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lunes, junio 04, 2007

G-8, Kyoto hundido

En la cumbre del G-8 en Heiligendamm, Alemania, Estados Unidos hará frente a una intensa presión para llegar a un acuerdo post-Kyoto sobre el cambio climático que incluya objetivos obligatorios de largo alcance para rebajar las emisiones de carbono. Angela Merkel, presidenta del G-8 y canciller alemana ha respaldado personalmente que se aumente la presión a la administración Bush para que revierta su actual política medioambiental, a pesar de que Estados Unidos ha obtenido hasta ahora mejores resultados en la reducción de las emisiones que la Unión Europea.
Las afirmaciones del 31 de mayo del presidente Bush sobre el G-8 y el cambio climático han llevado a especular sobre si podría dar un giro de 180 grados y aceptar reducciones obligatorias de emisiones de gases de efecto invernadero. Eso sería un error. La administración debería rechazar activamente las súplicas de los demás miembros del G-8 para que acepte controles de uso de la energía que reducen el crecimiento y más bien debería seguir con su exitoso modelo favorable al desarrollo económico. También debería alentar al G-8 a que den la talla en los asuntos que se hablaron durante la cumbre de Gleneagles en 2005, en la que la administración Bush marcó el objetivo de reducir estrictamente las emisiones de gases de efecto invernadero dentro del contexto de crecimiento económico y erradicación de la pobreza en el mundo en desarrollo.
En el año 2005, en Gleneagles, cuando Tony Blair puso el cambio climático como asunto prioritario en la agenda del G-8, él era muy consciente de que emergería la imagen de división sobre las políticas a desarrollar. La administración Bush hizo juegos malabares para terminar dando el sí a comunicado final que abordaba la política medioambiental en una serie de frentes que incluían las soluciones tecnológicas y de inversión.
Al contrario de lo que se acordó en Gleneagles, Europa no ha sido capaz de concentrarse en otras políticas que no fueran el sistema de canje de emisiones de Kyoto. La Unión Europea ha impuesto arbitrariamente un límite a los niveles de emisión de sus estados miembro y luego ha forzado a compañías y grupos a que compren créditos de carbono en otra parte. Europa no sólo permanece firmemente fiel a este enfoque para un sucesor del tratado de Kyoto, sino que también está aumentando la presión sobre Estados Unidos para que se les una.
La canciller Merkel ha dicho que ofrecerá un acuerdo post 2012 en la cumbre del G-8 este año en el que Europa aumentará sus recortes de emisión propuestos del 20% al 30% "si los socios internacionales se unen al plan". A su vez, el presidente Bush anunció en la Casa Blanca el 31 de mayo que "para finales del próximo año, Estados Unidos y otros países fijarán una meta global a largo plazo para reducir los gases invernadero. Además, cada país establecería sus propios objetivos nacionales a medio plazo". Estas propuestas llegan con antelación no sólo a la cumbre del G-8 sino también a la Conferencia Kyoto II de la ONU, programada para diciembre.
El gran problema es que la formulación de la política medioambiental de la Unión Europea está más basada en escenarios catastróficos de calentamiento global que en la sensatez científica.
La mayoría de los científicos está de acuerdo en afirmar que las emisiones de dióxido de carbono han tenido un efecto marginal de calentamiento, pero no hay consenso científico de que el calentamiento global vaya a causar un cambio climático catastrófico. Por ejemplo, el Panel Intergubernamental de la ONU sobre el cambio climático (IPCC) ha hecho proyecciones acerca de la subida del nivel del mar durante el próximo siglo que van de 18 a 59 centímetros, no los 5 a 6 metros de los que habla Al Gore, ex vice presidente de Estados Unidos, en su libro Una verdad inconveniente.
Además, las sugerencias de un vínculo causa-efecto entre el calentamiento global y los huracanes perjudiciales como el Katrina en realidad contradicen el consenso científico. El alarmismo no es consensuado. Por ejemplo, el Informe Stern del año 2006 sobre los aspectos económicos del cambio climático que procuró medir los efectos del calentamiento global sobre la economía mundial se ha visto muy desacreditado debido a sus múltiples debilidades analíticas. Por consiguiente, Estados Unidos debería tomar medidas prudentes para incrementar la fiabilidad de las predicciones globales sobre el clima antes de adoptar políticas de grandes consecuencias en este terreno.
Estados Unidos también debe asegurarse de que cualquier política sobre el cambio climático tenga ventajas que superen sus costes. Mientras que los costes del calentamiento global se exageran a menudo y están demasiado politizados, se presta poca consideración a los costes asociados con las metas obligatorias de reducción de emisiones. Incluso si Estados Unidos hubiera ratificado el Protocolo de Kyoto, e incluso si Europa y otras naciones estuvieran cumpliendo con las metas en su totalidad, el tratado evitaría un aumento de 0,07 grados centígrados de la temperatura antes del año 2050, a un coste para Estados Unidos de 100.000 a 400.000 millones de dólares sólo entre 2008 y 2012. Por ello, Estados Unidos debería sopesar con mucho cuidado tanto los costes como los beneficios de la política medioambiental antes de embarcarse en cualquier acuerdo post Kyoto.
El ministro alemán de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, indicó recientemente que el mundo en desarrollo sólo se ocupará del cambio climático una vez que "las naciones industrializadas cumplan con su responsabilidad". Estados Unidos ya ha tomado la iniciativa. Sigue siendo el líder mundial gracias a su desarrollo de tecnologías más limpias y debería continuar insistiendo que se invierta en ellas como un asunto clave en la agenda de Heiligendamm. Los sistemas energéticos de bajas emisiones presentan una inmensa oportunidad para que el mundo en desarrollo pueda disminuir sus emisiones de carbono sin necesidad de hipotecar sus economías.
Un modus operandi basado en avances tecnológicos ofrece al mercado la oportunidad de encontrar a los ganadores y perdedores entre las futuras fuentes alternativas de energía. La opinión pública ya confía en la empresa privada por encima del Gobierno para que lleve la batuta en lo que a reducción de emisiones se refiere. En respuesta al informe Stern, una encuesta de Populus revelaba que el 69% de los británicos considera a las empresas como los agentes más eficaces para combatir las amenazas contra el medio ambiente y el 74% convino en que la innovación tecnológica, en lugar del intervencionismo gubernamental, es la mejor manera de enfrentarse a los futuros retos medioambientales. De hecho, las afirmaciones que hizo el presidente Bush el 31 de mayo son coherentes con esa vía. Bush enfatizó tanto la necesidad de una participación global como la importancia de la tecnología para crear los medios económicamente prácticos de reducir las futuras emisiones de gases de efecto invernadero. Estados Unidos debería insistir en una política que utiliza el sector privado para el desarrollo y la innovación de la tecnología. El intervencionismo gubernamental a través de subsidios no es más que otra fórmula para el desastre.
La Unión Europea quiere hacer creer al mundo que Estados Unidos se ha granjeado la antipatía global debido a su política medioambiental. En realidad, la Asociación Asia-Pacífico sobre Desarrollo Limpio y Clima es un acuerdo por el que los países desarrollados y en desarrollo pueden coordinar la creación y el despliegue de tecnologías limpias. Es un enfoque que se basa en el crecimiento económico y que implica activamente a dos economías crucialmente importantes como son China e India, además de ser mucho más flexible y aplicable que el sistema de limitación y canje de emisiones.
Poner límites obligatorios a países en desarrollo restringirá su competitividad, impedirá su crecimiento, hará que a largo plazo el cumplimiento sea menos probable y seguramente provocará que los empleos se vayan a países que son incluso menos limpios. Por lo tanto, hace falta un enfoque integrado para abordar de manera conjunta los retos del desarrollo humano, de la energía y de la reducción de emisiones. La administración Bush debe darle prioridad a la creación de riqueza como política clave para combatir y adaptarse a los fenómenos del cambio climático. Una nación con una economía fuerte puede hacerle frente de mejor forma a cualquier desafío futuro –sea provocado por el calentamiento global o de cualquier otro tipo– que una nación cuya economía se ha debilitado por décadas de medidas inhibidoras del crecimiento como las previstas en el Protocolo de Kyoto.
Conclusión
El calentamiento global presenta riesgos, pero también lo hacen las políticas destinadas a combatirlo, y los últimos pueden superar fácilmente a los primeros. El Protocolo de Kyoto está demostrando ser costoso y problemático; la mayoría de los signatarios europeos ni siquiera están en el camino correcto para cumplir con sus requisitos. Si Estados Unidos emprende acciones desatinadas, muchos empleos norteamericanos acabarán en naciones como China o India que están exentas del cumplimiento de Kyoto y que continúan emitiendo gases invernadero a niveles más altos por PIB que Estados Unidos.
En lugar de reducir las emisiones racionando la energía, Estados Unidos ha emprendido iniciativas de investigación para desarrollar nuevas tecnologías que mejoren las emisiones de carbono y ha establecido contactos con países desarrollados y en desarrollo para coordinar la creación y el despliegue de estas tecnologías. La actual histeria sobre el calentamiento global no puede durar mucho más porque no se basa en hechos científicos. Mientras tanto, Estados Unidos debe resistirse a la aplicación del protocolo de Kyoto o de medidas similares porque dar marcha atrás sería caro y difícil.
©2007 The Heritage Foundation * Traducido por Miryam Lindberg. Libertat Digital.
Sally McNamara es analista de política europea en el Centro Margaret Thatcher por la Libertad de la Fundación Heritage. Ben Lieberman es analista político del Instituto de Estudios de Política Económica Thomas A. Roe de la Fundación Heritage.

martes, mayo 29, 2007

Dinesh D'Souza


Dinesh D'Souza, miembro de la Hoover Institution, es autor de varios libros y ensayos, algunos tan exitosos como Illiberal education, The virtue of prosperity y What´s so great about America. No logro una traducción de El enemigo en casa.
Dinesh D’Souza ha sido una de las estrellas intelectuales de la derecha norteamericana. Llegó a Estados Unidos en 1978 procedente de la India. En la Universidad –el Darmouth College, una de las más antiguas universidades norteamericanas-, colaboró en una revista estudiantil de derechas y empezó a hacerse un nombre con sus análisis y, más de una vez, por sus provocaciones. Escribió un best seller ácido sobre la educación universitaria (Illiberal Education: The Politics of Race and Sex on Campus), que recuerda en algo la primera obra importante de una de las grandes figuras de la derecha norteamericana, William F. Buckley.
Se trata de un autor que con sólo 45 años ha sido ya capaz de transmitir con claridad y conocimiento los valores innatos y los principios claves del pensamiento conservador norteamericano. Llegado a Estados Unidos como estudiante de intercambio desde su India natal, D'Souza es hoy una referencia de primer orden y un autor a tener en cuenta tanto por su claridad de ideas como por el modo de transmitirlas.
Cartas a un joven conservador no aspira a ser un denso estudio de teoría política, sino una primera introducción a los conceptos claves del conservadurismo. El libro se estructura a modo de epistolario: el autor escribe a un joven universitario una treintena de cartas sobre distintos aspectos del pensamiento conservador, con ejemplos reales de la vida occidental y los modos de enfrentarse a todo ello desde la visión conservadora estadounidense. Se trata, en último término, de una suerte de introducción que inspira y motiva para comprender los fundamentos básicos del ideario conservador y lo que significa ser de derechas en el contexto norteamericano. Sería deseable una traducción al español, para convencer a muchos liberales de la necesidad de hablar, pese a las lógicas diferencias, de una derecha liberal-conservadora.

En su capítulo inicial, D'Souza muestra cómo el moderno conservadurismo norteamericano es muy diferente a la idea europea de "conservador" absolutista. El primero desecha la idea reaccionaria de mantener el viejo régimen y negar las formas de la democracia moderna. Ser conservador significa conservar los principios de la revolución americana, la que dio la primera gran Constitución liberal al mundo. En esos principios conservadores norteamericanos se hallan la defensa de la unidad nacional, el sentido de comunidad local, la importancia de la familia, la espiritualidad y la creencia en el mérito y en la responsabilidad individual. En el ámbito religioso se respetan la decisión personal y cualquier creencia, bajo la premisa de que existen unos principios morales compartidos por los humanos que, a través de la libertad, nos llevan a la búsqueda de la felicidad.
El verdadero conservador vela y respeta también los principios del liberalismo clásico en su preocupación por las cuestiones cívicas y sociales. En esto, D'Souza acierta al diferenciar el verdadero liberalismo de la falacia en que las izquierdas lo han querido convertir tras apropiándoselo, en una maniobra que ha confundido a muchos. Es así que la diferenciación entre las izquierdas y la derecha liberal-conservadora (o conservadora-liberal) resulta harto evidente.
Las derechas, según plantea D'Souza, enfatizan ideas y políticas dirigidas al individualismo (no al socialismo), al crecimiento económico (no a la redistribución de la riqueza), a la igualdad de oportunidades (no al igualitarismo totalitario), al amor por la nación y la tierra (no al desmembramiento de la unidad nacional ni a la vaguedad de la alianza de civilizaciones), a la defensa militar como medio de asegurar la paz (no al imposible diálogo con el terrorismo).
Capítulo a capítulo, D'Souza desgrana algunas de las ideas fundamentales de nuestro tiempo y abre los ojos a quienes, a inicios del siglo XXI, confunden lo que significa la verdadera defensa de los valores de la libertad. Es así como en este libro hallamos, por ejemplo, un desmantelamiento de lo "políticamente correcto", esa forma de represión bajo manto de liberación. Los liberales clásicos –en línea con los conservadores– rechazan tal concepto porque creen realmente en la libertad de expresión y en la individualidad. Las izquierdas, en cambio, pretenden servirse de él para suprimir los puntos de vista de aquellos a los que odian. De ahí que, por ejemplo, en los círculos universitarios de la progresía se impida hablar a cuantos no comulgan con las tesis impuestas por las izquierdas y su falacia del "multiculturalismo" –especialmente tratado en el capítulo 6–, la "diversidad", los programas de "Acción Afirmativa" (cap. 11), los reclamos radicales de ciertos "feminismos" (cap. 12) o la vaguedad del "postmodernismo" (cap. 13).
Conforme vamos deshojando Letters to a young conservative entendemos la fuerza de las razones de la ideología conservadora y su permanente lucha contra los modelos totalitarios estalinistas, maoístas, castristas… precisamente los mismos que las izquierdas han acariciado y mimado desde la ceguera marxista, en una confusión ideológica y moral de lamentables consecuencias. Es en este punto donde D'Souza incluye unas magníficas páginas (cap. 8) sobre la importancia histórica de la figura de Ronald Reagan, personaje al que el autor ya dedicó un libro completo y para quien trabajó como analista político en la Casa Blanca.
Otro aspecto de sumo interés es la crítica demoledora de D’Souza a los grandes gobiernos. Nuestro autor rompe con el tópico izquierdista de que el sector privado está motivado por la usura y el sector público por un noble idealismo y lanza una llamada a la urgente necesidad de reducir el tamaño del Gobierno norteamericano, tanto en el plano federal como en el local.
También se ocupa de la falsa idea de la polarización económica y la distancia entre ricos y pobres. D'Souza deja claro, con pruebas más que convincentes, que el capitalismo –no el Gran Gobierno– es el único medio para generar riqueza y prosperidad entre los ciudadanos, tanto individual como colectivamente. El 80% de los millonarios que hay actualmente en Estados Unidos partieron de la nada, y se hicieron ricos por iniciativa propia y por unos mecanismos fiscales –justo los que apoyan los conservadores– basados en la reducción de impuestos y el aliento de la iniciativa privada y la creación de riqueza.
Interesantes son, asimismo, las valoraciones que vierte sobre la manipulación de las izquierdas en diversos frentes de la vida pública norteamericana: en algunos sectores universitarios (cap. 14), en buena parte de los medios de comunicación (cap. 15), en el sistema judicial (cap. 16); y las páginas que dedica a cuestiones latentes como el derecho a llevar armas (cap. 17), el matrimonio homosexual (cap. 23), el aborto (cap. 25), la globalización (cap. 26) o la inmigración (cap. 27).

Letters to a young conservative es una primera entrada para conocer los valores conservadores estadounidenses, algunos de los cuales no están muy lejos de lo que en España hemos calificado como derecha liberal-conservadora. A su vez, sirve para acallar la mala fama de dicho ideario.


Dinesh D'Souza, Letters to a young conservative. Basic Books (Nueva York), 2005. 229 páginas.

miércoles, mayo 23, 2007

Sobramos algunos


Paul Watson (el que acompaña en la foto a otro gran intelectual del ecologismo, el mismisimo MACGYVER), fundador de Greenpeace (o greedpeace) asi como fundador y presidente de la organización ecologista Sea Shepherd Conservation Society, ha escrito que la superpoblación humana es "un virus (...) que está matando a [su] anfitrión, la Tierra", y que, por eso mismo, el número de personas que habitan este planeta ha de reducirse en un 85%. "Ninguna comunidad humana debería superar los 20.000 miembros", remacha Watson en un ensayo reciente. "Necesitamos reducir radical e inteligentemente la población humana a menos de mil millones". Watson considera que la Humanidad es "el sida de la Tierra", y aboga por que no haya coches, aviones ni barcos, excepción hecha de los veleros. 
¿Estamos ante las opiniones de un fanático? Desde luego. Pero el caso es que Watson no es ningún mindundi: cofundador de Greenpeace y ex miembro de la junta directiva del Sierra Club. La revista Time le nombró uno de los "héroes" medioambientales del siglo XX, y una de sus luminarias la organización Daily Points of Light, cuya presidencia honoraria ostenta George Bush padre. Por muy descerebradas que sean sus propuestas para borrar de la faz de la Tierra a 5.500 millones de seres humanos, así como las comodidades que brinda el mundo moderno, es poco probable que socaven su prestigio entre la élite verde; todo lo contrario: la hostilidad a la tecnología y al crecimiento demográfico es moneda corriente en el movimiento ecologista. 
En su libro de 1990 La explosión demográfica, Anne y Paul Ehrlichdescribían el nacimiento de un bebé norteamericano como "un desastre para los sistemas de mantenimiento de la Tierra". Algo parecido escribió Al Goredos años más tarde, en La Tierra en juego. Padre de cuatro hijos, quien fuera vicepresidente de los Estados Unidos con Bill Clinton sostenía entonces lo que sigue: "Para devolver la salud al medio ambiente global, no hay objetivo más crucial que alcanzar la estabilización de la población humana", o sea, traer menos críos al mundo. 
 
Lamentarse por los índices de fecundidad del ser humano está de moda por lo menos desde 1798, es decir, desde que Thomas Malthus escribió ese célebre ensayo en el que sostenía que la población crecía más rápido que las existencias de alimentos y, por lo tanto, en el futuro aumentarían las hambrunas y la miseria a medida que creciera el número de recién nacidos. Malthus estaba equivocado, como él mismo acabó reconociendo, pero, dos siglos después, las cosas siguen igual, y la misantropía neomalthusiana está más de moda que nunca. 
 
El Optimum Population Trust acaba de dar a conocer un informe en el que se aboga por la reducción de la población humana como la "más eficaz" estrategia para evitar el cambio climático. "Lo mejor que podría hacer cualquiera (...) para ayudar al futuro del planeta", sugiere John Guillebaud, copresidente del OPT, es "tener un hijo menos". 
 
Pues no es eso lo que dicen los hechos. 

Para cuando Malthus se encontraba escribiendo su Ensayo sobre el principio de la población, es decir, justo antes de que echara a andar el siglo XIX, habitaban la Tierra 980 millones de personas; hoy somos unos 6.500 millones, lo que significa que la población se ha multiplicado por siete. Si los alarmistas estuvieran en lo cierto –cuanta más gente, más sufrimiento y más devastación–, deberíamos llevar una vida mucho más pobre, degradada y penosa que la de nuestros antepasados. Pero claro, no es el caso. Los seres humanos del siglo XXI disfrutan de unos niveles de salud, riqueza, seguridad e higiene superiores a los de quienes habitaban el planeta en el año 1800. Por supuesto, también comemos mejor, y somos más productivos. 
 
Quien se sienta tentado a desechar por cándidas semejantes afirmaciones debería echar un vistazo al más reciente libro del veterano analista Indur Goklany: Improving State of the World. Ex delegado de EEUU en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, Goklany ha reunido una montaña de datos que sustentan la tesis de que la calidad de vida crece a medida que las naciones se enriquecen. Según Goklany, el crecimiento económico y el cambio tecnológico no sólo no representan un desastre para nuestra especie y nuestro planeta, sino que les son de gran ayuda, pues posibilitan que cada vez más gente viva mejor en unos entornos cada vez más limpios. Evidentemente, todo esto no quiere decir que no siga habiendo miseria en el mundo, o que los países industrializados no aventajen en riqueza al mundo en desarrollo. Ahora bien, ha de decirse también que es en las sociedades más pobres donde se registran algunos de los mayores avances. Hablemos, por ejemplo, de alimentación. La población mundial ha crecido más de un 150% desde 1950. 
 
Sin embargo, la Revolución Verde ha hecho posible tal abundancia de alimentos que los precios de éstos han caído, en términos reales, un 75%. En el lapso de una generación, la malnutrición crónica ha caído en los países pobres del 37 al 17%. Entre tanto, en EEUU el precio de los alimentos de primera necesidad, como las patatas o la harina, ha caído más de un 80%. Hablemos también de la mortalidad infantil. Antes de la industrialización, 200 de cada 1.000 niños nacidos vivos morían antes de cumplir un año. 
 
Según Goklany, en EEUU la mortalidad infantil ascendía a 160 por 1.000 en una fecha tan tardía como 1900; sin embargo, hacia el año 2004 la tasa había caído hasta los 6,6 por 1.000. En los países en desarrollo el descenso de la mortalidad infantil se inició más tarde, pero está siendo más rápido. Así, la tasa china ha pasado en medio siglo de 195 a 30 por 1.000. En cuanto a la esperanza de vida, de los 31 años de 1900 hemos pasado a los 66,8 de 2003. Educación, trabajo infantil, calidad del aire, libertad, hambre, tiempo de ocio, pobreza..., elija usted el tema: la Humanidad se encuentra mejor que nunca. No es cierto que los niveles de vida hayan de caer cuando aumenta la población. Allí donde hay mercados y mentes libres, donde hay crecimiento económico y avances tecnológicos, el progreso humano está completamente garantizado. "La Humanidad, aunque más numerosa que nunca y aunque sigue siendo imperfecta, nunca se ha encontrado en mejores condiciones", afirma Goklany. Vivimos mejor que nuestros antepasados, y quienes nos sucedan podrán vivir mejor que nosotros. 
 
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe © y Copyright Libertad Digital.

domingo, mayo 13, 2007

Ayn Rand


I am often asked whether I am primarily a novelist or a philosopher. The answer is: both. In a certain sense, every novelist is a philosopher, because one cannot present a picture of human existence without a philosophical framework. . . . In order to define, explain and present my concept of man, I had to become a philosopher in the specific meaning of the term. — Ayn Rand, “Preface,”  For the New Intellectual



Leo mucho de Ciudadela (incluyo dos portadas importantes) y me encuentro en Arquitectos de la cultura de la muerte y en La nueva revolución americana (este libro del gran José María Marco, guru de La Ilustración Liberal) referencias a esta mujer, que hasta tiene un The Ayn Rand Institute, y una vida que abarca de guionista de Hollywood fugada de Rusia a referencia esencial del liberalismo yankee. El mismo Marco me glosa su figura con este texto:

Ayn Rand -de nombre de pila, Alissa Rosenbaum- nació en San Petersburgo el 2 de febrero de 1905. Pronto decidió ser escritora, aunque, instintivamente ajena al misticismo y al colectivismo característicos de la cultura rusa, siempre tuvo como modelos los escritores europeos occidentales. Durante sus estudios en el instituto fue testigo del paso por el poder de Kerensky, al que apoyó, y de la Revolución bolchevique de 1917, que denunció como un golpe de Estado desde el primer momento. La familia huyó de los desórdenes y de la guerra civil a Crimea, donde Alissa terminó la enseñanza secundaria. Tras el triunfo bolchevique, la farmacia de los Rosenbaum fue confiscada y la familia sufrió privaciones.En 1921 Alissa se matriculó en la Universidad de San Petersburgo para estudiar Filosofía e Historia. Allí tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la degradación de la Universidad y del saber impuesta por los comisarios políticos y descrita, como la expropiación del negocio familiar, en su primera novela, la autobiográfica We, the Living (Los que vivimos, Barcelona, Plaza y Janés, 1992). La protagonista, Kira Argounova, estudia ingeniería pero tiene que asistir a cursos sobre "Mujeres proletarias y analfabetismo", "Electrificación proletaria" y "El camarada Lenin y el camarada Marx". Kira Argounova, enfrentada a una vida sin perspectivas, intenta salir de la Unión Soviética pero es muerta a tiros por la policía fronteriza.
Alissa Rosenbaum tuvo más suerte y a finales de 1925 consiguió un permiso para visitar a unos familiares en Estados Unidos. El permiso era temporal, pero Alissa estaba decidida a no volver a pisar la Unión Soviética. A los 21 años está en Berlín y tras una breve estancia en París, llega a Chicago, donde pasa seis meses: los suficientes para que le amplíen el visado. Decidida a seguir su vocación de escritora, y fascinada por el cine, Ayn Rand -todavía Alissa Rosenbaum-, se muda a Los Ángeles con la intención de trabajar de guionista. Cecil B. De Mille le ofrece un trabajo como extra y más tarde como lectora de guiones.
En Hollywood conoce a Frank O'Connor, un joven actor con el que se casa pronto. El matrimonio duró hasta la muerte de Frank 50 años más tarde, a pesar de la larga relación que Ayn Rand mantuvo con un colaborador y discípulo suyo casado con Barbara Felden, autora de la excelente biografía The Passion of Ayn Rand. Como Frank pasa largas temporadas sin trabajar, Ayn Rand acepta cualquier trabajo, incluido uno en el departamento de vestuario de RKO, aunque por fin logra vender un primer guión a Universal. Termina Los que vivimos, un estremecedor retrato de los primeros años de socialismo real en San Petersburgo, pero no se lo publican hasta tres años después, en 1933, con un recibimiento reticente por parte de una crítica infestada de progresismo. Ayn Rand dirá más tarde, cuando preste testimonio ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas en 1947:
"Es casi imposible dar a entender a personas libres lo que es la vida bajo una dictadura totalitaria... (El pueblo ruso) intenta vivir una vida humana, pero es una vida completamente inhumana. Intenten ustedes imaginar lo que es vivir bajo un terror permanente desde la mañana hasta la noche, y por la noche seguir esperando a que suene el timbre en cualquier momento, un país en el que se tiene miedo de todo y de todos, donde la vida no cuenta nada, menos aún que nada...".
En 1935 empezó a escribir The Fountainhead (El manantial, Barcelona, Orbis, 1988), para lo que se documentó en el estudio del arquitecto de origen estonio Louis Isadore Kahn. Howard Roark, el arquitecto protagonista de El manantial, es el primer gran protagonista épico de la obra de Ayn Rand, un hombre como "puede y ha de ser un hombre", que consigue triunfar imponiendo su propia concepción de la arquitectura. Rechazada por doce editoriales, este canto al individualismo y a la independencia fue publicado por fin en 1943 y se convirtió, sin apenas publicidad, en uno de los grandes best-sellers del siglo XX. Cinco años después se estrenó la versión cinematográfica, también titulada El manantial, con Gary Cooper como protagonista. Trabajando a tiempo completo de guionista, Ayn Rand empezó a escribir Atlas Shrugged (La rebelión de Atlas, en Obras Completas, Barcelona, Luis de Caralt, 1961) que se publicó en 1957, y tiene por protagonistas a dos empresarios, Dagny Taggart y Hank Rearden, que intentan sacar adelante sus respectivos negocios en una Norteamérica arrasada por la intervención gubernamental masiva y el caos social subsiguiente. A medida que se intensifica la devastadora intrusión del Estado, algunos eminentes empresarios, intelectuales y profesionales liberales empiezan a desaparecer. Negándose a colaborar con el totalitarismo, fundan en el Estado de Colorado una utopía capitalista con un símbolo: el signo del dólar. Además de ficción menor (entre la que se cuenta el relato Anthem, protagonizado por Equality 7-2521, un ser que ha de aprender a decir yo en un mundo dominado por la colectividad), Ayn Rand escribió numerosas colaboraciones periodísticas, conferencias y ensayos de muy diversa índole, entre los que están For the New Intellectual (1961), Capitalism: The Unknown Ideal (1966), The Romantic Manifesto (1970) y The New Left: The Anti-Industrial Revolution (1971). En ellos, como en su obra de ficción, fue elaborando un pensamiento que llamó "Objetivismo", basado en la afirmación de la razón como principio de conocimiento. Su defensa radical del "egoísmo racional", opuesto a la irracionalidad de cualquier altruismo, y la del capitalismo libertario como único medio de lograr el solo objetivo posible de la vida humana, que es la felicidad individual, le llevaron a distanciarse de los grandes grupos políticos y de las corrientes contraculturales e irracionalistas, presuntamente libertarias, de los años 60 y 70.
Fumadora impenitente, como muchos de sus personajes, falleció de una enfermedad pulmonar en Nueva York, el 6 de marzo de 1982 a los 77 años de edad. Su legado, de gran influencia en el pensamiento liberal norteamericano, ha venido siendo difundido y reivindicado por varias organizaciones, entre ellas el Ayn Rand Institute. Su obra se sigue reeditando con éxito, hasta tal punto que figura todavía en las listas de libros más vendidos. En las librerías españolas se encuentra aún alguna edición de Los que vivimos y de El manantial. El resto de la obra de Ayn Rand está agotado, o no ha sido publicado en España. Entre las muchas páginas web que le están dedicadas, destaca http://www.aynrand.org.
"Civilización es el proceso por el que el hombre se libera de los hombres.""La pobreza no es una hipoteca sobre el trabajo de los demás; la desventura no es una hipoteca sobre la felicidad: el fracaso no es una hipoteca sobre el éxito; el sufrimiento no es un cheque en blanco, y su alivio no es el fin de la existencia; el hombre no es un animal que haya de ser sacrificado en el altar de los demás; la vida no es un inmenso hospital.""Cuando el 'bienestar común' de una sociedad se contempla como algo aparte y superior al bienestar individual de sus miembros, el bienestar de algunos hombres prevalece sobre el bienestar de otros, y esos otros son destinados al sacrificio."
Capitalism: The Unknown Ideal
"El principio básico del altruismo es que el hombre no tiene derecho a vivir por su propio bien, que el servicio a los demás es la única justificación de su existencia, y que el sacrificio es el más alto deber moral, la más alta virtud, el valor más alto. No debemos confundir altruismo con generosidad, buena voluntad o respeto por los derechos de los demás. Estos no son valores primeros, sino consecuencias que el altruismo, de hecho, hace imposibles. El valor irreductible, primero y básico del altruismo es el sacrificio propio, que quiere decir: inmolación de uno mismo, abnegación, negación de uno mismo, autodestruccción, es decir: el yo es el mal y los demás el bien."
Philosophy: Who Needs It
"Si algunos hombres disfrutan de algún derecho sobre el producto del trabajo de los demás, entonces estos están despojados de sus derechos y condenados al esclavismo.""La mayor virtud: la capacidad de hacer dinero.""La riqueza es producto de la capacidad del hombre para pensar.""Cualquier compromiso entre el alimento y el veneno conduce a la victoria de la muerte. Cualquier compromiso entre el bien y el mal lleva a la victoria del mal."
Capitalism: The Unknown Ideal
"La racionalidad es el reconocimiento de que la existencia es un hecho en sí, que nada puede alterar la verdad y que nada puede prevalecer sobre el hecho de comprenderla, que es en lo que consiste el pensamiento."
La rebelión de Atlas
"El único propósito del gobierno es proteger los derechos del hombre, es decir, protegerlo de la violencia física. Un auténtico gobierno no es más que un policía, que actúa en nombre del derecho a la autodefensa del ser humano y, como tal, sólo puede recurrir a la violencia contra aquellos que han hecho uso de ella."
La rebelión de Atlas
"Quien quiere a todos los hombres odia a la humanidad. No espera nada de ella.""No hay que decirle a nadie que sea orgulloso; te odiarán. No lo dirán, pero te odiarán. Dirán que los odias a ellos."
El manantial
"El socialismo es la doctrina según la cual el hombre no tiene derecho a vivir por su propio bien, que su vida y su trabajo no le pertenecen a él, sino a la sociedad, que la única justificación de su existencia es el servicio a la sociedad, y que la sociedad puede disponer de él según le plazca, con tal de conseguir su propio bienestar colectivo, tribal."
The New Intellectual
"No hay diferencia entre comunismo y socialismo, salvo en los medios para conseguir un mismo objetivo final: el comunismo se propone esclavizar a los hombres por la fuerza; el socialismo, por el voto. Es la misma diferencia que existe entre el asesinato y el suicidio."
Foreign Policy Drains U.S. of Main Weapons
"El país que ha alcanzado los mayores logros, la mayor prosperidad, la mayor libertad, se construyó sobre el derecho del hombre a perseguir su felicidad. Su propia felicidad, no la de los demás."
El manantial.









sábado, mayo 12, 2007

Europa y su aniversario amnésico. Samuel Gregg

El 26 de marzo, los europeos celebraron el 50° aniversario de la firma del Tratado de Roma, el comienzo de la integración que hoy es la Unión Europea. Habida cuenta de todo lo malo ocurrido en Europa a lo largo del siglo XX –dos guerras mundiales, surgimiento de ideologías asesinas como el marxismo y el nazismo, la exterminación de 6 millones de judíos–, estas cinco décadas de intercambio pacífico son un buen motivo de celebración.
Pero no todos los "eurócratas" están convencidos de que todo vaya bien. Jacques Delors, ex presidente de la Comisión Europea, y Jean-Claude Juncker, ex presidente de la UE, piensan que el proyecto de unificación está pasando por su peor crisis. Se refieren a que se está dando largas a la integración constitucional, rechazada por los votantes franceses y holandeses en 2005. Es poco probable que Bruselas trate de imponer de nuevo su infame tratado constitucional de 511 páginas. Es mucho más razonable esperar una estrategia subrepticia de cambios graduales con el objeto de centralizar el poder en Bruselas, a través de ratificaciones aportadas por las dóciles legislaturas nacionales, en lugar de aprobarlo por referendo popular.
La realidad es que, al margen de lo que suceda con la constitución, ésta no resolvería los dos grandes problemas de la Unión. El primero es el continuo malestar económico. Aunque los europeos suelen ser eficientes manejando sus negocios ya establecidos, numerosos informes indican una gran escasez de nuevas actividades y de espíritu emprendedor, especialmente si se compara con lo que está sucediendo en India y China.
Aunque 2006 fue uno de los mejores años para la economía de la UE, en la última década la economía se estancó, mientras aumentaba el desempleo. Eso pone en peligro la promesa política de seguridad económica para todos. Hay un mayor porcentaje de pobres actualmente en Suecia (país que se consideraba el paraíso socialdemócrata) que en Estados Unidos.
La Agenda de Lisboa sobre liberalización económica está paralizada. Los intentos de implementar pequeños cambios provocan una fuerte oposición, tanto de la derecha como de la izquierda, y vociferantes manifestaciones, logrando que se retiren las propuestas. Un símbolo de inercia política es que la mitad del presupuesto anual de la UE está destinado a subsidios agrícolas, para proteger a los agricultores europeos de la competencia de los países en desarrollo, los mismos que los líderes políticos europeos aseguran querer ayudar.
Pero el mayor problema es de amnesia. Como manifestó el Papa Benedicto XVI recientemente, durante la conmemoración del Tratado de Roma, la identidad tiene que ver directamente con la memoria. Así como los individuos no se comprenden a sí mismos sin saber dónde han estado y qué han hecho, tampoco lo logran las naciones y culturas. Dicho de otra manera: el Papa dice que la gente que sufre de amnesia se enfrenta a serios problemas a la hora de tomar decisiones sobre el futuro porque no saben de dónde vienen. Eso mismo se aplica a Europa.
El Papa no alega que haya que ser cristiano para ser verdaderamente europeo, sino que es importante reconocer los hechos que hay detrás del desarrollo de la civilización europea: que la cristiandad es una síntesis de sabiduría hebrea, pensamiento griego y derecho romano que fue decisiva en el desarrollo de la cultura europea; que pensadores cristianos como Tomás Moro aportaron contribuciones claves a la causa de la libertad contra el absolutismo; que el surgimiento del capitalismo entre europeos cristianos no fue casualidad; y que hasta el lema de la Revolución Francesa –liberté, egalité, fraternité– es incomprensible sin la influencia cristiana sobre tales conceptos.
Esta pequeña lista le resulta repugnante a la mayoría de la actual clase dirigente europea. Lamentablemente, el post-modernismo está de moda entre los apparatchiks y altos funcionarios de la Unión. Su determinación de ignorar la historia europea anterior a Rousseau no resulta un buen augurio para los próximos cincuenta años.
© AIPE -Samuel Gregg es director de investigaciones del Acton Institute.
(22-02-2007) La nueva batalla campal en Europa

domingo, abril 29, 2007

Garmendia


Hoy estaba en el hospital y me subia por las paredes viendo a la Leire Pajin indignada y doliente con el drama de DAFUR. Yo me rebotaba porque esa inutil está contratada para arreglar eso y no restregarnos por el rostro otra cosa que no sean soluciones. Es lo del piji/progre; cuando están sin poder culpan al gobierno y al mundo asesino teledirigido por Americanos o fascistas; cuando gobiernan culpan al mundo e infringen la indignidad de lo humano. Ellos siempre en ese sentimiento acomodaticio (aquí no hablan de Alianza de Civilizaciones) del que está sometido por el mal pero con el propósito de lucha listo.
Garmendia habría sido fino con ella. Estos hijos de la meritocracia que solo babeaban lamentos pero nunca asumian responsabilidades eran ejecutados con su cuchillo de tinta. Murió este miercoles. Han llorado en Sevilla (mucho en el Betis). Era ateo por la gloria de DIOS, decía, y poseía antiguallas internas en forma de valores milenarios. Amaba la tribu y creó un personaje para entretenerla. Arte.










jueves, enero 25, 2007

Hoy por tí, mañana por mi


Yo no quiero que se muera... Te lo comento como un consuelo, si no le dejan suicidarse: ten paciencia y cuando acabe la condena, ¡puedes darte un tiro para seguir matando! Que planazo mas obsesivo: matar, matar, matar.... que aburrimiento, Juanito. Con lo bien que se come en tu pueblo. Pero los mas graciosos son los progres, apelando a lo de siempre cuando no hay argumentos: las razones humanitarias, el sentimentalismo... En el fondo no dejan de pensar como los católicos. Eso del rollo humanitario, a ti si que te tiene que dar un asco del ocho, Juanillo. Anda, animate, y toma la medicación.









jueves, diciembre 21, 2006

A por José Manuel Martín Medem!!

Un mamarracho llamado José Manuel Martín Medem ha escrito (una deposición en realidad) en un papelucho de título laRepública.es: ¡A por Fraga! 15:55h. del Miércoles, 13 de diciembre. 

Axel Buchheister es un propagandista del terrorismo de Estado de Pinochet que trabaja para el Instituto Libertad y Desarrollo,vinculado con la UDI (Unión Demócrata Independiente) que es el partido chileno de la estirpe del dictador. En su intervención en Chile contra la Ley de Control de Armas, Buchheister escribió lo siguiente: "La posibilidad de poseer un arma de fuego constituye una medida de la libertad de las personas. Es sintomático que el país más libre de la tierra, Estados Unidos, garantice constitucionalmente a sus ciudadanos el derecho a poseer armas de fuego. El derecho de tener armas es símbolo de la libertad". 
 
El diario madrileño EL MUNDO publica hoy un artículo de Axel Buchheister que contiene una apología del terrorismo al justificar que Pinochet decidió "aplicar la fuerza" como respuesta "al odio y a la violencia de la izquierda" para producir "una enorme revolución econòmica, social e institucional" que ha llevado a Chile a "una democracia sólida, estable y eficiente". EL MUNDO sólo identifica a Buchheister como miembro del Instituto Libertad y Desarrollo y no aclara su ubicación polìtica en el fascismo chileno que adora a Pinochet. 
 
Resulta ademàs contradictorio que en la misma edición EL MUNDO denuncie lo que ha dicho Fraga ("Podrá haber cometido algunos excesos pero en principio Pinochet deja un país mejor de lo que se lo encontró") y publique un artìculo elogiando esos "excesos" y sus criminales consecuencias. Como consecuencia de estas lecturas, creo que ya es hora de ir a por Fraga y hacerlo en Chile para mantener simultaneamente la memoria insurgente contra Franco y Pinochet. Si en España se pudo denunciar a Pinochet apelando a la justicia universal, ¿por qué no se elabora una denuncia similar contra Fraga (los especialistas sabrán cual es el procedimiento adecuado) para llevarla ante los tribunales chilenos con el argumento incontestable de que este complice de las barbaridades de la dictadura franquista se ha beneficiado en España de la impunidad impuesta por la transición a la democracia? Julián Grimau se lo merece.









sábado, diciembre 09, 2006

Jean-Francois Revel: Pope y Gran elefante del pensamiento liberal



Muerto el socialismo y, en todas partes, se privatiza, se liberaliza, se acepta la globalización. La gran mascarada, El conocimiento inutil, Ni Marx ni Jesus, anticiparon todo esto. Primer polemista de Francia, “bon vivant”, amante del vino y de la buena mesa, pero al tiempo fino orfebre de las ideas y un sólido devoto de la lógica y del sentido común. 

“Ama las ideas - escribió Franz-Olivier Giesbert -, y en cuanto percibe una falsa, se relame y se anuda una servilleta alrededor del cuello, antes de cortarla en pedazos con una alborozada gula”. 

Miembro de la Academia Francesa y filósofo de formación, egresado de la misma Escuela Normal de donde salieron un Sartre o un Raymond Aron. Esa voracidad informativa suya (desde el amanecer lee los periódicos o escucha las noticias en la radio) puesta al servicio de un espíritu profundamente analítico, además de su doble condición de periodista y explorador de la historia, le permitieron pronosticar, en “Ni Marx ni Jesús” la muerte del comunismo cuando nadie creía esto posible. Se sorprende comprobando que no se ha puesto en tela de juicio la validez del socialismo. “Marx murió pero los franceses no quieren saberlo”, declaró alguna vez. Y tal vez lo mismo sucede en América Latina, continente donde los dogmas de un marxismo primario sustentan al régimen de Castro, a los partidos de la izquierda socialdemócrata, al gobierno populista de Hugo Chávez y, desde luego, a las guerrillas en Colombia y en Chiapas. 

También esos mitos perduran en muchos socialistas europeos, pese a que un Felipe González, un Tony Blair, un Gerhard Schröeder y un Maximo D´Alema o un Veltroni se apartaron de Marx. A esta supervivencia de la utopía socialista en el mundo alude Jean-Francois Revel, en “La grande Parade”, el ensayo más leído en Francia en el último año, “La gran Mascarada”. A pesar de que el comunismo no se aplica en ninguna parte, se le condena cada vez menos; y a pesar de que es condenado casi universalmente, el liberalismo se aplica en todas partes. ¿Por qué?
Es una paradoja que tiene una explicación. Entre 1917 y 1991 tuvimos un socialismo real: el de los países comunistas. Y no era bueno. Mal que bien, la izquierda no comunista se veía obligada a reconocer los errores y aún los horrores de este sistema: el “goulag”, los desastres económicos de la Unión Soviética, las masacres del gran salto hacia delante en China, el “boat people” de Vietnam, etc. Pero, desaparecido el socialismo real y libres ya de esa incómoda realidad, políticos e intelectuales de izquierda, en todas partes, pueden hoy regresar cómodamente a un socialismo que recupera su primitiva condición de utopía. Y la utopía, por definición, es imposible de objetar. Así, sus bellas intenciones y sus ideas generosas de igualdad y justicia social se enfrentan ventajosamente al infame liberalismo, lleno de defectos...
Claro. En todas partes se liberaliza, se privatiza, se acepta la apertura al mercado internacional. Es una evolución mundial, a la que no escapan ni siquiera países dirigistas como la India. Los propios chinos quieren comprar y vender en Europa y en América. Chile, Argentina y Uruguay, donde estuve el año pasado, esperan que les compremos, sin trabas, sus productos agrícolas. Nadie es tan loco como para encerrarse en sus propias fronteras. La globalizacion es un hecho  irreversible.
A quien habla contra la globalizacion o mundializacion uno le pregunta: ¿bueno, está usted a favor de cerrar las fronteras? No, no, de ningún modo, contesta. ¿Quiere usted la colectivización de los medios de producción? Tampoco. ¿Está usted contra la libertad de comercio y la libre circulación de personas? No, claro que no, le responde. No quiero decir eso. ¿Entonces que es lo que quiere decir?, pregunta uno, porque en realidad no ve donde está la otra alternativa. Eso me recuerda una frase del general Velasco Alvarado recogida en el Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano: “El gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas no es ni capitalista ni comunista sino todo lo contrario”.
Las protestas de Davos, Praga o Seattle tienen una explicación. La intelligentzia de la izquierda no comunista tuvo en todas partes una formación marxista. Filosoficamente se formó en la idea de que debía acabarse con el capitalismo, fuente de todas las injusticias. De modo que para esos izquierdistas el peligro supremo sigue siendo el capitalismo, aunque no exista ya otro modelo con que reemplazarlo. Esa es todavía la filosofía de muchos. Sólo que se encuentran ya muy desorganizados intelectualmente. Se contentan, pues, con ir a Seattle, a Davos o a Praga para apedrear o quemar los Mac Donalds. ¿Y que han conseguido con ello? Pues que los países ricos, como sucedió en Seattle, mantengan cerrados sus mercados agrícolas, en detrimento de los países pobres. Como ve, el pensamiento dialéctico ha caído muy bajo.
Las políticas liberales se extienden en todo el mundo y, al mismo tiempo, en el plano ideológico, la insurrección contra el liberalismo se hace muy intensa. Se puede encontrar en un sistema liberal toda suerte de defectos, de injusticias, de desigualdades, justamente porque no parte de una construcción ideológica sino de un manejo de la realidad, que es siempre compleja. Las ideologías, como elaboraciones teóricas, son perfectas. La realidad nunca lo es. Adam Smith no postuló una teoría. Simplemente observó qué era lo que había permitido a unas sociedades volverse más ricas que otras y extrajo las consecuencias. Y son, por cierto, las sociedades liberales las que establecieron los grandes sistemas sociales. A ellas pertenecen la seguridad social, los subsidios familiares, las indemnizaciones por desempleo y otras prestaciones sustanciales. Claro que para lograr eso hay que crear riqueza, y la riqueza se crea dejando trabajar la empresa privada y no ahogándola. No se puede proteger a los pobres con una economía deficiente.
Y no hay otra opción, puesto que la única que existía, fuera del capitalismo, era el socialismo y fracasó. Hoy lo que existe son diferencias sobre el modo de aplicar el capitalismo: con más o menos mercado, con más o menos impuestos o con una u otra forma de redistribución. Solo se responde con simples métodos totalitarios de descalificación, que los nostálgicos del marxismo lanzan contra los partidarios de la libertad económica. Con ellos no se puede discutir. Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, me dijo tranquilamente un día que Mario Vargas Llosa era fascista. ¿Por qué dice eso?, le pregunté yo. Vargas Llosa no ha hecho sino escribir contra las dictaduras de derecha y de izquierda. Es un demócrata. Bueno, para Ramonet era fascista porque no estaba en contra de la globalizacion ni de los Estados Unidos...
Es grotesco el caso de respeto a Fidel Castro. Política y económicamente nadie cree ya que Castro sea un ejemplo de nada. Pero juega en su favor, al menos para la izquierda, su antiamericanismo. Y luego existe esta especie de superstición en torno al concepto mismo de revolución. La culpable de ello, supongo, es la revolución francesa. Revolución es una noción sacralizada. Se piensa que es algo siempre noble y desinteresado. Tiene una connotación romántica. Todo lo que se haga en nombre de ella tiende a ser justificado.
La mentira gobierna al mundo. Muchas gentes fueron a la Unión Soviética en los años treinta y vieron las mismas cosas que André Gide había visto, pero pintaron otro cuadro. Entre ellas, el propio Malraux, cuando era un compañero de viaje del comunismo. Otros iban a la China de Mao y regresaban diciendo que todo era maravilloso sabiendo que eran mentiras Al lado de ellos, había obreros franceses que iban a trabajar a la URSS y a su regreso contaban lo que habían visto a sus amigos en el café; algo mucho más exacto. Claro, ellos no eran intelectuales. No escribían en “Les temps modernes”...
Comparo el nazismo con el comunismo. No he sido el primero en decirlo. Lo dijo Gide en su libro “Regreso de la URSS” en 1936. Lo dijo el más venerado de los dirigentes socialistas de Francia, Leon Blum. Lo dijeron escritores de la izquierda no estalinista. Hay historiadores que aceptan esta tesis. La estructura de los dos regímenes era muy similar. Inclusive en la Alemania nazi había una gran admiración por la restauración del Estado que había hecho Lenín. Antes del Pacto Germano soviético de 1939, funcionarios nazis viajaron a la Unión Soviética para conocer el funcionamiento de los campos de concentración. La gran diferencia es que la ideología nazista es directa. Hitler dijo todo lo que se proponía hacer. La ideología comunista, en cambio, estaba matizada por la utopía. Era engañosa. Ofrecía cosas muy nobles y atrayentes. La felicidad, la igualdad...Y mucha gente, de buena fe, creía que todo eso vendría con el socialismo. Y en vez de prosperidad, encontró pobreza; en vez de libertad, opresión.
El totalitarismo construye siempre una ideología que da la dispensa de matar. Ellos piensan: nosotros tenemos la verdad absoluta y, por lo consiguiente, tenemos el derecho al poder absoluto. Si no nos dan ese poder, tenemos el derecho de matar a quienes no estén con nosotros. No importa si esas fuerzas totalitarias se encuentran en una democracia donde hay elecciones y libertad de expresión. Es precisamente su condición minoritaria la que los lleva a emplear la violencia. La violencia es el sustituto de los votos que no tienen. En cuanto a la frontera entre derecha e izquierda... En la política que aplican los gobiernos, ninguna. Todos se ven obligados a aceptar la lógica de la evolución económica. De ahí que los partidos socialistas de hoy en día sólo tienen de socialismo el nombre. El socialismo, tal como se concibió en el siglo XIX y trató de aplicarse en el siglo XX, con la apropiación por el Estado de los medios de producción, ha muerto. Sobrevive sólo como utopía. Y la utopía no puede servir de remedio para los males que genere el capitalismo. La corrección de esos males sólo podrá venir del propio liberalismo. No hay una vía diversa.

Negacionistas


El intento de los nazis alemanes de eliminar a toda la población judía europea, es la mayor locura a la que  debió enfrentarse ese pueblo en su historia, tras pogromos múltiples, leyendas negras, la lucha por la supervivencia ante el mundo árabe, desde los tiempos de los faraones. Es también un problema cristiano. La mayoría de los perpetradores del Holocausto eran miembros bautizados de la Iglesia. Los espectadores no hicieron nada para impedirlo,  y también eran reputados miembros de las Iglesias protestante y católica.

Medio centenar de 'negacionistas' han sido invitados por el gobierno de Irán para cuestionar la muerte de seis millones de judíos por los nazis. Es un nutrido grupo de pensadores europeos que participará la semana que viene en Teherán en una conferencia que cuestiona la muerte de seis millones de judíos a manos del nazismo con cargo al Ministerio de Exteriores irani. Los ponentes son anónimos: en una decena de países europeos negar el Holocausto es delito. Algunos viven desperdigados en países europeos que les han ofrecido asilo político. Otros están en prisión. Son muy activos a través de Internet, pero rara vez se encuentran. Teheran es su gran cita, y algunos de ellos correrán el riesgo de volver a prisión con tal de participar en lo que consideran un caso único del ejercicio de la libertad de expresión.

John Sack escribió “Daniel in the Denial Den” (“Daniel en la caverna de los negadores”), en la revista Esquire, febrero de 2001. En él, describe sus experiencias en una “conferencia internacional” del Institute for Historical Review, en California. Allí el Dr. Robert Countess, ministro presbiteriano y profesor de griego clásico y hebreo usaba una camiseta con esta inscripción: ¿NINGÚN AGUJERO? ¡NINGÚN HOLOCAUSTO! (Esto se refiere a la afirmación de un negacionista francés, Paul Faurisson, que examinó los techos en ruinas de las infames cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz, y no encontró los agujeros por los cuales se habría introducido el gas ciánido para matar a las personas allí encerradas. Entonces llegó a la conclusión de que el Holocausto era un mito). Antes, Countess había declarado en una carta al editor del número de marzo de 1988 de la revista de libertad religiosa Liberty, de los Adventistas del Séptimo Día, que “las investigaciones académicas actuales” sobre la era nazi revelaban “las extremas exageraciones” de las muertes de judíos. El número de judíos “desaparecidos durante el período de guerra está a lo suma entre 300.000 y 1.500.000”.

Herman Otten, luterano, decía en Christian News, de 1990: “Llegó el momento de que los cristianos dejemos de creer y promocionar una de las mayores mentiras y calumnias del siglo XX”. Es la idea de que los alemanes exterminaron a seis millones de judíos durante la segunda guerra mundial, y planeaban matar a todos los judíos de Europa. Desafiaba a “una de las doctrinas más sagradas del mundo”, la “religión del Holocausto”. Promocionar esta “farsa” como verdad, era mentir, y constituía una violación al mandamiento de no levantar falso testimonio.

En Irán, 67 investigadores de 30 países quieren desmontar "una de las herramientas de propaganda, utilizada con fines políticos para apoyar al pueblo judío en el siglo XX", según reza la presentación del encuentro, que se celebrará el próximo lunes y martes en Teheran, en el Ministerio de Exteriores irani. Serge Thion, de 64 años y antiguo investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de París, condenado en Francia por "poner en cuestión la existencia de crímenes contra la humanidad", piensa que el presidente irani, Mahmud Ahmadineyad, "ha hecho soplar vientos de libertad" al poner sobre el tapete el Holocausto. "Parece mentira que los iranies nos tengan que dar lecciones de libertad de expresión". Flávio Gonçalves, un joven portugués anarcosindicalista, piensa que el Holocausto es "la coartada perfecta para que Israel haga lo que quiera". "El régimen iraní está siendo un apoyo importante para las corrientes revisionistas y negacionistas de Europa". Gonçalves es un miembro atípico del movimiento revisionista, dominado por la extrema derecha (esto debe decirlo EL PAIS).
Robert Faurisson, venerado líder de 78 años, teme ("Las victorias del revisionismo") confirmar su participación. "¿Ha oído hablar de la euroorden? Podemos ser detenidos en cualquier parte de Europa". Condenado recientemente a tres meses de prisión y para quien las cámaras de gas fueron simplemente "hornos crematorios donde se llevaban los cadáveres. Era necesario, porque entonces había muchas infecciones". Austria, Bélgica, Francia, Alemania, la República Checa, Lituania, Polonia, Eslovaquia y Suiza tienen leyes que condenan la negación del Holocausto. En virtud de estas normas, son muchos los negadores que han acabado entre rejas. El neonazi alemán Ernst Zundel, encarcelado en su país desde hace más de dos años por difundir propaganda nazi e incitar al odio después de ser extraditado desde Canadá, es uno de los reos más célebres y admirados del movimiento.



Junto a él, también en prisión, Horst Mahler, ex fundador de la Baader-Meinhof, la Fracción del Ejército Rojo alemán, y hoy miembro de la extrema derecha. Hace meses que a Mahler, uno de los invitados de excepción de la conferencia de Teherán, las autoridades alemanas le retiraron el pasaporte tras anunciar su intención de participar en el seminario. Su asistencia ha quedado descartada. No se piensa en ningún español, aunque sí en Gerd Honsik, miembro de la extrema derecha austriaca afincado cerca de Marbella, del que sus amigos dicen desconocer su actual paradero. Honsik tiene vínculos con la Falange de Málaga, con otras páginas negacionistas y con foros germánicos.

Ahmadineyad cuestiona el Holocausto de mil formas. Primero fue el concurso irani de caricaturas sobre el Holocausto, convocado como reacción a la publicación en un diario danés de unas viñetas de Mahoma. Y ahora, la conferencia. La crisis de las viñetas se ha convertido en la coartada argumental de los negacionistas, que argumentan que la libertad de expresión que Europa predica a la hora de permitir la publicación de caricaturas del profeta debería aplicarse también a los que niegan los crímenes del nazismo.

Otra controversia importante es la de la “singularidad” del Holocausto, cuestión analizada en el simposio editado por Alan S. Rosenbaum, Is the Holocaust Unique? Perspectives on Comparative Genocide (Boulder, CO: Westview Press, 2001). “¿Es este genocidio tan único que sólo puede ser la experiencia del pueblo judío, y no puede analizarse ni explicarse, sino sólo ser considerado como lo Tremendum, algo tan imponente y terrible que los no-judíos no pueden identificarse con él? ¿Puede considerarse a otros genocidios, como los de Armenia, Camboya o Ruanda-Burundi, como holocaustos? Si así fuera, ¿relativiza o trivializa esto al Holocausto judío? ¿Se trivializa este término cuando es usado por los movimientos pro-vida (anti-aborto) de los Estados Unidos, que se refieren al holocausto que se perpetra contra los “no nacidos”, y cuando los afroamericanos definen la esclavitud como “nuestro holocausto”? Si fuera relativizado en alguna forma, ¿perdería así su fuerza para frenar la larga tradición de antisemitismo que acosó de tal forma a la humanidad?

martes, octubre 17, 2006

Fraga y el descanso imposible



Cuando los viejos no tienen miedo, sientes que la memoria fue vendida y falseada. Los perdedores pidieron un pacto y algunos se comprometieron a no descansar jamas. Nunca existió nada. Todo fue un pacto.

Lo que Fraga quiso decir en Granada y los intolerantes no le dejaron...



jueves, abril 27, 2006

Jared Diamond



Con cierta tristeza (por el retraso) e indolencia, va asomando por las librerías patrias la obra de este laureado estudioso evolucionista, como yo y Lopez-Caro. Jared Diamond recibió el Pulitzer por Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies. En su obra trata de dar una explicación racional al devenir de las razas, tribus, continentes, culturas y economías. Justifica las vicisitudes de los pueblos en virtud de criterios como su cultura y alimentación, la agricultura, su geografía, la evolución demográfica, factores climáticos, etc.
"I've set myself the modest task of trying to explain the broad pattern of human history, on all the continents, for the last 13,000 years. Why did history take such different evolutionary courses for peoples of different continents? This problem has fascinated me for a long time, but it's now ripe for a new synthesis because of recent advances in many fields seemingly remote from history, including molecular biology, plant and animal genetics and biogeography, archaeology, and linguistics."



En Colapso (véase aquí) deposita su atención y catastrofismo mas característico en la crisis de suministros de alimentos, la deforestación, el OVERFISHING y la crisis energética. No habla sin embargo del antifaz que supone para la colectividad la manipulación de las masas por los medios, el gobierno de lo politicamente correcto, el abandono de la fuerza como combustible de los pueblos, el crecimiento de la raza política...

"Why Did Human History Unfold Differently On Different Continents For The Last 13,000 Years?" [4.23.97]
"Jared Diamond Awarded Pulitzer Prize for General Nonfiction" [4.15.98]
"Laying A Foundation For Human History" Bill Gates on Jared Diamond [4.15.98]
"How to Get Rich" [6.7.99]
"Why Do Some Societies Make Disastrous Decisions?" [4.29.03]

martes, marzo 28, 2006

Errol Morris



Con Coppola, Wenders, Erice, etc., Errol es uno de los cerebros mas preclaros de esta mierda de negocio sobrevalorado que es el audiovisual. No se ofrece al gran público porque su caudal de recursos virgenes se vería contaminado de chicle y televisión. Anoche ví la multipremiada Fog of war; una charla intensa con Robert Strange McNamara, secretario de defensa durante la guerra de Vietnam, lo que incluye el terrorífico periodo de guerra "fría" de 1961 a 1968.


First Person
Bien sabe Dios lo mucho que he buscado su filmografia esencial (The Thin Blue Line, Vernon, Florida, Gates of Heaven, Mr. Death, Fast Cheap & Out of Control, A Brief History of Time o todos los episodios de First Person, por fin disponibles en dvd), pero poquita cosa esta disponible en zona 2, Europa.


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jueves, octubre 20, 2005

La muerte de Wenceslao Carrillo

Santiago Carrillo
Doctor Carrillo

Nadie quiere ningún mal para Carrillo. Pero no se puede premiar a quien dejo un rastro de sangre a su paso hace tan poco. Es difícil dar publico homenaje a quien mató a tantas personas (algo natural en una guerra) y, en virtud de diferencias ideológicas, amenazó de muerte hasta a su progenitor.
No temblaba ni ante su padre Wenceslao, a quien le dio el boleto el 15 de mayo de 1939 desde París, cuando acusó a él y a los suyos de fascistas, trotskistas, bujarinistas, traidores, zinovietistas, besteiristas, contrarrevolucionarios, traidores, ambiciosos, caballeristas-trotskistas, infames… para terminar con esta despedida 

“No, Wenceslao Carrillo, entre tú y yo no puede haber relaciones, porque ya no tenemos nada en común, y yo me esforzaré toda mi vida, con la fidelidad a mi Partido, a mi clase y a la causa del socialismo, en demostrar que entre tú y yo, a pesar de llevar el mismo apellido, no hay nada en común”.
"Unos y otros sentís el mismo odio al gran país del socialismo, la Unión Soviética, y al jefe de la clase obrera mundial, el gran Stalin, porque son la vanguardia y el amigo fiel de todos los pueblos que luchan por la libertad; porque han ayudado constantemente al pueblo español, y también porque han sabido barrer con mano de hierro a vuestros hermanos gemelos, los traidores trotskistas, zinovietistas y bujarinianos".
"Cada día es mayor mi amor a la Unión Soviética y al gran Stalin, a los que vosotros odiáis y calumniáis precisamente porque han ayudado a España de una manera constante a través de toda nuestra lucha. Cuando pides ponerte en comunicación conmigo olvidas que yo soy un comunista y tú un hombre que ha traicionado a su clase, que ha vendido a su pueblo. Entre un comunista y un traidor no puede haber relaciones de ningún género. Tú has quedado ya del otro lado de las trincheras."

Carrillo jamas luchó en el frente. No fue visto en ningún enfrentamiento. Han dicho cosas tremendas de los que fueron a verle en el exilio y no regresaron jamas. Yo no me atrevo a juzgarle. Doctor Honoris causa al pacifismo integral.