio y/o alimentos fortificados con calcio como leche de soya, cereales, jugo de naranja, etc.
Trate de incluir en su alimentación la mayor cantidad de frutas y vegetales. Prefiera las "Slow Fruits" de bajo índice glicémico y los vegetales de color verde oscuro o naranja fuerte.
Limite su consumo de vegetales harinosos: papa, yuca, maíz, ayote sazón, plátano y guineo.
No olvide de incluir en su alimentación carne baja en grasa, como pescado, pollo y carne de res magra. Consuma pescado al menos dos a tres veces por semana. Los huevos, a los cuales se les ha dado una mala reputación, son realmente una excelente opción de proteína baja grasa. Estudios recientes han demostrado que su consumo no tiene una relación fuerte con los niveles de colesterol en sangre. De hecho, un huevo para el desayuno es una mucho mejor opción que repostería llena de grasa trans o pan blanco rico en harina refinada.
Las grasas saludables son la mayoría de origen vegetal, como los aceites vegetales, nueces y semillas. Asegúrese que estas sean las que adiciona a sus comidas!!
Un día Slow Carb
- Desayuno Avena integral con leche descremada Fresas
- Merienda Melocotón fresco Agua
- Almuerzo Pescado al horno con salsa de tomate Ensalada de garbanzos con espinacas
- Merienda Té verde Sándwich de pan integral y queso mozzarella
- Cena Spaghetti en salsa de tomate con albóndigas de carne de soya Vegetales asados: zucchini, berenjena y chile dulce
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Salutación del optimista, Ruben Dario
- Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
- espíritus fratemos, luminosas almas, ¡salve!
- Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos
- lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos;
- mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;
- retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte;
- se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña
- y en la caja pandórica, de que tantas desgracias surgieron
- encontramos de súbito, talismánica, pura, rïente,
- cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,
- la divina reina de luz, ¡la celeste Esperanza!
- Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba
- o a perpetuo presidio condenasteis al noble entusiasmo,
- ya veréis al salir del sol en un triunfo de liras,
- mientras dos continentes, abonados de huesos gloriosos,
- del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,
- digan al orbe: la alta virtud resucita
- que a la hispana progenie hizo dueña de siglos.
- Abominad la boca que predice desgracias eternas,
- abominad los ojos que ven sólo zodíacos funestos,
- abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,
- o que la tea empuñan o la daga suicida.
- Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
- la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra;
- fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
- y algo se inicia como vasto social cataclismo
- sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas
- no despiertan entonces en el tronco del roble gigante
- bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
- ¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
- y que el alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
- No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,
- ni entre momias y piedras reina que habita el sepulcro,
- la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
- que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,
- ni la que tras los mares en que yace sepultada la Atlántida,
- tiene su coro de vástagos altos, robustos y fuertes.
- Únanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos;
- formen todos un solo haz de energía ecuménica.
- Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
- muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
- Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
- que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
- Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
- y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
- así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
- de los egregios padres que abrieron el surco pristino,
- sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
- y el amor de espigas que inició la labor triptolémica.
- Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
- en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
- ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
- La latina estirpe verá la gran alba futura:
- en un trueno de música gloriosa, millones de labios
- saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
- Oriente augusto, en donde todo lo cambia y renueva
- la eternidad de Dios, la actividad infinita.
- Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros.
- ¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!
Rubén Darío, marzo 1905
miércoles, febrero 06, 2008
Marias resucita gracias a un yankee
ABC./ Julián Marías Aguilera (1914-2005) fue un maestro de energía: escribiendo, pensando, leyendo... Infatigable, sabio, siempre regresaba al verso de Cervantes: «Tú mismo te has forjado la ventura». Se fue un invierno de hace dos años, entre el frío de una España oficial que fue bastante cicatera y tacaña con él: un «bien cultural». Sufrió represalias por parte del franquismo, y luego por los gobiernos de uno u otro signo, pero nunca le importó. A Julián Marías, casi toda su vida ligado a ABC, le importaban sus lectores, que eran legión, dentro y fuera de España. Su lema «Que por mí no quede» lo fue hasta su final, «pese a las muchas traiciones que alguien con tal carácter inevitablemente padece, como cuando paró en la cárcel al terminar la guerra denunciado por quien había sido hasta entonces su mejor amigo, y eso no le impidió seguir creyendo en la gente...», escribió en ABC Javier Marías, que le debe «mucho como escritor» a un padre al que siempre recuerda trabajando.
Don Julián era «un pozo de sabiduría, de inteligencia, de sagacidad, de patriotismo, de religiosidad, un hombre con una ternura emocionante, con una bondad de niño, con unas ingenuidades increíbles», lo esculpió Santiago Castelo. Y ese hombre de la «visión responsable» es vindicado a partir de mañana en un Congreso Internacional organizado por la Asociación Española de Personalismo, la Complutense -que concederá a Julián Marías a título póstumo su medalla de oro- y CEU-San Pablo. El Colegio de Doctores y Licenciados le nombrará Colegiado de Honor, y Páginas de Espuma reedita las memorias de Marías, «Una vida presente».
El hispanista Harold C. Raley, de la Universidad de Texas, amigo personal del pensador, que clausurará el Congreso, define a Julián Marías como un dechado de rectitud intelectual, y moral; una persona superior: «Hubiera sido un excelente americano», matiza. Raley considera que «sin Marías la filosofía de Ortega queda manca. Inexplicable sin él, irreductible sin él. Don Julián dio unos pasos más allá de Ortega, y más acá. Él es previo a Ortega, cuyo pensamiento sitúa en un contexto amplio, universal, en la tradición occidental. Te ayuda el sentido cristiano que mantiene, del que hay mucho en Ortega. Y está el impacto de Unamuno. Los escritos de Marías son esenciales para comprender a Ortega».
Para Raley, la manera de pensar de Marías «hace mucha falta en EE. UU: su filosofía de la persona, porque se tiende a interpretar las cosas desde un plano secundario, en términos políticos, sociológicos, económicos. Y falta lo fundamental: la antropología de la persona. Me interesan sus ideas sobre la persona como objetivo estético, su interpretación de la persona, y su manera de filosofar dentro de un un contexto religioso, de una fe personal. Marías me enseñó cómo ser intelectual, y me sirvió de maestro de lengua inglesa. Mis dos maestros de inglés han sido españoles: Ortega y Marías».
Juan Manuel Burgos, presidente de la Asociación Española de Personalismo, señala la plena vigencia del pensamiento de Marías, «muy leído, pero poco estudiado, muy vital y actual». Francisco Javier Jiménez, responsable de la reedición de las Memorias, sostiene que Marías es «un filósofo con el que España tiene una deuda importante. Él nos invita a un ejercicio coherente y responsable de preguntarnos por el sentido de la persona».
domingo, febrero 03, 2008
Adicto al dolor
Acabo de confirmar mi dolencia. Y soy hipertenso. Y soy obeso. Y soy indolente.
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