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domingo, junio 24, 2007

Rorty


Dicen en ABC (El secreto de Rorty) que Rorty murió hace dias: el 8 de junio de 2007 en Palo Alto, California, de cancer de pancreas. Modeló (paralelamente a su floja carrera filosófica derivada del pragmatismo de William James, Dewey y Ludwig Wittgenstein ) toda una teoria literaria en torno a Henry James, Marcel Proust y Walt Whitman.

martes, mayo 29, 2007

Dinesh D'Souza


Dinesh D'Souza, miembro de la Hoover Institution, es autor de varios libros y ensayos, algunos tan exitosos como Illiberal education, The virtue of prosperity y What´s so great about America. No logro una traducción de El enemigo en casa.
Dinesh D’Souza ha sido una de las estrellas intelectuales de la derecha norteamericana. Llegó a Estados Unidos en 1978 procedente de la India. En la Universidad –el Darmouth College, una de las más antiguas universidades norteamericanas-, colaboró en una revista estudiantil de derechas y empezó a hacerse un nombre con sus análisis y, más de una vez, por sus provocaciones. Escribió un best seller ácido sobre la educación universitaria (Illiberal Education: The Politics of Race and Sex on Campus), que recuerda en algo la primera obra importante de una de las grandes figuras de la derecha norteamericana, William F. Buckley.
Se trata de un autor que con sólo 45 años ha sido ya capaz de transmitir con claridad y conocimiento los valores innatos y los principios claves del pensamiento conservador norteamericano. Llegado a Estados Unidos como estudiante de intercambio desde su India natal, D'Souza es hoy una referencia de primer orden y un autor a tener en cuenta tanto por su claridad de ideas como por el modo de transmitirlas.
Cartas a un joven conservador no aspira a ser un denso estudio de teoría política, sino una primera introducción a los conceptos claves del conservadurismo. El libro se estructura a modo de epistolario: el autor escribe a un joven universitario una treintena de cartas sobre distintos aspectos del pensamiento conservador, con ejemplos reales de la vida occidental y los modos de enfrentarse a todo ello desde la visión conservadora estadounidense. Se trata, en último término, de una suerte de introducción que inspira y motiva para comprender los fundamentos básicos del ideario conservador y lo que significa ser de derechas en el contexto norteamericano. Sería deseable una traducción al español, para convencer a muchos liberales de la necesidad de hablar, pese a las lógicas diferencias, de una derecha liberal-conservadora.

En su capítulo inicial, D'Souza muestra cómo el moderno conservadurismo norteamericano es muy diferente a la idea europea de "conservador" absolutista. El primero desecha la idea reaccionaria de mantener el viejo régimen y negar las formas de la democracia moderna. Ser conservador significa conservar los principios de la revolución americana, la que dio la primera gran Constitución liberal al mundo. En esos principios conservadores norteamericanos se hallan la defensa de la unidad nacional, el sentido de comunidad local, la importancia de la familia, la espiritualidad y la creencia en el mérito y en la responsabilidad individual. En el ámbito religioso se respetan la decisión personal y cualquier creencia, bajo la premisa de que existen unos principios morales compartidos por los humanos que, a través de la libertad, nos llevan a la búsqueda de la felicidad.
El verdadero conservador vela y respeta también los principios del liberalismo clásico en su preocupación por las cuestiones cívicas y sociales. En esto, D'Souza acierta al diferenciar el verdadero liberalismo de la falacia en que las izquierdas lo han querido convertir tras apropiándoselo, en una maniobra que ha confundido a muchos. Es así que la diferenciación entre las izquierdas y la derecha liberal-conservadora (o conservadora-liberal) resulta harto evidente.
Las derechas, según plantea D'Souza, enfatizan ideas y políticas dirigidas al individualismo (no al socialismo), al crecimiento económico (no a la redistribución de la riqueza), a la igualdad de oportunidades (no al igualitarismo totalitario), al amor por la nación y la tierra (no al desmembramiento de la unidad nacional ni a la vaguedad de la alianza de civilizaciones), a la defensa militar como medio de asegurar la paz (no al imposible diálogo con el terrorismo).
Capítulo a capítulo, D'Souza desgrana algunas de las ideas fundamentales de nuestro tiempo y abre los ojos a quienes, a inicios del siglo XXI, confunden lo que significa la verdadera defensa de los valores de la libertad. Es así como en este libro hallamos, por ejemplo, un desmantelamiento de lo "políticamente correcto", esa forma de represión bajo manto de liberación. Los liberales clásicos –en línea con los conservadores– rechazan tal concepto porque creen realmente en la libertad de expresión y en la individualidad. Las izquierdas, en cambio, pretenden servirse de él para suprimir los puntos de vista de aquellos a los que odian. De ahí que, por ejemplo, en los círculos universitarios de la progresía se impida hablar a cuantos no comulgan con las tesis impuestas por las izquierdas y su falacia del "multiculturalismo" –especialmente tratado en el capítulo 6–, la "diversidad", los programas de "Acción Afirmativa" (cap. 11), los reclamos radicales de ciertos "feminismos" (cap. 12) o la vaguedad del "postmodernismo" (cap. 13).
Conforme vamos deshojando Letters to a young conservative entendemos la fuerza de las razones de la ideología conservadora y su permanente lucha contra los modelos totalitarios estalinistas, maoístas, castristas… precisamente los mismos que las izquierdas han acariciado y mimado desde la ceguera marxista, en una confusión ideológica y moral de lamentables consecuencias. Es en este punto donde D'Souza incluye unas magníficas páginas (cap. 8) sobre la importancia histórica de la figura de Ronald Reagan, personaje al que el autor ya dedicó un libro completo y para quien trabajó como analista político en la Casa Blanca.
Otro aspecto de sumo interés es la crítica demoledora de D’Souza a los grandes gobiernos. Nuestro autor rompe con el tópico izquierdista de que el sector privado está motivado por la usura y el sector público por un noble idealismo y lanza una llamada a la urgente necesidad de reducir el tamaño del Gobierno norteamericano, tanto en el plano federal como en el local.
También se ocupa de la falsa idea de la polarización económica y la distancia entre ricos y pobres. D'Souza deja claro, con pruebas más que convincentes, que el capitalismo –no el Gran Gobierno– es el único medio para generar riqueza y prosperidad entre los ciudadanos, tanto individual como colectivamente. El 80% de los millonarios que hay actualmente en Estados Unidos partieron de la nada, y se hicieron ricos por iniciativa propia y por unos mecanismos fiscales –justo los que apoyan los conservadores– basados en la reducción de impuestos y el aliento de la iniciativa privada y la creación de riqueza.
Interesantes son, asimismo, las valoraciones que vierte sobre la manipulación de las izquierdas en diversos frentes de la vida pública norteamericana: en algunos sectores universitarios (cap. 14), en buena parte de los medios de comunicación (cap. 15), en el sistema judicial (cap. 16); y las páginas que dedica a cuestiones latentes como el derecho a llevar armas (cap. 17), el matrimonio homosexual (cap. 23), el aborto (cap. 25), la globalización (cap. 26) o la inmigración (cap. 27).

Letters to a young conservative es una primera entrada para conocer los valores conservadores estadounidenses, algunos de los cuales no están muy lejos de lo que en España hemos calificado como derecha liberal-conservadora. A su vez, sirve para acallar la mala fama de dicho ideario.


Dinesh D'Souza, Letters to a young conservative. Basic Books (Nueva York), 2005. 229 páginas.

viernes, octubre 06, 2006

'Yo, Rocco'


El mas grande escribe sus memorias. Que pueda recordar todo es algo que dudo. Somos mosquitas a su vera. Aunque Rocco es el mas grande en muchos sentidos. Su memoria puede acompañar...
1.500 películas, más de 4.000 mujeres, 24 centimetros, ningún guionista y un anuncio censurado de patatas fritas completan tan brutal trayectoria.

viernes, octubre 21, 2005

Como está el patio... Genial Bayly

Juán Marsé Jaime Bayly
Bayly 
Juán Marsé le entregó a Jaime Bayly 150.000 euros por haber quedado finalista del Premio Planeta y aprovechó para cantarle las cuarenta por la mala calidad de su novela. El novelista peruano le contesta hoy a Marsé, quien ha dimitido del jurado, a través de una conversación con su madre, quien le pide: "Devuelve la plata, hijo".


Mi madre me llama a Barcelona y me dice: 

Hijo, ¿se puede saber en qué lío te has metido? Le digo: No me he metido en un lío, mamá, he ganado un premio. Me dice: No me mientas, amor. Le digo: Te juro, mamá, he ganado un premio. Me dice: No es lo que he leído en el periódico acá en Lima. Le pregunto: ¿Qué has leído? Me dice: Acá ha salido en todos los periódicos que has hecho algo muy feo en España y que hay unos señores escritores españoles que dicen que has escrito unas cosas muy feas. Le digo: No, mamá, es sólo la opinión de un escritor... Me interrumpe: Amor, a tu mami no le puedes mentir. Yo sé que has hecho algo muy malo. Es mejor que lo reconozcas con humildad cristiana y que pidas perdón y devuelvas lo que te has robado. Le digo: No he robado nada, mamá. Me dice: Bueno, tú sabrás, Jaimín, haz un examen de conciencia y pregúntale a Nuestro Señor si debes devolver esa plata. Porque acá los diarios dicen que hay unos señores muy importantes de España que están reclamando que devuelvas la plata, amor. Le digo: No, mamá, nadie pide eso. Me dice: Acá te paso con tu papá, hijito. 

Mi padre me dice: Hijo, por favor, devuelve el premio, hazlo por la familia. Le digo: ¿Por qué dices eso, papá? Me dice: Hijo, no puedes seguir haciendo escándalos por el mundo. La familia sufre mucho por tu culpa. Tienes que devolver esa plata. Todo el jurado está diciendo que no la mereces.Ten un poco de dignidad y devuélvela, hombre. Le digo: No es todo el jurado, papá. Es sólo un miembro del jurado. Me dice: No, hijo. Yo vi las noticias por el cable en Televisión Española.Había una señora mayor que también decía que no mereces ese premio.Le digo: Bueno, sí, eran dos miembros del jurado. Me dice: Si has hecho trampa, reconócelo y devuelve los 150.000 euros. Le digo: No he hecho trampa, papá. Me dice: No es lo que dicen los periódicos en Lima. Acá ha salido clarito que tu novela es malísima y que hay un tremendo escándalo en España porque todos los escritores están reclamando que te boten del país y que devuelvas la plata.Le digo: No es así, papá. Están exagerando. Me dice: ¿Quieres que te pase por fax los recortes de los periódicos de Lima? Dame el fax del hotel y te los paso. Le digo: Papá, te juro que no he hecho nada malo. Me dice: No es lo que dice el jurado. Le digo: Pero el jurado me ha dado el premio. Me dice: No, hijo, lo que te han dado es una tremenda regañada. Le digo: Bueno, sí, más que un premio pareció una amonestación. Me dice: Yo te aconsejo que devuelvas la plata y pidas disculpas y dejes de escribir esos libros tan fregados que siempre escribes. Hazme caso. Yo soy tu viejo. Le digo: Gracias, papá. Me dice: De nada, hijo. Y mándale saludos de mi parte a ese señor Massé. Dile que me cae muy bien y que estoy totalmente de acuerdo con él. Le digo: Es Marsé, papá. Juan Marsé. Me dice: Sí, pues, de Massé te estoy hablando. Mándale un abrazo de mi parte. Dile que me parece un tipo de primera, muy moral. Cuando vaya a Barcelona lo voy a invitar a cenar. Le digo: Ya, papá. Me dice: Llama a Massé, hijo, y devuélvele la plata. Y dale un abrazo de mi parte.

Copyleft 2005 This work is licensed under a Creative Commons License.

domingo, julio 24, 2005

Dragó



Llegan noticias del deterioro físico que sufre mi simpático Sanchez-Drago a raíz de las dolencias cardíacas que se detectaron en su curioso y alquímico corazón. Ha perdido peso y parece extremadamente cansado. Los beneficios de su tan ponderado "Yoki Reishi" no darán mucho mas de si.



Lejos queda ya ese perpetuo joven enérgico y viajero. Sigue siendo un provocador y sigue con su novia oriental tan aficionado a lo mágico, lo misterico y sagrado. Aprovecho para dar las gracias a este pedante soriano que ahora reside en Castilfrio y que parece haber abandonado su proyecto de escuela iniciatica, para mi desdicha. En su académica lejanía me acercó a mitos y conceptos que me dieron paz. Me presento a Gurdjieff, a Jung, a Wilber, a Aurobindo, y tantos otros (y se lo dice un católico pecador). Cuídese, abuelo y gracias. Muchas gracias.

domingo, marzo 06, 2005

El tiempo de los asesinos: Arthur Rimbaud y la redención

Felix Azua ha escrito un artículo muy significativo en torno a una culposa generación. Yo ahora estoy leyendo "El tiempo de los asesinos" de Henry Miller y tienen ambas cosas mucho que ver. Miller habla de la desaparición del poeta como personaje en el siglo XX y sigue el calvario de Arthur Rimbaud y su redención atroz. Azua, tal vez sin saberlo (como me paso), también.


Realmente, el golgota que coronó Rimbaud nos perdona del asesinato de la poesia. Naturalmente no hablo de Villenita y su ropa interior de encaje o el Sr. G. de Canarias; hablo de Claudio Rodriguez, de Valente, de unos pocos, hoy casi extintos. Hablo del sacramento de la palabra (cursiii) y la devoción primigenia. Hablo de servidumbres volcadas en papel y en vidas, no de la columnita de EL PAIS. Jesus nos liberó del pecado original de mancillar paraisos. Rimbaud nos exonera de esta nueva deuda imposible de condonar. 



La terrible generación que capitaneó la muerte de la poesia pura fue casi integralmente francesa y presumia al decir que "las sociedades son collages". La eliminación del individuo que Marx perpetró, generó estas citas. Perpetuas formulas de la nada. Un cuaderno de formulas sin números ni aplicación en la cosa. Cosificaron al hombre y bastó. Meros asesinos. No bastó con matar a Dios, detras fue el hombre. Siempre que veo la cara de Sartre, Derrida, Lacan, Foucault, Piaget, Bataille, Barthe, Valery o Strauss, me da una pequeña nausea y tengo que leer corriendo a Marco Aurelio, que los retrató a todos muchos siglos antes. Hablaba con gente muy a menudo y le avisaban para que afilase pronta la espada. Venian los asesinos.

Regreso a Kafka







La farsa investigada



«Two men were standing behind the grave and were holding a tombstone between them in the air; scarcely had K. arrived when they thrust the stone into the earth and it stood as if cemented there» 
(«A Dream»).


Los procesos

Este es un tiempo pesaroso para los escritores verdaderos. Es un tiempo para volver a Franz Kafka. Tiempo lleno de castillos tomados y procesos sin rostro. Una época de depuración. Nos convertirán en insecto y la enfermedad pronto despachará a muchos. Según Franz Kafka, un hombre con el que se emparejan muchos de los que lo hacen con Pessoa y Borges, un primer signo del comienzo del entendimiento es el deseo de morir. 

Decía Martin Walser del checo:

Ya no nos hará falta recurrir [...] al poeta mismo, puesto que la obra lo es todo en sí misma. En el caso de Kafka la vida debe ser esclarecida a la luz de la obra, mientras que la obra puede prescindir del esclarecimiento que surge de la realidad biográfica.  

Puede resultar una declaración excesiva. Solo el ciego argentino ha tenido, en este tiempo que vivimos, un tamaño suficiente de erudición, de vida íntima tan sucintamente literaria, que pueda dar a entender una experiencia vital desde el pensamiento que translucen sus esotéricos (por herméticos), sus inmateriales y sincréticos escritos. 
Doodle Google Franz Kafka La Metamorfosis
Doodle de Google en homenaje a La Metamorfosis

Pero inexorablemente siempre existe la obra previa. Jorge Luis no se enamoró muchas veces, pero la equivalencia en su psiquis pudo ser la lectura de Quevedo, de Oswald Spengler, de Samuel Taylor Coleridge, o William Wordsworth.  

Borges, vincula (como templo de la crítica que siempre consultaremos) la literatura del oficinista de Praga a que los escolásticos ya llamaron el "regregresus in infinitum", que no dejaba de ser una oda al absurdo de la lógica y por la lógica. Residía la locura matemática en el hecho de que si el tiempo se compone de instantes y el espacio está hecho de puntos, eternamente divisibles, resultaría que una cantidad cualquiera no puede agotarse JAMÁS. Según el genial coloso ciego, "la diferencia esencial con sus contemporáneos y hasta con los grandes escritores de otras épocas, Bernard Shaw o Chesterton, por ejemplo, es que con ellos uno está obligado a tomar la referencia ambiental, la connotación con el tiempo y el lugar... Kafka, en cambio, tiene textos, sobre todo en los cuentos, donde se establece algo eterno."

Se celebra el centenario de la edición de ‘La metamorfosis’ y el hombre occidental sigue viviendo la pesarosa sensación de transitar sometido a una fría máquina, a un estado sin rostro, a una logia implacable. Era una de las ideas de Kafka, también apuntada por el oráculo bonaerense. "Se puede pensar que se redactó en Persia o en China y ahí está su valor. Y cuando Kafka hace referencias es profético. El hombre que está aprisionado por un orden, el hombre contra el Estado, ese fue uno de sus temas preferidos."  
Franz Kafka

William James, en sus Elementos de Psicología, mencionó la misma paradoja con respecto a "un cuarto de hora..." , pero como el número de fracciones es infinito resulta que se saca como consecuencia que no puede pasar nunca un cuarto de hora. Lo planteó antes Zenón de Elea en Grecia, y cinco siglos antes de la era cristiana, un pensador chino, Lie Tsu la formulaba en China bajo la forma de leyenda, algo que hubiera complacido más a Kafka. 

Kafka fue el primero, o uno de los primeros, que lo aplicó a la literatura. Procede este planteamiento de la naturaleza de su sangre semita y lo críptico, hermético de la literatura de la kabbalah. Kafka se sentía cómodo en los acertijos y laberintos, propicios paisajes insondables en los que ocultarse con su enfermedad perpetua, como la soledad del gnosticismo, de los hijos del Zohar, de Dionisio Areopagita o Meister Eckhardt. Navegantes sin casa aquí.


Ese ser neurótico, débil, tremendamente acobardado por la presencia del padre, y básicamente obsesionado con la escritura, redactó en 21 días, entre el 17 de noviembre y el 7 de diciembre de 1912, La Metamorfosis, (¿o es La transformación?) una de las obras maestras de la literatura de todos los tiempos. Siempre existe en los estudiosos una idea que no se atreven a mostrar de frente pero que ante la infantil especie de sus cartas a Felice se refuerza. Kafka era tan asustadizo que escribía de forma oscura ante la amenaza de ser descubierto por su progenitor. Pidió quemar su obra a su muerte por pudor. Tal era la vergüenza que sentía por si mismo, por mostrarse. 

“Mi vida, en el fondo, consiste y ha consistido siempre en intentos de escribir, en su mayoría fracasados. Pero el no escribir me hacía estar por los suelos, para ser barrido”. Kafka, por la propia naturaleza de su terrible literatura, será siempre un autor sin hogar, espacio ni tiempo. Ha sido compartido por muchos y no se han visto el rostro. Robert Musil, De Quincey, Borges, Cervantes, Rimbaud...