George I. Gurdjieff nació en Alexandropol, al sur del Cáucaso, en 1877. Su madre era armenia; su padre, griego de ascendencia y heredero de una tradición oral muy antigua, marcó su infancia con innumerables relatos y poemas.
Educado en la religión cristiana ortodoxa, el joven Gurdjieff atrajo la atención de sus educadores y por ello recibió una enseñanza privilegiada. Destinado por su ambiente a la medicina o al sacerdocio, dejó muy pronto las opciones que se le ofrecían para seguir otros caminos. El estaba obsesionado por la idea de que debía existir en alguna parte un conocimiento más «real» que respondiera mejor a su necesidad de encontrar un sentido y una finalidad a la existencia humana,Desapareció por más de veinte años dedicado incansablemente a su empeño por contactarse con las más antiguas tradiciones. Tendió un velo sobre este período de su vida y es poco lo que se conoce de ella que pueda ser corroborado independientemente de su autobiografía, «Encuentros con Hombres Notables». ¿Se debía acaso a algún juramento?
Hacia 1912 apareció en Rusia. Impactaba a quienes se le aproximaban por la profundidad y la coherencia de su enseñanza, donde parecía fundir los conocimientos de oriente y de occidente. Desde entonces Gurdjieff consagraría su vida a tratar de trasmitir todo lo que había adquirido con tanto esfuerzo.
En 1923 Gurdjieff presentó a sus alumnos en el Teatro de los Campos Elíseos en una primera exhibición pública de danzas sagradas y «movimientos», con la intención de mostrar al público occidental la importancia de la relación con el cuerpo en un camino de conocimiento integral.
A partir de 1934 se reunieron grupos en torno a él, en especial alumnos franceses. Escritores, artistas, científicos, no dejaron de afluir hacia Gurdjieff, aún durante la ocupación. Después de la guerra retornaron los alumnos ingleses y norteamericanos, quienes lo siguieron hasta su muerte ocurrida el 29 de octubre de 1949. Entonces su nombre y su obra eran todavía desconocidas para el gran público.
El sistema de ideas de Gurdjieff y sus valores fue tan complejo e interconectado que, volviendo atrás, es difícil seleccionar un aspecto o una idea como «la básica». El elemento común fue el principio de que sus ideas necesitaban ser redescubiertas en la experiencia del alumno. Por esto decía que «el estudio de la psicología comienza con el estudio de uno mismo».
Para difundir sus enseñanzas, fue creando distintos Centros de estudio e investigación en cada una de las ciudades que visitó antes de llegar a París. El más evolucionado de ellos, llamado «El Instituto para el Desarrollo Armonioso del Hombre» fue el de Fontainebleau, el que funcionó desde 1922 a 1934 en los terrenos de una mansión que había pertenecido a un miembro de la aristocracia francesa del siglo 18. Una de las actividades características en estos institutos era el estudio de las danzas coreográficas originales de Gurdjieff. Durante los años en Rusia fueron llamadas «Gimnasias Sagradas», y después en Francia, «Movimientos».
El apoyo financiero para las actividades de Gurdjieff en Europa Occidental vino inicialmente de Inglaterra, donde sus ideas encontraron aceptación, y donde, desde inicios del año 1920 a su muerte en 1947, Ouspensky tuvo su principal residencia. Más tarde, con el viaje de Gurdjieff a Nueva York y Chicago en 1924, un considerable número de americanos lo siguieron, en gran medida gracias a los exitosos esfuerzos de A. R. Orage en atraer a escritores y artistas norteamericanos. Gurdjieff volvió a los Estados Unidos en varias ocasiones durante los períodos de 1929 al 1939.
Gurdjieff estuvo en Francia por más de una década antes de que sus alumnos franceses expresaran interés en sus ideas y métodos. Desde 1925 a 1935, mientras estaba absorto en escribir sus proyectos, sus ideas y movimientos estaban siendo presentados lentamente en círculos franceses por Alexander y Jeanne de Salzmann, dos de sus alumnos que se habían unido a él en Rusia.
Después de la muerte de Ouspensky, su viuda Sophia indicó a los seguidores de su esposo en Inglaterra y América que hicieran contacto directo con Gurdjieff, quien vivía en París. El período final de su vida, entre 1948 y 1949, se transformó en años de gran cosecha, cuando tanto éstos como nuevos alumnos venían a París y eran presentados a Gurdjieff, quien a esa altura estaba ya muy enfermo.
Algunos de los alumnos del grupo de John G. Bennett en Londres, fueron invitados a formar parte de la gran familia de Gurdjieff, Un día típico en el concurrido apartamento de Gurdjieff se iniciaba a las 12.30 o 13.00 horas con una o dos horas de lectura de alguno de los manuscritos no publicados de Gurdjieff. La lectura era seguida por una comida de media tarde altamente ritualizada. Después de la comida se iban y sólo retornaban casi a las 21.30 o 22.00 horas para otra lectura y una cena más tarde, y frecuentemente escuchaban música de un armonio tocado por el propio Gurdjieff. Normalmente los invitados se despedían a las 2:30 a.m.En el año que siguió a la muerte de Gurdjieff en París en octubre de 1949, fue publicado el primer volumen de su trabajo de tres volúmenes «Todo y todas las cosas». Este fue titulado «Cuentos de Belzebú a su nieto: Una crítica imparcial de la vida del hombre». El libro escrito en el formato de una novela de ciencia ficción, trata de la caída del hombre y del surgimiento inicial de civilizaciones y costumbres que evocan en el individuo impulsos y asociaciones transformándolos en criaturas hechas a la Imagen de Dios. El libro busca derribar la visión del mundo que el lector tiene y, al final, esto evoca en él sentimientos de compasión y esperanza por sí mismo, y por toda la humanidad.
El uso que hicieron las Sociedades Gurdjieff de las historias de Belzebú varía. Algunos de los pequeños grupos independientes vieron el libro como un texto canónico que, como el Nuevo Testamento en la Iglesia Cristiana, es objeto de paráfrasis e interpretaciones. Los grupos asociados con las Fundaciones Gurdjieff, sin embargo, generalmente evitaron la discusión del significado de los pasajes de Gurdjieff en su libro principal. Es como si ellos creyeran que el impacto del libro tiene que ser recibido directa e individualmente. Por lo tanto, según este punto de vista, mientras menos se diga acerca de las ideas expresadas en los Cuentos de Belzebú mejor es.
Podría resultar erróneo el concluir que todo intento de aplicar estándares científico-sociales a la interpretación de textos religiosos -incluyendo el que discutimos- esté limitado a reducir lo trascendental a lo mundano. En el capítulo 27 en las Historias de Belzebú, Gurdjieff describe cómo, en un período prehistórico, un gran santo produjo una transformación de la perspectiva político-social y religiosa en su gente. El logra este objetivo reorganizando la psiquis de sus coterráneos, lo cual resulta en que participan más rica y orgánicamente en lo político, social e incluso en las transacciones económicas de la sociedad. Como resultado de este cambio de perspectiva, desaparecieron en breve cargas morales de larga data en la sociedad, tal como la esclavitud y las castas sociales.
En la asimilación de estos hechos el lector es dejado con múltiples impresiones: una es que, en el caso de las relaciones humanas cotidianas, somos gobernados por sentimientos más que por aquellos conceptos típicamente asociados con la presencia (o ausencia) del poder económico y político; entonces tal destacable cambio seguramente tendría que ser el trabajo de un gran santo. Gurdjieff observa al final de este capítulo que la gente contemporánea tiene tan sólo una vaga noción de una remota «organización sacerdotal» de la sociedad, la cual supone equivocadamente haber sido un período de tiranía religiosa. Tal vez entonces estos fragmentos de información que han sido preservados por algunas antiguas civilizaciones tengan otra interpretación. Finalmente el lector puede interrogarse acerca de cómo en su propia vida aparecen los sentimientos de consciencia.
Por un lado, existen notables diferencias en las interpretaciones dadas a los libros de Gurdjieff por los grupos que lo siguen: y por otro lado, hay consenso en el poco interés mostrado por la biografía del fundador de su movimiento. Generalmente se observa una mínima curiosidad en los detalles de la vida de Gurdjieff. Tal vez porque él decía que la vida era para vivirla en el presente: sólo las ideas, música y gimnasia sacra eran importantes. Si la tendencia de los nuevos movimentos religiosos se dirige al culto de la personalidad, el movimiento Gurdjieff con toda seguridad no comparte tal tendencia.La forma cómo Gurdjieff interactuó con la sociedad y con individuos de diferente temperamento, resulta sutilmente instructiva. La calidad de su instrucción era indirecta. Aunque ella no puede ser imitada, lo cierto es que lo armonioso de su actitud atrevida y flexible se mantuvo desde los primeros acontecimientos ocurridos en episodios de su vida.
Gurdjieff preparó a seis o siete personas claves, quienes como discípulos hicieron duraderas contribuciones a la preservación de su enseñanza. Estos primeros discípulos fueron en gran medida responsables de la transmisión de sus ideas, música, movimientos y textos sagrados.
El mejor conocido en Occidente es P.D. Ouspensky, quien expuso «el sistema» en Inglaterra y América desde los inicios de 1920 hasta su muerte en 1947. Su libro «En busca de lo milagroso», que abarca los años 1915 al 1924, fue publicado póstumamente con la autorización de Gurdjieff. Ouspensky logró expresar por escrito el sistema expuesto por Gurdjieff y, en alguna medida, su poder para trabajar con personas a través de las ideas. Ouspensky fue el discípulo clave en diseminar estas ideas en EEUU, donde él y su esposa se refugiaron durante la segunda guerra mundial.
Orage, de nacionalidad inglesa y fallecido en 1934, fue un reconocido autor, editor y estudiante de filosofía. Estuvo residiendo en el Instituto de Gurdjieff de Fontainebleau a principio de los 20, antes de quedarse en New York como el primer «representante» de Gurdjieff en los EEUU. Trabajó como el principal editor a cargo de la traducción del texto ruso de «Belzebú» y de «Encuentros con Hombres Notables» al inglés.
Otro discípulo importante de Gurdjieff fue Sophia Ouspensky, quien estuvo asociada con él desde el período ruso y que ejerció especial influencia en el desarrollo de las enseñanzas de Gurdjieff en América. La Sra. Ouspensky vivió en los EEUU desde la segunda guerra mundial hasta su muerte a inicios de los 60. Ella dirigió los estudios de Gurdjieff en Mendham, Nueva Jersey.
Todos estos discípulos fueron europeos. En Estados Unidos existió un grupo de escritores y editores dirigidos por Jean Heap, que estuvieron en contacto con Gurdjieff principalmente en Francia.
Jane Heap (1887-1964), nació en Kansas, leyó el libro de Ouspensky "Tertium Organum" cuando apareció la edición americana en 1920, conoció a Orage, y después a Gurdjieff en 1923-24, y visitó por primera vez el Instituto Gurdjieff cerca de París en 1925. Durante el período de 1927-1936 ella vivió en Montparnasse, distrito de París, donde fue el centro de un grupo de mujeres que incluyó a Georgette Leblanc, Kathryn Hulme y Margaret Anderson. En 1936, a solicitud de Gurdjieff, la Sra. Heap se trasladó a Londres y dirigió grupos hasta poco antes de su muerte en 1964.
A mitad de los años 5O, la Fundación Gurdjieff de Nueva York se estableció formalmente bajo la guía de los principales discípulos americanos de Ouspensky y de Gurdjieff, enfrentándose con la difícil tarea de juntar a los seguidores de Orage, Ouspensky y del mismo Gurdjieff. Pronto otros Centros Gurdjieff se establecieron en ciudades tales como San Francisco, Los Angeles y Washington DC.
Jeanne de Salzmann generó mundialmente la estructura y dirección de los Centros de Gurdjieff. Como un aspecto de sus actividades, está su participación en el planteamiento de un filme conocido como «Encuentros con Hombres Notables», con la dirección de Peter Brook el que fue presentado en 1978 y que está basado en ese libro. La película es destacable por dar al espectador una impresión de la energía de la búsqueda espiritual de Gurdjieff. El actor que lo representa logra trasmitir gran parte de ese arrollador empuje característico suyo. También Madame de Salzmann, ya muy anciana, aparece en un filme de exhibición privada dedicado a las danzas y movimientos.Varios discípulos de Gurdjieff se mantienen aún participando activamente en los centros que llevan su nombre, aunque la mayoría de las responsabilidades cotidianas de estos centros con orientación Gurdjieffiana está en manos de discípulos de «segunda generación», quienes estudiaron con discípulos de Gurdjieff, pero no trabajaron directamente con él. En adición, existe un número de organizaciones que invocan el nombre de Gurdjieff pero que no tienen conexión alguna con la Fundación o con algún discípulo que haya trabajado directamente con él.Las numerosas entrevistas efectuadas a seguidores de Gurdjieff acerca de la naturaleza de sus enseñanzas, producen la impresión de que creen que las ideas contenidas en la tradición oral de Gurdjieff no pueden ser comunicadas en detalle fuera de las condiciones indicadas por las actividades de las Fundaciones. Es como que si los seguidores creyeran que el término "trabajo interior", tal como se usa en la tradición oral, no tuviera nada que ver con el término "trabajo interior" usado por el público en general. Ellos creen que se gana muy poco en la discusión con otros acerca de las ideas y actividades del trabajo de Gurdjieff en los términos que son comunes en su tradición oral. Por el contrario, tales discusiones podrían poner en riesgo la especificidad de los significados del lenguaje de Gurdjieff.
Es difícil saber entonces cuál es la gravitación específica del fenómeno Gurdjieff. Los seguidores de Gurdjieff acostumbran decir que su enfoque ofrece una nueva base para el interés espiritual, una nueva razón para vivir, que no había existido previamente en sus vidas. Gurdjieff parecía anticiparnos mucho de este presente estado de confusión religiosa en Occidente. Sus enseñanzas invitan a los buscadores a desarrollar una sensibilidad moral que es alimentada, no por respuestas metafísicas o técnicas, sino por una inefable apertura a sí mismos y a otros.