Si ya resultó chocante y casi escandaloso todo lo vinculado al fenómeno desahucios, la polémica generada en Madrid por la nueva alcaldesa Manuela Carmena, en el año 15 del siglo XXI, en torno a las hambrunas sufridas por sus ciudadanos (especialmente las infantiles) tiene visos de superar todo lo previsible respecto al uso perverso de temas delicados, la esquiva información presentada y las dudosas conclusiones.
Ya en su día el New York Times, órgano inmaculado de la progresía mundial (y paradojicamente justo cuando el Presidente Rajoy visitaba Nueva York), presentó en portada una imagen de una joven vallecana hurgando en un contenedor, en un demoledor reportaje sobre la crisis económica española, inspirado de cierta manera en la fotografía de Samuel Aranda que en una colección bajo el título La austeridad y el hambre en España convertía el arte y el periodismo en puros instrumentos de la más pura propaganda antigubernamental.
La firmante Suzanne Daley, inequivocamente guiada y en la linea feroz del antiguo diario El Pais (hoy quebrado y sostenido por nuevamente por otro gobierno de derechas), traslada testimonios de ciudadanos españoles e inmigrantes que intentan sobrevivir, rebuscando en la basura, dependiendo de ayudas sociales o de la caridad de ONGs. Rajoy llevaba muy poco en el poder y nadie explicaba a la autora de ese libelo que la caridad, la quejosa Caritas (institución que desde el seno de la iglesia ha dañado con sus estadísticas asombrosas la imagen del país en todo el orbe con tal de finiquitar al gobierno en pleno) y las demás ayudas sociales procedían de dinero gubernamental, y que esa trágica y súbita crisis humanitaria no existía para nadie 6 meses antes, con un gobierno socialista de Champions League.
Mariano Rajoy acudía a la asamblea general de Naciones Unidas (ONU) a hablar de Gibraltar o el multilateralismo y su intervención resultó terriblemente dañada. El Reino Unido debió quedar muy satisfecho. Pero el interés de España, desde el primer episodio documentado por Joseph Perez en La Leyenda Negra, nunca ha sido defendido por nadie. Ni siquiera por sus gobernantes.
La torpeza del partido conservador (que ya no lo es desde hace más de una década) en la defensa de los ataques orquestados desde la magia de lo propagandístico es legendaria. Fracasó cuando tuvo que detener la difusión de unas estadísticas falsarias sobre desahucios, ocurrió lo mismo con la campaña de mentiras sobre recortes sanitarios, sobre incendios, sobre educación, sobre vertidos de fuel, sobre déficit, y tantas otras materias combustibles.
Durante la última campaña electoral, la vigente alcaldesa comunista de Madrid, la milagrosa jueza a los 40, Manuela Carmena no cesó en la difusión de una imagen devastadora de la capital, llena de invisibles desahucios (no hay más que en otros tiempos de crisis de empleo), enfermos semimuertos no atendidos en los pasillos del hospitales, catástrofes alimentarias y elitistas clubs de campo que debían cerrarse.
Ante la ausencia de un contrapeso informativo en cualquiera de los apocalipsis anunciados, cierta prensa minoritaria decidió abordar el analisis de uno de ellos, casi por cansancio. Y hubo sorpresa. O no. Realmente no. Lo que la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, parecía tener claro este jueves se ha ido por un sumidero de indolencia analítica, lugares comunes y bocetos a mano alzada de Biafra y Las Hurdes en los años 50, perdiendo sin saberse bien porqué mas de 10.000 niños malnutridos en un día
La alcaldesa en una grotesca comparecencia, y tal vez mas preocupada por retirar las calles dedicadas a Dalí, Santiago Bernabeu o Enrique Jardiel Poncela, admitía veladamente que no tenía ni la más remota idea de cuántos menores hay en riesgo de malnutrición en Madrid, cuando un día antes aseguraba tener contabilizados unos 25.563. El dirigente de Caritas que presentó su terrorífico informe sobre exclusión social, hambre, miseria, desahucios y desesperación resulta ser (oh, sorpresa, sorpresa) José Manuel López, candidato del partido comunista Podemos. Como ya se ha anunciado sobradamente la Iglesia ha autorizado la inclusión y sostenimiento económico en su seno de los enemigos mas encarnizados de los valores que representa.
Resulta obvio e innegable que la crisis ha destrozado vidas y patrimonios en España. Y en todo el mundo. El retraso en el reconocimiento del desastre financiero que se avecinaba ha dificultado su abordaje. La tibieza del gobierno conservador (a ratos casi socialista) y los casos de corrupción han dañado las posibilidades de permanencia de cualquier proyecto sólido. Sólo la gresca populachera y la reclamación de un aumento del gasto público tienen acogida entre una ciudadanía en ciertas regiones sostenida por entramados medievales de compras de voto clientelares.
La horda regeneracionista en realidad no deja de sostenerse en la pataleta del rencor sostenido, en el infantilismo ilusionista del adanismo, en el desconocimiento de lo más básico, en la ira del fracaso y en las fosas del sistema educativo. Las risas en la Eurocámara por la fragilidad de sus planteamientos o por la pobreza intelectual y académica del lider griego son vergonzantes. Y el otorgamiento de credibilidad a cualquier alegato panfletista es posible. Carmena ha elevado la bobada a la categoría de una de las Bellas Artes. Y el informe sobre hambrunas infantiles es su Capilla Sixtina.
En un desayuno afirmó que "los técnicos y funcionarios" del Ayuntamiento habían investigado minuciosamente el número de menores que pasan hambre en su ciudad. "25.563 niños". Un trabajo exhaustivo. Casi casa por casa. El jueves se criticaba la falta de cifras fiables de la anterior corporación de Ana Botella al censar en 2.700 niños a los que se podían encontrar en riesgo de malnutrición (menores incluidos en el plan del ayuntamiento de comidas a domicilio para el verano). Antes hablaban de desnutrición. Hoy hablan de obesidad o mala alimentación. Las legumbres o y gran parte del pescado se encuentran entre los alimentos mas baratos. Tiren la linea entre los dos puntos.
Pero los argumentos de Carmena son aún más pobres y falsos... Un día después de hablar de 25.563 niños, reconoce que no sabe cuantos hay de verdad. Se han basado en los datos del INE, "en los que no se desglosa Madrid" mezclados con "el padrón madrileño". Son una burda extrapolación. Son pura cábala. Son una sucia mentira que involucra a niños.
Luego la jueza por milagro Manuela Carmena cita una encuesta hecha a los padres por la Asociación Nacional de Pediatría por la cual "15.000 niños de Madrid están en una situación alarmante". Pierde en un día 10.000 de esos niños. Y las 394.000 raciones que dicen repartir a niños con necesidades alimentarias se dividen entre ayudas a domicilio y ¡"los campamentos de verano", a los que acuden 15.000 niños sin necesidades durante 15 días!
Y la verdad es que, a pesar de la crisis humanitaria que vivimos, cierta gente vive pendiente del hundimiento de un barco, de la voladura de un tren. Mientras, una familia catalana vive anonimamente las consecuencias del mayor robo de Europa sin molestia alguna. Mientras, una región del sur ve enjuiciados a sus líderes durante décadas por la red de apropiación de fondos públicos mas tupida desde la Linea Maginot sin una sola protesta popular. Mientras, le quitan la calle a Jardiel. Por contar chistes mientras le fusilaban. El hombre que dio la orden de matarlo a tiros da nombre a una calle desde hace unos pocos años.